Entre el Bien y el mal
Por Horacio Armando Hernández Orozco
“Las Leyes de la Frontera”, película española dirigida por Daniel Monzón, con la actuación de Marcos Ruiz (Ignacio Cañas), Begoña Vargas (Tere), Chechu Salgado (Zarco), Carlos Oviedo (Guille), Xavier Martín (Gordo), Daniel Ibáñez (Piernas), Jorge Aparicio (Chino), Víctor Manuel Pajares (Drácula) y Cintia García (Lina); cuyo estreno oficial en salas fue el 8 de octubre; y desde noviembre en la plataforma de Netflix.
Es el verano de 1978, Ignacio es un estudiante de 17 años introvertido y algo inadaptado que vive en Gerona, un día conoce a Zarco y a Tere, dos jóvenes delincuentes del barrio chino de la ciudad, y pronto se ve inmerso en una carrera imparable de hurtos, robos y atracos.
La cinta está basada en la novela homónima de 2012 de Javier Cercas, en la cual se narra la historia en la que Nacho se hace mayor, cruzando la línea que hay entre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia, pero siempre con la complicidad y la lealtad de otros.
“EL GAFITAS”
La vida estudiantil para Ignacio no ha sido fácil, siempre víctima del bullying escolar, cuando no es en la alberca de la escuela lo es en el patio o en los pasillos de la misma; pero siempre habrá un grupo de adolescentes que lo esté molestando; inclusive en la ajenidad del colegio como lo puede ser una sala de un cine.
La cinta no se centra en el tema del maltrato escolar entre compañeros, pero es una pista central para entender por qué este joven protagonista decidió buscar un mundo en que se le respete y se le reconozca, o al menos en donde no sufra de ataques personales, pero para un adolescente flacucho y que usa gafas parece sufrir un predestino inmutable.
Esta situación que es muy generalizada en los jóvenes de preparatoria orilla a muchos de ellos a inmiscuirse en círculos delictivos, donde son aceptados como son y ven la plusvalía de contar con un elemento más en la banda que sea útil para las actividades delincuenciales.
Y así como Ignacio ahora será conocido como “El Gafitas”.
TERE
Ignacio entra a trabajar como ayudante del señor Tomás, que tiene un negocio de máquinas de video juegos, mesas de futbolito y de pinball, la paga será poder tener acceso a los juegos.
Es usual que, en estos sitios de ludoteca, además de ser lugares de esparcimiento, sean un centro de reunión de jóvenes desocupados que buscan pasar la tarde y ahí juntarse con otros muchachos que se dedican a actividades ilícitas.
(En la Ciudad de México pululan los billares, y en ellos se juntan jóvenes, y otros no tanto, para tramar sus atracos; siendo cada vez más noticia de la nota roja de los periódicos).
Y a ese lugar llegan Tere y Zarco, quienes ven la timidez que aflora en Ignacio, quien piensa que será una vez más objeto de bullying, pero no en esta ocasión; ellos son algunos años más grandes que él, y Tere le coquetea con tal apertura que Ignacio se siente incómodo.
Tere también es una adolescente, pero con vida de calle, fuma y viste blusas sin sostén, lo que retrata a una joven desinhibida, y es que en el mundo de la delincuencia juvenil no se puede ser timorato.
ZARCO
Zarco ve llegar al local a Guille, y deja a Tere, por lo que Ignacio le pregunta quién es ese, y ella responde que es un ‘camello’, alguien que se dedica al narcomenudeo.
Zarco es el mayor de ellos, joven apuesto de melena larga, bien alineada que viste con camisa desabotonada, botas y chamarra de piel; desde un principio se sabe que él conoce los barrios bajos de la ciudad, y tiene contacto con varios otros jóvenes de condiciones similares a la suya.
Zarco sabe muy bien que está fuera de la ley, pero también sabe que la sociedad le ha negado las oportunidades para llevar otro estilo de vida; así que bajo esta premisa justifica sus conductas ilícitas, de hecho, ya ha estado seis meses en prisión.
LOS OTROS “QUINQUIS”
Pronto invitan a Ignacio, ahora “El Gafitas”, a la Fuente de Sodas donde se reúnen otros jóvenes no mayores a 25 años conocidos como Guille, Gordo, Piernas, Chino, Drácula y Lina; todos son quinquis que se dedican al hurto a casa habitación, contra transeúntes y a negocios, idean la forma de robar medicamentos de uso controlado en farmacias.
En la cinta el espectador puede advertir que el único que tiene nombre y apellido es Ignacio Cañas, así como una familia conformada por padre, madre y una hermana mayor; de los demás no se saben sus nombres ni la de sus familiares, pero Ignacio para sentirse cómodo ante ellos es “El Gafitas”.
Un joven catalán de buenos modales y buena apariencia es el gancho perfecto para distraer a los dependientes de las farmacias mientras los demás con cuchillo o navaja en mano roban los medicamentos, los cuales venderán como drogas a otros jóvenes o a turistas.
La palabra “quinqui” es del español coloquial que se relaciona con delincuencia y personajes barriobajeros que se dedican al trapicheo, habiendo mucha repulsión social hacia éstos, pero originalmente el término englobaba otro concepto diferente al que se le atribuye en la actualidad.
Los “quinquis” era un grupo étnico conocido como ‘mercheros’, quienes tenían un modo de vida nómada, trasladándose de un lugar a otro donde poder sobrevivir. Su principal fuente de ingresos provenía de la venta de “quincalla” (piezas de metal de escaso valor), de ahí que se les empezase a conocer como ‘quincalleros’ y con los años con la apócope “quinqui”.
Es tan famoso el término, que en la actualidad ya hay un género cinematográfico conocido como “cine quinqui” que se puso muy de moda en España a finales de la década de los años 70 y primera mitad de los 80 filmándose un buen número de películas cuya temática se centraba en jóvenes delincuentes.
Es entendible que Zarco, Tere y los otros “quinquis” sean rebeldes con causa al sistema institucional y social que les ha cerrado las puertas, pero en el caso de Ignacio sería un rebelde sin causa.
“El Gafitas”, ese extraño en los círculos lumpen, que se ve abocado al delito y a la escapada más por rebeldía con su mundo de clase media que por instinto de supervivencia, y que vio en Tere al primer amor de su vida, por ello buscó ser parte leal a ese círculo, hasta que las cosas salieron mal para todos.
Pero ¿Por qué un joven que tiene todo lo necesario se une a un círculo delincuencial?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…