Muñeca Cruel

La Tiendita de los Horrores

Por Emilio Hill

El humor es la salida digna de lo excesivo. Un poco también el cinismo. Dame un género y mi respeto a sus formas lo convertirá en parodia. Lo anterior parece ser la línea de la más reciente entrega de la saga Annabel, que a su vez parte del universo fílmico del Conjuro y las aventuras del siempre bien avenido matrimonio de los Warren.

Y es que en Annabel: Comes home: (Gary Dauberman,2019) la forma que construye al género se reconoce sin concesiones y por esto, abarca su único universo real: un humor soterrado que se da el lujo de mezclar desde la horror teen movie, hasta el de moda y comercial tema de muñecas poseídas, su base primigenia.

En esta tercera entrega de la muy fea muñequita poseída, no cabe más el estridente universo diabólico de los Warren, ese matrimonio de cazafantasmas unidos, claro está, por la miseria, pero no la de las pequeñas idiosincrasias de la convivencia diaria, sino la de la adrenalina que les da atrapar demonios. Lo anterior, es literal y no lleva figura retórica.

Porque en este filme, el lazo malévolo que une a toda la franquicia, se deja de lado y solo se utiliza para dar unidad a la serie, y que de paso el también guionista Gary Dauberman, juegue, juegue de plano a las muñecas y se burle de su propia creación.

En la película, se percibe una deconstrucción del género que navega en un plano soterrado, pero nunca secundario. El horror está presente, pero en un sentido primario. Lo que importa, el principal valor de esta entrega es la falta de seriedad y desparpajo cínico con la que Dauberman decide navegar.

En esta ocasión,  Lorraine y Ed Warren  (Vera Farmiga y Patrick Wilson), salen de viaje por un caso que deben resolver, previo a recoger a la pequeña muñequita diabólica y guardarla en el cuarto de los tiliches poseídos.

Dejan a su pequeña hija Judy (McKenna Grace) al cuidado de la tierna nana púber Mary (Madison Iseman), quien a su vez tiene una amiga metiche y bulleadora, Daniela (Katie Sarife), que se mete donde no debe y claro libera a nuestra pequeña amiga Annabelle.

En escena entra un atolondrado adolescente que pretende a Mary , Bob (Michael Cimino), quien se esconde en un gallinero casi toda la película. En medio de persecuciones y un false-horror, pero con momentos de efectismo fluye esta entrega.

Porque la premisa inicial, una muñeca poseída que trae la desgracia a quien la posea y de paso se roba almas, es reconocida por el director como un  absurdo pero ya tangible, reconocido y utilizado para dar viabilidad a una teen movie horror, con los gritos y corretizas  que esto lleva. Una suerte de Misterio a la orden, pero sin perro glotón. Para eso está el personaje de Bob.

En cuanto a Judy, la hija de los Warren, juega a la Winona Ryder en Beetlejuice. En realidad, el filme no contribuye a la trama general de la franquicia. El hecho en el que se basa resulta huérfano de algún modo si se asocian los acontecimientos de toda la serie, pero la audacia del director de no tomarse en serio, hace que valga la pena.

El humor, hay que aclarar, es un reconocimiento soterrado. En un primer plano, subyace el horror, que visto y comparado con los otros filmes es algo banal. Lo que importa es el perfecto reconocimiento del cinismo con el que transita la película.

Aquí está el género para que hagas lo que quieras de él. Muñeca cruel. Diría conocida canción.

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