Fatales Pronósticos Para América Latina

A la Vuelta de la Esquina

Por Iván Ruiz Flores

Los pronósticos para América Latina tras la pandemia contienen nubarrones, en los cuales países como México, Brasil y El Salvador, ya son mencionados porque al no lograr los ciudadanos respuestas institucionales, pero sí agresiones verbales constantes, la violencia podría desatarse. Se supone que la política porque la criminal ya está desatada en las tres naciones.

Y es el director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile, Jorge Sahd, quien no se equivocó cuando desde hace casi siete meses (en diciembre del año pasado) advirtió en un informe para Espacio Gente, en respuesta a una pregunta sobre los tres países y sus gobernantes, señaló:

“…la pandemia ha derivado en estados de excepción que otorgan facultades adicionales a los gobiernos para la emergencia sanitaria y en la toma de decisiones, que no bien llevados pueden generar situaciones en las cuales se afecta la libertad de los derechos de las personas. Este mayor apoyo a líderes autoritarios o populistas está directamente relacionado con la menor confianza en las instituciones públicas, en la política y en la democracia, lo que da un terreno fértil para estas figuras que se muestran antagónicas o en oposición a las élites de todo tipo, económicas, políticas, académicas, intelectuales y que ofrecen atajos a la sociedad o la “Tierra prometida”. Entonces, la ecuación de poca confianza en las instituciones públicas y el surgimiento de líderes populistas va totalmente de la mano”.

También dijo sobre la mayor debilidad de la región que la institucional se traduce en que no haya ciertos básicos estables, “…hay una transformación muy radical cada vez que hay un cambio de gobierno, surgen este tipo de liderazgos, problemas de separación de poderes, y todo esto que hemos hablado de la desconfianza en las instituciones es marcado por la corrupción, que no sabemos si es mayor o menor que en el pasado, pero hoy es más visible y no se toleran actitudes o actividades que en el pasado sí eran tolerables”.

LAS DEMOCRACIAS ESTÁN FATIGADAS

En un análisis en Latinoamérica 21, Miguel Alcántara advierte que en América Latina hay democracias que están fatigadas. Y así es.

Define que la democracia fatigada se refleja en el malestar imperante en la sociedad y en la crisis de las instituciones representativas. El primero se expresaba y se expresa en la presencia de movimientos de protesta en un clima de conflicto social con radicalización de narrativas, no necesariamente políticas, y de polarización. Su origen residía en el mantenimiento de patrones de desigualdad y de exclusión social, así como por la explícita corrupción.

Tal como expresó en su artículo, la crisis de la democracia representativa tenía y tiene su epicentro en el deterioro del papel clásico de los partidos políticos que sufrían y sufren una dramática pérdida de identidad, eran y son capturados por candidatos con proyectos de marcado carácter personalista. Estas circunstancias ya vistas en Europa se veían y se ven agravadas en América Latina “…por el presidencialismo como forma de gobierno y por tener estados con capacidades mínimas”.

La ONU también hizo planteamientos en aquel diciembre. Por ejemplo, precisó que América Latina y el Caribe terminaban 2020 con una caída del PIB del 7.7% y una tasa de paro del 10.7%, “en la peor crisis en 120 años” que dice en 2021 podría rebotar un 3.7%.

Advirtió también que si había más rebrotes de Covid-19, como ya está ocurriendo, la recuperación podría retrasarse aun más. De ahí que entonces sugería continuar con las más altas medidas de protección.

También precisaba que la distribución de las vacunas sería otro factor determinante y ya se observa, por lo menos en México y otros países de América Latina lo que está sucediendo. “La Pandemia no está controlada aún” dijo Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Ella desde hace seis meses advirtió que la crisis será más larga de lo esperado e insistió en que la recuperación económica en la región dependerá de que se ponga freno al coronavirus, una tarea en la que todas las personas pueden ayudar.

Vale recordarlo, porque en su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2020, la CEPAL precisaba ya antes de la crisis del coronavirus, la región avanzó apenas una media de 0.3%en el periodo 2014-2019 y que el año pasado sólo creció 0.1%.

Este escenario, advertía “empeoró con los confinamientos y el cierre de las actividades productivas provocados por la pandemia, que conllevaron una caída del comercio y los ingresos tributarios, dando lugar a la peor crisis económica y social ocurrida en América Latina y el Caribe”.

También decía: “Una de las consecuencias inmediatas de la crisis es el aumento del desempleo, que habría llegado a 10,7% en 2020, incrementando así la pobreza y la desigualdad.

Para este organismo, el Caribe sería la subregión más afectada, con una contracción de 7.9%. Le seguiría América del Sur con -7.3% y Centroamérica con 6.5%. México, por su parte, retrocedería 9%.

Fue entonces cuando Bárcena señaló: “Nuestra región es la más golpeada del mundo”. Ni como decir que no, porque en efecto como ella lo explicó: “…la pandemia ha magnificado los problemas estructurales históricos de los países que la integran: desigualdad, baja recaudación fiscal, niveles altos de actividad informal, y fragmentación de los sistemas de salud y protección social”.

De ahí que es muy probable que la estabilidad política tenga en sobresaltos a la región, donde la violencia asomó hasta ahora en: Perú, Colombia, México, El Salvador, Guatemala, El Salvador, Venezuela, Nicaragua, Honduras y Perú.

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