*Escenas y Cuadros Sociales que hoy Vive Nuestro País
*La Añoranza Transporta al Anhelo de una Vida Imposible
*En las Arenas Movedizas Repletas de Desilusiones
Por Ezequiel Gaytán
No todo sucede de noche, no todos son espacios cerrados, no todo es monocromático y, sin embargo, ese personaje representa a una sociedad dividida, lúgubre, decadente, agotada y predecible, pues estamos ante la personificación de un Leviatán que sintetiza, de acuerdo con sus antecedentes históricos, a alguien turbado, marginado, afectivamente abandonado y resentido social.
Inspirado en el comodín de los naipes, representa también al juego de azar y los trucos y chascos, de ahí que es común que en muchos juegos de barajas los jugadores los excluyan antes de iniciar la partida debido a que es arribista, comodino, engañoso y capaz de traicionar incluso a quien lo tiene en la mano, pues está repleto de artificios debido a su maquillaje de exagerada sonrisa. También de ahí que se distingue de los arlequines que tienen gracia, de los payasos que buscan la risa de los infantes y del bufón cuya razón de ser era hacer reír a los reyes y a la corte. El guasón es singular porque genera deseo y desconfianza.
Por lo anterior, la película del guasón está repleta de escenas y cuadros sociales que hoy vive nuestro país como un espejo de la misma. Ya que nos envuelve en ese ambiente putrefacto de la imaginación y el tiempo de la añoranza y nos transporta, como al personaje, a anhelar una vida imposible porque esas fantasías son quimeras que nos ofrecen los políticos y los partidos que representan. Las reflexiones acerca de lo deseable y lo posible del guasón y de grandes sectores de la población nacional son arenas movedizas repletas de desilusiones porque tanto en la película como en nuestra realidad, sabemos que estamos caminando por senderos polvorientos y abyectos.
El entorno socio-económico que muestra la película se asemeja a nuestra población marcadamente estigmatizada en dos grandes bloques, quienes poseen y quienes poseen poco. Las clases medias son víctimas que soportan y mitigan esa relación, pero casi no se aprecian en la pantalla cinematográfica y en nuestra realidad. Los extremos sociales se ensanchan y los gobernantes pareciera que disfrutan dividir con sus discursos aún más a los mexicanos.
La realidad que vive el guasón y nuestro país es el de un entorno en el cual todos estamos hartos de la inseguridad y de la ineficacia de las autoridades para protegernos. El fastidio social está llegando a extremos de que se organicen autodefensas mientras que nuestros pasivos gobernantes demuestran torpezas a fin de atender nuestros justos reclamos bajo el pretexto y en nombre de la mal entendida austeridad.
El guasón, como cualquier persona solitaria y con límites mentales señalados como patologías psicológicas, es indiferente a los problemas de los demás, pues sus problemas lo agobian y por lo mismo no le interesa la solidaridad social. No tiene ni tiempo, ni ganas de convivir con nadie, solo le interesa el dinero porque cree que esa es la solución a sus problemas, después creerá que si no lo consigue entonces la solución es matar y sin saberlo con ese hecho estará predicando con el mal ejemplo y, al amparo de que impera la impunidad, puede desatar turbas, revanchismos y un liderazgo mesiánico que conducirá a más violencia.
Me preocupa el desenlace de la película porque podría tener semejanzas en nuestro país y eso es algo que no deseo. El guasón de la película está contextualizado en una ciudad llamada Gótica en los años ochenta. Pero podría ser Nueva York, Río de Janeiro o nuestra ciudad en esta época, pues las semejanzas son notables. Tal vez la que más me preocupa es que en las mismas todo está permitido, es decir ya nadie asume las consecuencias de sus decisiones porque no hay Estado de Derecho.
Por eso confío en que nuestras autoridades entiendan que el uso legítimo de la fuerza no es sinónimo de represión, sino la correcta decisión de aplicar el Estado de Derecho. Deseo que la austeridad no signifique para nuestros gobernantes comprar medicamentos baratos, que se comprenda que el intervencionismo del Estado también esté presente en los problemas de los enfermos mentales. Deseo que las políticas sociales se implementen con profesionistas y servidores públicos bien pagados y no los sustituyan con programas asistenciales que entregan dinero, pero no apoyo especializado.
La película nos presenta interesantes reflexiones políticas, económicas y sociales. Ojala nuestras autoridades la vean y la reflexionen y no crean que el guasón solo podrá ser detenido con la llegada de Batman.