Letras de oro y Trascendencia

*Notoria la Inmadurez Política de Nuestra Clase Gobernante

*Sólo Independencia, Reforma y Revolución, Pero no la Construcción

*¿Los Gobernantes de hoy Creen que sus Nombres Serán Dorados

Por Ezequiel Gaytán

Uno de los aspectos que más me imponen y emocionan cuando he estado presente en la Cámara de Diputados en San Lázaro, es cuando leo los nombres de las personas ilustres, de instituciones, máximas y de héroes anónimos que defendieron y dieron su vida por México y cuyos nombres están en letras de oro. Tal vez no están todos los que debieran estar y, desde el punto de vista de algunos, hay nombres que debieran omitirse.

El caso es que ese muro es a mi parecer es emotivo, pues refleja nuestra historia y proyecta la idea y el deseo de futuro mejor. Fue el primer Congreso Constituyente (1822-1823) del México independiente quien ordenó colocar en su recinto con letras de oro los nombres de 13 héroes del movimiento de independencia empezando por Miguel Hidalgo.

Hoy, cuando leo esos nombres me enorgullezco como mexicano y, a la vez, me sorprendo al ver que son personajes que mayoritariamente participaron en hechos de violencia del siglo XIX y principios del XX. Casi no aparecen mujeres y se omiten nombres de la cultura y la ciencia mexicana del siglo pasado. Aún más, solamente esté el nombre de García Robles y no los otros dos premios Nobel. También se excluye a la generación de “Los Contemporáneos”, esa pléyade de magníficos poetas que en mi opinión deben de estar, por citar un ejemplo, Torres Bodet, Pellicer, Villaurrutia, Novo o Gorostiza. Claro está que cada recinto de las 32 legislaturas locales tiene su muro de honor con nombres de personas heroicas, ilustres e instituciones y, en muchos de esos muros, si están actualizados y han logrado transitar de un México de caudillos y violencia a un México de cultura y ciencia.

Algo interesante es que, con excepción de Lázaro Cárdenas, ya no aparece el nombre de ningún expresidente de la República del periodo sexenal. Lo cual tiene lógica, pues sus obras y legado están aún en el análisis histórico y es difícil esclarecer muchos de los claroscuros de su administración.

Por cierto, lo mismo sucede con nuestros billetes. Con excepción de Sor Juana, Diego Rivera y Frida Kahlo no vemos las imágenes de Rosario Castellanos o del músico Moncayo o del arquitecto Luis Barragán. Lo cual me lleva a la triste conclusión de que nuestros gobiernos, incluyendo al actual, prefieren pensar que su labor es inculcarnos el caudillismo y la lucha en lugar de la ciencia, la tecnología, la cultura y el arte. Por supuesto que no resto méritos a los héroes que nos dieron patria, pero el químico Mario Molina también hizo patria si por ese concepto se entiende que, por sus cualidades, talento, talante y guía, hoy inspira a niños y niñas a soñar con hacer ciencia a favor de la humanidad e incluso obtener para México otro premio Nobel.

Reconozco que todos ellos tienen sus nombres en calles, casas de cultura, plazas y jardines. Pero, en lo general, no alcanzan la difusión masiva que se logra en un billete de circulación nacional o con letras de oro en algún recinto legislativo. Por lo que se nota la inmadurez política de nuestra clase gobernante, la cual solo reconoce a los de su misma especie.

Párrafos arriba argumenté que nuestra clase política, desde 1940, ya no tiene sus nombres en letras de oro en el muro de honor federal debido a que la historia no ha emitido su juicio y en su miopía, son incapaces de comprender que la transición de México a la modernidad es debido a la cultura. Por citar un ejemplo, al futuro aeropuerto se le denomina desde ahora “General Felipe Ángeles” al cual no le quito mérito militar alguno, pero recomendaría, a nivel de ejemplo a Alfonso García Robles. Lo interesante es que esos políticos sólo ven los hechos de la independencia, la Reforma y la Revolución y no los de la construcción. Piensan que trascender es aparecer en las redes sociales, en las encuestas de opinión y en los porcentajes de aprobación. Por lo cual me pregunto ¿acaso nuestros gobernantes contemporáneos creen que sus nombres estarán en letras de oro en algún muro de honor dentro de cien años? No lo creo. Sinceramente soy muy escéptico e incluso reacio a pensar que Fox, Calderón, Peña y el actual merecen que sus nombres deban convivir con Quinta Roo, Ocampo y Belisario Domínguez.

Los políticos, por su vanidad, piensan que su trascendencia a la historia se debe al número de horas que aparecen en la televisión o por el cargo que ocupan y no por las decisiones que toman. Que su nombre merezca estar en letras de oro debe ser por su visión de Estado, por hacer patria en ciencia, tecnología, cultura, arte y proyección de ejemplo a seguir.

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