Por Iván Ruiz Flores
La sangre corre imparable en México. Lo mismo se derrama por feminicidios, que entre delincuentes organizados de grupos rivales o contra aspirantes a un puesto de elección popular dentro de 19 días.
México pues se ha teñido de rojo. Y damos gracias que los procesos electorales sólo sean de ocho meses, porque si fueran más largos sería una masacre.
En el primer caso, en loa asesinatos contra mujeres, por ejemplo, entre enero y marzo de 2021 se registraron 234 presuntos feminicidios en 171 municipios del país, de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Las 12 entidades de la República con el mayor número fueron: Estado de México, Veracruz, Ciudad de México, Jalisco, Chiapas, Morelos, Sonora, Guanajuato, Nuevo León, Oaxaca, Puebla y Sinaloa.
En cuanto a los municipios de la República donde ocurrieron los más numerosos presuntos crímenes, los 12 primeros con mayor número fueron: Cuautla, Morelos; Emiliano Zapata, Morelos; Guadalupe, Nuevo León; Atlixco, Puebla; Querétaro, Querétaro; Caborca, Sonora; Tuxpan, Veracruz; Jesús María, Aguascalientes; Ensenada, Baja California; Calakmul, Campeche y Juárez, Chiapas.
Sin embargo, en la entidad de Chiapas ocurrieron ocho, en Chihuahua, cinco; y en Guanajuato 4.
Un planteamiento aparte merece la violencia política, la cual, de acuerdo al Cuarto Informe de Etelleky Consultores ha ido creciendo y está considerado como el segundo más violento desde el año 2000.
Y lo creemos totalmente, ya que de acuerdo a esta organización:
“El número de políticos y aspirantes asesinados es 29.5% superior a las 61 víctimas mortales del ciclo electoral intermedio de 2015; mientras que las agresiones globales (homicidios dolosos, amenazas, privaciones ilegales de la libertad, robos, intimidaciones y otros delitos), registradas hasta el 30 de abril de 2021, superan en 64% las cifras de violencia que se habían presentado hasta el mismo corte del periodo electoral 2017-2018, el más violento de la historia, a falta de un mes para la jornada electoral del próximo 6 de junio de 2021”.
Resalta con claridad que las agresiones en contra de políticos, aspirantes y candidatos en el proceso en marcha abarcó a 31 entidades y 321 municipios de la república (13% del total de municipios).
También son notorios los estados donde se dieron las agresiones:
“Los 282 candidatos agredidos pertenecen a 31 entidades federativas y 205 municipios del país (8% del total), el 16% pertenecen al estado de Veracruz, con un total de 45 víctimas. Le siguen los estados de Guerrero (23), Oaxaca (20), Michoacán (20), Puebla (18), San Luís Potosí (15), Estado de México (14), Tabasco (14), Quintana Roo (12), Ciudad de México (11) y Guanajuato (10). Estas 11 entidades concentran el 72% de las 282 víctimas globales.
Pero además resalta que han sido asesinados 79 políticos, 28 familiares de políticos y 91 servidores públicos sin militancia: 198 víctimas mortales ligadas a la política y al servicio público durante el proceso electoral.
Y en el indicador de violencia letal, de los 79 políticos víctimas de homicidio doloso, Veracruz ocupa el primer lugar con un total de 14 víctimas (18% del total nacional). De los 31 aspirantes y candidatos asesinados, Veracruz ocupa también la primera posición, con un total de 8 víctimas mortales (26%).
Pero hay más… El partido con el mayor número de afiliados que han perdido la vida en este proceso electoral es el PRI, con 15 víctimas mortales (19% del total), seguido por el partido Morena con 13 militantes asesinados (17%). Los partidos que conforman la alianza opositora al gobierno federal, compuesta por el PAN, PRI y PRD, concentran el 49% de las víctimas mortales, en tanto que el 28% de las mismas, estaban afiliadas a la alianza oficialista, integrada por los partidos Morena, PT y PVEM.
¡Ufff! porque… “El 78% de las 282 víctimas pertenecían a partidos opositores a los gobiernos estatales. El 75% de los 79 políticos que perdieron la vida en atentados eran opositores a los gobernadores de los estados. La violencia letal contra opositores afecta en mayor medida a los aspirantes a cargos de elección municipal.
“De los 31 aspirantes asesinados (6 mujeres entre las víctimas), 26 perseguían puestos municipales, de estos, el 85% eran opositores a los alcaldes de los municipios donde buscaban contender electoralmente. Los 3 aspirantes y candidatos que se postulaban por diputaciones estatales pertenecían a partidos opositores a sus respectivos gobernadores, y los dos aspirantes a diputaciones federales, estaban afiliados a partidos opositores al gobierno federal”.
Y como si no fuera suficiente, toda esta tristeza, dice Etellekt:
“La violencia política representa no sólo un atentado a la democracia, compromete también la independencia, autonomía e integridad de las futuras autoridades electas y designadas en muchas de estas localidades, en donde algunos candidatos podrían acceder al poder mediante el uso de métodos violentos en contra de sus adversarios, lo que a mediano plazo podría traducirse en autoridades corruptas y en fenómenos subyacentes como el desvío de recursos o en actos de negligencia criminal en la construcción de obras públicas, que pongan en riesgo la integridad y vida de los propios ciudadanos”.
Ni como negarlo. De ahí que también se les da la razón cuando resaltan:
“Al final del camino, cuando se haga el corte de caja después de la jornada electoral, será obligación de la autoridad averiguar quiénes se beneficiaron electoralmente de esta violencia, así como esclarecer los móviles y la autoría material e intelectual de estos atentados; y de haber políticos o candidatos inmiscuidos, hacer justicia tanto en la parte penal como electoral, haciendo valer los mecanismos jurídicos disponibles como la solicitud del juicio de procedencia, para llevar ante la justicia a quienes hayan accedido a un puesto de elección mediante prácticas violentas dirigidas a sus adversarios”.
Además, es válido el propósito de Etellekt Consultores, respecto de que salga a la luz el Indicador de Violencia Política en México, porque menciona que se trata “de hacer visible un fenómeno que nos lastima a todos como ciudadanos, políticos y empresarios, pues representa un caldo de cultivo para la construcción de autoritarismos en todos los niveles de gobierno, que limitan nuestras libertades, y extinguen por completo la convivencia democrática entre quienes son gobierno y quienes aspiran a serlo, además de obstaculizar el desarrollo y la evolución de la vida democrática y política, cuando desde el poder se desacredita a todo aquel que piensa diferente o que persigue ideas o proyectos de nación distintas”.
El asunto es que ya sólo faltan 11 días en los cuales mucho puede suceder.
Gracias Etellket por exhibir esa realidad que ocultan las grandes esferas del poder.