Por Jesús Michel Narváez
Había dado “sabadazo”. Y decretado que las energías limpias irían al drenaje. Los productores de las mismas no se dejaron. Y acudieron a los jueces especializados. Y lograron los amparos. Al mismo tiempo la Comisión Federal de Competencia promovió una controversia constitucional porque el decreto “distorsiona el proceso de competencia y libre concurrencia y constituye un obstáculo para que el mercado de la generación y comercialización de energía eléctrica opere bajo condiciones de competitividad”. El tema llegó a la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la sentencia es que todo lo actuado a partir del 15 de mayo es inconstitucional.
(Ahora se entiende porque el presidente quiere desaparecer a la Cofece. Más claro ni el agua santificada).
No tendría mayor importancia, aunque de suyo la tenga, pero lo fundamental es que los cuatro de los cinco ministros de la Segunda Sala declararon inválidos los elementos motrices de la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), por invadir las facultades de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y viola el marco constitucional de la libre competencia, la operación de la industria eléctrica y la transición a energías más limpias, para dar una “ventaja indebida” a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Es un revés inesperado. La secretaria Rocío Nahle supuso que su dirección jurídica había armado el texto del decreto con fundamentos suficientes, aunque desde el día de su publicación fue cuestionado. Es curioso que la sentencia de la Corte se tome justamente cuando en la Cámara de Diputados ya se analiza en comisiones la iniciativa presidencial, preferente, para modificar el marco jurídico de la Ley de Energía y dejar en el cabús y no del tren Maya a los productores de energías libres con la “nacionalista” idea de rescatar a la CFE y de impedir que los fifís se sigan enriqueciendo.
Aunque en el proyecto –aprobado- presentado por el ministro Luis María Aguilar se indica que: “De subsistir la disposición 5.4., se permitiría que CFE, en su carácter de generador, transportista, distribuidor y comercializador, tenga una participación importante en el Programa que contiene la planeación del Sistema Energético Nacional; lo que sin duda distorsiona el proceso de competencia y libre concurrencia y constituye un obstáculo para que el mercado de la generación y comercialización de energía eléctrica opere bajo condiciones de competitividad”, en la iniciativa preferente se elimina literalmente la competencia.
Con este fallo, la propuesta presidencial que ya analizan los diputados, tendrán que cambiar de criterio. Porque no se trata de una reforma constitucional y mientras prevalezcan los preceptos surgidos al calor de la reforma energética que quiere sepultar el presidente López, todos los cambios que se hagan a la ley reglamentaria y las concurrentes secundarias, violarían la Constitución de la que es garante la Suprema Corte.
A la vista, por supuesto está la derrota de Nahle. La pregunta que emerge es: ¿Bartlett sí ganará o los diputados de Morena respetarán la decisión de la Corte?
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