Crónicas Ucranianas

Una historia de Rus.
Crónica de la guerra en
el este de Ucrania.
Argemino Barro.
La Huerta Grande.
Madrid, 2020.
288 páginas

Por David Marklimo

Decía Vladmir Putin que la caída de la Unión Soviética ocasionó la mayor tragedia geopolítica que se recuerde. Efectivamente, el desmembramiento de la antigua potencia puso en evidencia una serie de conflictos congelados (es decir, conflictos que vienen desde la noche de los tiempos, pero que con la formación de la Unión Soviética se habían quedado en pausa, como los que vemos entre Armenia y Azerbaiyán o antes en Georgia), que de otra forma no se hubiesen presentado o, de hacerlo, se hubiesen manejado en una oscura comisión del Partido Comunista Soviético. Justamente, en este libro se aborda uno de esos conflictos: Ucrania. Hasta casi hoy mismo, en el este, en la región del Donbás, el ejército ucraniano libra su batalla contra las milicias rusas. En Una historia de Rus. Crónica de la guerra en el este de Ucrania, Argemino Barro nos enseña los entresijos de la volátil región fronteriza a través de una crónica que debe figurar entre los mejores trabajos del periodismo contemporáneo.

El origen de conflicto bélico (“guerra de baja intensidad” podrían llamarlo algunos), que desde el año 2014 desangra la zona este de Ucrania, lo encontramos allá por los siglos X-XI, cuando se constituyó la Rus de Kyiv. Así, reinos medievales semimíticos, influencias del basileus bizantino e invasiones mongolas comparten páginas con la época soviética (el terror, la colectivización, la implantación de fronteras entre las repúblicas, la tragedia de Chernobyl…)  para conformar la imagen de un territorio inhóspito, salvaje a más no poder, con sus jerarcas, sus forajidos, sus mercenarios, sus cazarrecompensas … El análisis del espacio post soviético es acompañado por la actualidad y las charlas, entrevistas y observaciones que el autor pudo recoger en los meses que estuvo sobre el terreno. ¿El resultado? Queda claro que, para el lector, Ucrania no es un país fácil: la zona del Donbás con su paisaje duro e industrial, fue atrayendo, como tierra de futuro, a hambrientos, obreros y buscavidas (todos ellos, o casi todos, rusos de origen). Fábricas de carbón y acero, el gas metano y las volutas de humo señalaron el territorio donde nació el mito –convenientemente adulterado– del fiel obrero Stajanov, la máxima imagen del trabajo soviético. En los años 80 la criminalidad en la zona, favorecida por el clima endurecido de las fábricas, fue en aumento. En 1991, caída ya la URSS, las desabridas ciudades del este se llenaron de gángsters, bandas criminales y futuros magnates oportunistas (entre ellos Rinat Ajmatov, patrón del equipo de fútbol Shaktar Donétsk).

Este tipo, Ajmatov y el presidente ucraniano Yanukovych (oriundo del Donbás) formaron un tándem donde la cuenca del este de Ucrania dominaba la capital, Kyiv, y ponía freno a los coqueteos proeuropeos del oeste del país, que no es de origen ruso. No fue difícil en ese paisaje que, en 2014 estallase la revuelta: quienes miran a Berlín frente a quienes miran a Moscú (de nueva cuenta, volvemos a 1941, aunque bajo diferentes tácticas y métodos). Fue el inicio de la guerra. En pleno revuelo, Putin aprovechó la ocasión para anexionarse Crimea, donde está la principal base marítima del ejército ruso, aunque pertenecía territorialmente a Ucrania, y que, históricamente, había sido rusa (Kruschev, sucesor de Stalin y oriundo también del Donbás, la donó a la república ucraniana como muestra de hermandad soviética). Ahora, algunos actores le piden a Putin la misma solución para el Donbás. ¿A cuánto está Ucrania de una guerra civil, de una lucha encarnizada por su identidad nacional? ¿Cuánto pesa, en el expansionismo ruso, los deseos de Putin de remediar la tragedia geopolítica?

Este ejercicio periodístico da voz a todos los involucrados: un mismo conflicto con diferentes máscaras. Vemos la tragedia, el amor a la patria, la desilusión, la influencia de un pasado que sigue haciéndose presente todos los días, la hambruna estalinista y sus efectos en la Historia de la región, la nostalgia terrible de la Unión Soviética y su poderío. Es un embrollo que, de momento, sólo es posible comprender escuchando, leyendo. Queda la pregunta, ¿cómo se descongela un conflicto? He ahí el drama. Juzgue usted, querido lector.

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