Por Arturo Lino Guzmán
La recuperación del sector turístico en el mundo y especialmente en México durante 2021, se percibe difícil, pero lo que queda claro es que se realizarán esfuerzos para su reactivación con medidas complementarias que impidan un colapso mayor al ocasionado a la industria en 2020 por la pandemia de Covid-19 y es que la emergencia sanitaria aún no está controlada -“domada” para algunos-, pues sigue en aumento el número de contagios y por consiguiente de muertes.
El cierre de fronteras (que algunos gobiernos aplicaron rigurosamente durante los meses iniciales de la contingencia y que dio resultados en cuanto a salud se refiere, pero que ocasionó quebrantos a sus economías), ya no es la única opción para detener los flujos turísticos, pues la necesidad de las personas de hacer viajes por diferentes motivos –placer, familiar, negociosos, trabajo, médico o de índole religioso- no se han suspendido y en la medida que se conoce más del virus, los controles se amplían como es el caso de las disposiciones de Estados Unidos para el ingreso de turistas o viajeros a su territorio, que se complementan con las que disponen algunas aerolíneas de diferentes nacionalidades para garantizar seguridad de quienes se desplazan a otros destinos.
Junto con el cubrebocas y/o caretas, el uso de gel antibacterial y el lavado constante de manos, así como los controles de temperatura en los aeropuertos, se complementan con la detección de pruebas rápidas de Covid-19 a los pasajeros antes de iniciar su viaje y que incluso ya son avaladas por el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC por sus siglas en inglés), que si bien son buenas y necesarias, pueden ocasionar una disminución de flujos turísticos en los países que apliquen éstas últimas.
El anuncio del nuevo gobierno de Estados Unidos, que encabeza Joe Biden, en el sentido de que sus ciudadanos que viajen a México se sometan a una cuarentena de siete días después de su visita a nuestro país, preocupa a autoridades y empresarios turísticos nacionales, pues aquellos norteamericanos que tienen la intención de visitar un destino mexicano lo pensarán dos veces ya que se someterán a un mayor estrés durante su desplazamiento.
De esta manera, para la industria turística se vislumbran meses aciagos ya que aunado a los asuntos de sanidad, los empresarios del ramo turístico no encuentran los apoyos para sortear la crisis y tampoco los incentivos que les permitan lograr mejores condiciones para prestar sus servicios a los turistas, que si se suma que es en los viajes a los destinos de playas donde se han registrado aumento de los contagios, el panorama no es nada prometedor.
Si bien en 2020 la caída en turismo fue devastadora y para este año se vislumbra una mejoría parcial, las expectativas que dio a conocer hace un par de semanas la Secretaria de Turismo federal comprueban que tendremos otro año complicado, sin muchos motivos para festejar una recuperación, sobre todo cuando ya el mismo titular del sector, Miguel Torruco Marqués, reconoció que se podrían mejorar las condiciones del sector en los últimos meses del año.
Por lo pronto, el propio funcionario, quien por ciento tiene reducido su margen de maniobra en sus funciones, dio a conocer las perspectivas que tendrá el sector en los periodos vacacionales y los fines de semana largos de 2021, con los que, al parecer, de ahora en adelante, serán clásicos: los escenarios Optimista, Conservador y Pesimista
En los tres, las cosas pintan relativamente bien en comparación con 2019, año de referencia, pues los periodos vacacionales de Semana Santa y Pascua -del 29 de marzo al domingo 11 de abril; de verano, del 5 de julio hasta el 29 de agosto; e invierno, del 20 de diciembre al domingo 9 de enero de 2022, habrá variaciones importantes en cuanto a llegada de turistas, derrama económica y ocupación hotelera
Así, en materias de ocupación hotelera, llegadas de turistas a hotel y derrama por concepto de centros de hospedaje, de acuerdo al mejor escenario estimado, para la temporada de invierno se podría tener un nivel superior a lo registrado en el mismo periodo de 2019, con 60.1 por ciento 66.5 por ciento en 2021 en la ocupación; 0.7 por ciento más en 2021 que en 2019 en cuanto a llegadas; y 1.2 por ciento superior a hace dos años
Para las semanas Santa y de Pascua, el Optimista plantea una ocupación hotelera de 65.4 por ciento; la llegada de cinco millones 726 mil turistas a centros de hospedaje; y una derrama por este concepto de trece mil 937 millones de pesos. Conservador: ocupación de 57.9 por ciento; el arribo de cinco millones 69 mil turistas; y una derrama de doce mil 251 millones de pesos. Y Pesimista: ocupación de 50.9 por ciento; llegada de cuatro millones 456 mil turistas y derrama de diez mil 720 millones de pesos.
En cuanto a las vacaciones de verano, los escenarios van de una ocupación hotelera de 61.5 a 48.7 por ciento; de turistas de 23 millones 593 mil a 18 millones 682 millones, con una derrama de 56 mil 675 millones de pesos a 44 mil 298 millones de pesos.
Y para el periodo vacacional de invierno, los escenarios van de 66.5 a 54 por ciento en ocupación hotelera, con llegada de ocho millones 395 mil turistas a siete millones de paseantes y derrama de 21 mil 330 millones de pesos a 17 mil 149 millones de pesos
Respecto a las expectativas para los Fines de Semana Largos, los correspondientes del 5 de febrero -del viernes 29 de enero al 1 de febrero-; el respectivo a Natalicio de Juárez del 21 de marzo –del viernes al 12 al 15 de marzo- y del conmemorativo de la Revolución del 20 de noviembre –del 12 al 15 de noviembre- los panoramas son positivos, ya que el mayor número de turistas serán nacionales.
Las proyecciones que se hacen en el sector, dentro de lo que cabe, son positivas, sin embargo, habrá que esperar unos meses para tener un panorama más claro y la seguridad de cómo será el comportamiento y desarrollo de la industria que requiere incentivos para su recuperación.
