ALBERTO F. MENA MALLEN
La experiencia que hemos y seguimos teniendo millones de mexicanos con un presidente que se cree un tlatoani o dios y que pretende ser un autócrata y tirano no hay que continuarla. Ya ha sido suficiente el tener que aguantar a tantos rateros, corruptos, que hasta la fecha siguen impunes, que ya no deseamos la llegada a la silla del águila de otro semejante a los anteriores mandatarios.
Requerimos a un estadista, a un líder, a un gobernante, a un humanista, a una persona a la que se le respete por la mayoría de los ciudadanos, por la mayoría de los presidentes del mundo, por quienes deseamos vivir en paz, democráticamente, con bienestar, para quienes quieran ser aspiracionistas, por querer a México, por no dividir a la patria, por buscar equidad para todos.
Y no ser todo lo contrario a lo que deseamos como pueblo, como seres que luchan todos los días por salir adelante, por dejar de ser pobres, por buscar que la familia perdure y no sea dividida por intereses políticos que rompen las ideas al interior de las comunidades o de los iletrados que no se enteran de la realidad y que solo viven la suya.
Queremos a un Presidente real, de a deveras, que busque caminos para eliminar la violencia que azota todos los días a cientos de compatriotas, que prefieren mejor dejar sus comunidades o irse de indocumentados, a perder la vida en manos de personajes siniestros y violentos que solo buscan satisfacer sus carencias mentales y que sobornan a gobernantes incultos, minimizados por su propia existencia.
Necesitamos a un mandatario que respete a las víctimas, a las mujeres, a la clase media, ya que existen muchos ejemplos de que no hay atención y solo mentiras de que se les atenderá, tal y como sucede con el caso de Le Baron, quienes andan buscando que los Estados Unidos decreten a los narcotraficantes como terroristas, ya que ellos consideran que si lo son, sobre todo por el haber atacado a sus familiares para provocar terror.
Deseamos a un presidente que trabaje para el bien de los mexicanos y no a uno que solo le preocupan lo electoral, su partido, Morena, sus corcholatas y sus obras insignia, -que lo recuerden como un gran constructor-, para evitar que el próximo sexenio se pierda su cuarta transformación. Y por ello solo apoya a sus legisladores y seguidores a quienes les dicta ordenes desde las mañaneras para imponer sus deseos.
Requerimos un mandatario que no vuelque mentiras tras mentiras, que no divida, sino que sume, que no agreda verbalmente a quienes no son afines a su proyecto, uno que no busque venganzas de lo que le sucedió en el pasado o de lo que no le sale bien porque no proyecta, no organiza, no coordina, no planea, como sucede con el Tren Maya, obra que ha cambiado en su trazo por no tener las cosas en orden. Diría el pueblo: sin inteligencia.
También necesitamos a un presidente que no amenace a sus contrarios con tal de salirse con la suya, que no utilice los recursos públicos para beneficio personal, familiar o para los cuates, que no se apoye en su poder del Estado para dejar impunes a quienes cometieron ilegalidades o delitos que deben ser castigados administrativa o penalmente.
Requerimos de alguien que no tenga preferencias por líderes autócratas, socialistas que solo han causado males a su pueblo y en caso de que no sea así, que no debe de involucrar a todos los que no piensan como él, sino buscar un equilibrio en este sentido, pero no cargar los dados solo hacia sus deseos de buscar una nacionalización o socialización del país, que la mayoría deseamos continúe en democracia.
También deseamos que realmente combata a la corrupción, ya que estamos en el lugar 126 del índice de percepción de la corrupción frente a 180 países y en el 115 en el índice del Estado de Derecho, para lo cual se deben mejorar los sistemas judiciales, pero no con sus métodos agresivos o violentos, sino con inteligencia. Por cómo ha tratado el asunto, se piensa generalmente que quiere destruir estos sistemas jurídicos para poder actuar como un tirano donde aplique sanciones para quienes no lo obedezcan. Ha hecho de la corrupción, de la ilegalidad y la impunidad instituciones en este gobierno.
Debemos buscar un presidente que no polarice, que no utilice su poder para ordenar a los legisladores de su partido violar la Constitución con leyes -ya que no ha podido modificar la Carta Magna-, que son contrarias a la legalidad y a tratados internacionales, desgraciadamente publicadas en el Diario Oficial de la Federación, que generaron y provocan serias reacciones en el mundo jurídico, entre analistas y amplios sectores de la población, incluyendo a gobiernos de otros países, además de preocupación en inversionistas nacionales y extranjeros que han señalado riesgos legales, económicos y sociales con dichas reformas. Y que merman la credibilidad de México en todos los sentidos.
Buscamos a un presidente que no regatee los derechos y necesidades de la población, como sucedió con muchos sectores sociales, particularmente los niños con cáncer a quienes se les negaron por mucho tiempo los medicamentos -y aún siguen batallando-, que los mantienen con vida, por lo que se causaron muchos fallecimientos que no pesan actualmente en el ánimo presidencial tabasqueño, que emite mensajes solo para calmar a los que protestan por estos hechos.
Desde hace más de 4 años aseguró que en México tendríamos un sistema de salud mejor que el de paaíses como Dinamarca, lo que hasta la fecha no se ha logrado, y que solo han otorgado paliativos a los enfermos con promesas, mensajes y muchas palabras, demasiadas palabras que brotan de un presidente que presume que atiene a toda la población, sin hacerlo realidad.
Estaremos en espera de que los partidos políticos escojan al mejor candidato para que no salga como López Obrador, quien prometió, prometió y prometió y hasta la fecha no ha cumplido con muchas de esas promesas.
Salgamos a manifestarnos en favor de la libertad, de la justicia, de un México en paz y no un país de obscuridad, sin transparencia, violento, que poco a poco se destruye.
fermallen@gmail.com
