Por Jesús Michel Narváez
Podrán llorar, quejarse y hasta arrancarse los cabellos (pocos en el titular de Exteriores), pero las exigencias del presidente López y su empleado, Marcelo Ebrard, no serán atendidas por la Casa Blanca.
¿Respuesta al reto presidencial lanzado desde Palacio Nacional?
Puede ser. El nuevo embajador de la Unión Americana, Ken Salazar, lo dijo el pasado sábado: no se reabrirá la frontera con México… es cuestión de salud y la ciencia.
Ayer, el coordinador de la Casa Blanca para la pandemia de Covid-19, Jeff Zients, dio a conocer que la nueva extensión durará hasta el 21 de octubre.
Así o más clarito.
La respuesta y desde el “aeropuerto del que será más moderno del mundo”, fue hacer pública la carta que le envió al presidente Biden con motivo de la reunión de Alto Nivel entre funcionarios de ambas naciones.
Nada nuevo contiene el texto. Se muestra que el programa Sembrando Vida se ha convertido en el estandarte del “progreso” y por el “éxito” obtenido en México -no se conocen los resultados hasta ahora, cuánto se ha invertido, qué cantidad de árboles han sido sembrados y cuántos ha prendido- insiste en que sería la manera inteligente de frenar la migración proveniente de Guatemala, Honduras y El Salvador.
Según el presidente López la gente sale de sus países porque no encuentran oportunidades de trabajo. Omitió, por supuesto, que un enorme número de quienes abandonan sus países de origen lo hacen por amenazas de grupos criminales y de las propias autoridades que no admiten, como en México, la disidencia.
Si la solución fuera la propuesta, habría que preguntarle al huésped temporal de Palacio Nacional a qué se debe el incremento de mexicanos ilegales en Estados Unidos, si aquí hay “reteharta” chamba.
Asume que el ambicioso programa de infraestructura que puso en marcha Washington requeriría de mano de obra y que aportarían los centroamericanos. Claro, insiste también en que quienes estén inscritos en los programas sociales se les otorgue visa temporal de trabajo.
Todo “retefacilito”.
La carta que tiene como fundamento la “percepción” del presidente mexicano, no ha tenido contestación.
Llama la atención que en su comunicación epistolar -no habría otra manera- sostenga que para frenar la migración no solo se deben aplicar medidas de “contención y menos de carácter coercitivo”.
Vaya con el mexicano. En donde se ejerce la coerción es en territorio mexicano. Allá, en el norteamericano, simplemente los atacan los de la Migra montados a caballo y los llevan detenidos para deportarlos. Acá, hasta los niños son enjaulados por los “misericordiosos” agentes del Instituto Nacional de Migración.
Con todo y todo, la frontera entre Estados Unidos y México, permanecerán cerradas a viajeros sin actividades esenciales, cuando menos hasta el 20 de octubre.
Primero la salud y la ciencia. ¿Lo habrán entendido los López mexicanos de origen catalán y judío?
(Según la heráldica, el apellido Gatell es “por herencia ancestral”, sefarditas: judíos radicados en la península ibérica. Nobles de Cataluña cuyo apellido procede de la palabra hebrea jatúl, que significa gato)
Las cartas entre presidentes, por cierto, tienen una regla: son para consumo interno y solamente las leen ellos.
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