Cuestiona Arquidiócesis pasividad en marcha feminista

La jerarquía católica criticó la actuación de las autoridades ante los hechos vandálicos generados en la marcha convocada para denunciar la violencia de género, ya que la violencia es un monstruo de mil cabezas y uno de sus mayores daños es actuar bajo lo políticamente correcto.

Esta actuación, advirtió, provoca mayores consecuencias y un abuso contra víctimas que no se pueden defender, resignadas y abandonadas a soportar más allá del colmo.

En su editorial del semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis de México calificó como retóricas y fáciles las declaraciones oficiales como “no criminalizar la protesta”, pues puede ser la punta del iceberg de dimensiones riesgosas.

Por ello, urgió a la atención eficaz a este problema, pues de continuar con remedios superficiales, ocasionales y dulzones, sólo se apuesta a una violencia mayor.

Sostiene que actuar no es sinónimo de reprimir. “Actuar como autoridad democrática es garantizar la paz, defender los derechos y la seguridad de todos, lo otro es la omisión hipócrita de responsabilidades elementales”, precisa.

Con el título “No más violencia contra la mujer”, la postura de la jerarquía católica capitalina va más allá, al señalar que una mano dura que tome el camino de la represión- sea abierta y pública, o escondida y hasta legalizada como la llamada “ley garrote”- es tan reprobable como una mano blandengue que ignore las responsabilidades y derechos, así como que digan que van a arreglar todo con abrazos amorosos o tolerando impunidades selectivas.

Ambas manos, reconoció, son la catapulta de una violencia latente que tarde o temprano se vuelve más difícil de contener en el marco de las leyes y las instituciones.

En referencia a las mesas de diálogo que encabeza la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum con representantes de organizaciones feministas que participaron en las protestas, la Arquidiócesis Primada de México llamó a no conformarnos con esta política, donde no se dialoga, ni se defiende el bien común, sino intereses particulares.

Por ello, consideró que México necesita encontrar un camino estable hacia el ejercicio de los derechos, la paz y el respeto.