*Sin Historia Real, se Cambian los Conceptos
y se Falsea con Fines Políticos
*Con Juárez, los Ministros de la Corte no Fueron
Electos, Como se Propone
*Gobernar a Pueblos Educados Supera la Tesis del
Analfabetismo Ancestral
POR EZEQUIEL GAYTÁN
Una de las características de la segunda mitad del siglo XX y que continúa hasta nuestros días es la parcelación y ultra especialización del conocimiento. De hecho, todo se debe a que el conocimiento se fue desarrollando cada día más desde principios de la humanidad y hoy lo clasificamos, mediante la gnoseología en tres grandes rubros. El primero se refiere al qué, el segundo al cómo y el tercero al conocer por encima del saber. En otras palabras, la humanidad ha desarrollado grandes conocimientos e incluso la Teoría del Conocimiento. De ahí que hemos podido desarrollar ideas en torno a las humanidades, las ciencias sociales, las experimentales y la tecnología.
El desarrollo del conocimiento teórico y práctico despliega destrezas y habilidades fundamentales mediante las cuales la humanidad tiene motivos para sentirse orgullosa y, en ocasiones, para avergonzarse. Aunque son más las preeminencias del conocimiento. Más aún, el siglo XXI hemos sido capaces de parcializar en cortes muy finos los conocimientos y hoy existen especialistas en microcosmos hasta hace poco inimaginables. Lo cual a mi parecer tiene más ventajas que desventajas.
Lo anterior se debe al desarrollo de muchos factores, destacan de entre ellos el de la informática y el de la inteligencia artificial, sin los cuales difícilmente podríamos hacer llegar, por ejemplo, nuestra revista Misión Política a muchos de nuestros lectores. De ahí que es inconcebible tratar de detener eso que ahora llamamos la informatización de la sociedad, así como la inteligencia artificial. Pero no toda la humanidad puede gozar, para bien y para mal, las ventajas y desventajas del acceso al conocimiento mediante la internet y la telefonía celular. Lo cual crea brechas sociales y marginación.
La actual gestión se comprometió que antes de que termine el sexenio todos los mexicanos podremos disfrutar del servicio internet por la vía satelital o por cable debido al esfuerzo que realiza la Comisión Federal de Electricidad, lo cual es una buena noticia. En otras palabras, se ampliará y difundirá el conocimiento a más y más mexicanos.
Afortunadamente la gran mayoría de los gobiernos ya superaron esa vieja tesis de que los pueblos analfabetos e incultos son más fáciles de gobernar. Hoy sabemos que se gobierna mejor y la calidad de vida es superior con pueblos educados y con acceso a la cultura humanista y científica. Las ventajas son, entre otras, la capacidad de discernir, de argumentar y de decir “no estoy de acuerdo” sin ser reprimido por la autoridad. Léase, el conocimiento abre las puertas a la crítica y la autocrítica y nos permite parcializar sin perder de vista lo global y especializarnos sin omitir lo holístico. Pero si la parcelación del conocimiento es detonada por un gobierno con fines perversos y se esconden partes del conocimiento y, a la vez, ese gobierno solo apoya algunas áreas de especialización y omite otras, caeremos en el pozo profundo de la ignorancia. Por ejemplo, se enseñará historia patria con falsedades tales como que en los tiempos del presidente Benito Juárez los ministros de la corte eran electos por el pueblo.
Todo conocimiento debe de ser universal en sus bases y accesible a todos, ya después la partición y especialización habrán de desarrollarse y eso es inevitable. Lo importante es evitar que esa ultra especialización evite, en el nombre del pragmatismo, los valores de que existe una ciencia neoliberal que debe ser combatida o que la cultura, las artes, la poesía y la historia deben estar subordinadas al Estado y su proyecto transformador.
Toda nación tiene en su historia raíces míticas acerca de sus héroes fundacionales y parcializan el conocimiento. También es cierto que las especializaciones son saberes que son dignos de admiración, pero no son una patente de corso a fin de que solo se escuche el punto de vista unidimensional de un gobierno que se supone infalible o cree tener siempre toda la razón. En otras palabras, la búsqueda del justo medio en áreas del conocimiento es una labor que no puede estar sujeta a monopolios estatales, ni a especialistas que perdieron objetividad.
Requiere de un compromiso social y de una política pública abierta interactiva, multidimensional e incluyente.
