*En la IP se Preguntan Quién los Atenderá
*Traje a la Medida en la OMS que Nadie Quiere
Por Jesús Michel Narváez
De sorprender cómo un informe de gobierno, de un segundo año de labores, se lea en tan solo 42 minutos.
Porque en las conferencias matutinas presidenciales se utilizan hasta 3 horas para hablar en contra de los adversarios.
Y más sorprende que las encuestas –casi se puede apostar que se realizan a modo- coloquen al presidente con una popularidad de entre 59 y 61 y el primer mandatario le suba todavía 9 puntos y no haya quien rectifique.
No se trata de desconocer que es “popular entre la tropa” ni que todo mundo requiera de graduación para mirar con mediana claridad. No. Se trata de ser realistas y dejar la utopía para mejores tiempos, de entender que la tierra prometida está aún demasiado lejos.
Si es que el paraíso existe y no precisamente en Tabasco.
En su artículo 69 la Constitución mandata: En la apertura de Sesiones Ordinarias del Primer Periodo de cada año de ejercicio del Congreso, el Presidente de la República presentará un informe por escrito, en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país.
A raíz de los desencuentros entre el primer presidente de oposición y el Congreso de la Unión, dominado por el que en algún momento fuera considerado “partido aplanadora”, se modificó el formato y se terminó el día del Presidente. Ya no acude a San Lázaro, a la Sesión Solemne para dirigirse al H. Congreso de la Unión y durante cuando menos dos horas, “rendir” el informe con cifras que solamente se encuentran en los anexos y que para el ciudadano común y corriente en mayoría de las ocasiones no tienen sentido.
Es verdad, el Presidente López envió a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero a hacer la entrega del texto que contiene el Informe y los anexos. Cumplió con la obligación constitucional.
Cuando Vicente Fox ya no pudo ingresar a San Lázaro en 2005 se inventó el escenario dónde hablar sin parar. Lo mismo hicieron Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes solamente acudieron a las sesiones Solemnes de su toma de posesión y de la entrega de la banda presidencial. En efecto, se acabó el Día del Presidente.
No debe ser fácil hablar todos los días de asuntos en ocasiones –las más de las veces- triviales y sacar de la chistera números que nadie conoce excepto el poseedor de los “otros datos” y llegar a la formalidad de rendir un Informe presidencial sin más qué decir.
En el pasado lejano, ya son 16 años, los informes presidenciales se difundían en la llamada cadena nacional tanto de radio como de televisión. Y había, aunque no se crea en estos tiempos, auditorio suficiente. El rating era elevado.
Porque más allá de la despolitización de los ciudadanos, el interés por saber en qué se avanzó, se retrocedió y hubo estancamiento, era importante.
Hoy a nadie le interesa escuchar la repetición de palabras que se conjugan en verbos y adjetivos que surgen del lenguaje provinciano que se utiliza para no llamar las cosas por su nombre.
Sin embargo, se esperaba que el presidente López se presentara ante sus “70 invitados” –el club VIP- con algunas novedades que rescataran acciones comprobables y de pasada solamente dar el pésame “que duele en el corazón” a los familiares de las 105 mil familias que perdieron a un ser querido a causa de la mala atención frente a la pandemia sanitaria.
Quizá, en un acto de contrición y de pureza, realizar una autocrítica de lo que no se ha logrado, de lo que a medias se ha conseguido y de lo que ha servido al país.
Como plumífero de lengua negra que solamente aprende palabras sueltas y las dice en agudos tonos, el presidente López defendió lo indefendible y omitió la realidad.
¿Cómo las encuestas pueden mostrar que el 60 por ciento –en promedio- lo aprueba como presidente?
Es un problema de reflexión matemática fusionada con la conexión de neuronas. Claro, si las encuestas se efectuaron bajo las mínimas reglas de honestidad valiente.
METEORITOS
Aunque esperada, la renuncia de Alfonso Romo a la jefatura de la oficina de la Presidencia no dejó de generar cierta inquietud en el sector privado. Porque era el único que escuchaba los planteamientos, aunque nada resolviera. Al ser anunciado su retiro, el presidente señaló que seguirá siendo su enlace con el poder económico. ¿Con qué jerarquía? Son las incongruencias de algo llamado 4t. *** Ahora la duda que surge en el gabinete es: quién más se va para adornar su casa con el florero en que se convirtieron durante dos años. *** A pesar de que los científicos insisten en que el cubrebocas es una herramienta protectora para impedir contagios de la pandemia, el residente de Palacio Nacional insiste en que no sirve y por ello no lo usará. Hace un mes comentó que lo usaría por respeto a la gente. ¿Ya dejó de respetarla? Es pregunta y sin jiribilla política. *** En la semana anterior surgieron informaciones que no conocía –eso dijo- el Jefe político del país. Por ejemplo, ignoraba que la Fiscalía General de la República hubiera solicitado la extradición de Genaro García Luna, porque una juez federal emitió una orden de aprehensión por bienes del exfuncionario con valor de 27 millones de pesos y que nunca justificó. En los tiempos pasados siempre se aplicaba una regla: el hombre mejor informado del país es el Presidente. Tiene razón el actual: no es como los de antes. *** El próximo sábado es el día de la Virgen de Guadalupe. Y aunque se ha dicho lo mismo por la jerarquía eclesiástica que por la jefa de gobierno de la Ciudad de México que se han entablado pláticas para que los peregrinos no lleguen a la Basílica, todo está en veremos. ¿Quién detendrá a millones de feligreses? Se dice que en las carreteras se les convencerá de no llegar a la Capital. Cómo no.
BRILLA EL SOL
Por las respuestas de los políticos de la 4t al señalamiento del director general de la Organización Mundial de la Salud, se tendría que reconocer que el doctor Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus fracasó como sastre. Nadie se quiso poner el saco ni el chaleco hecho a la medida de YSQ y su vocero sanitario que, en efecto, no toman en serio la crisis sanitaria. *** Vidal Llerenas, alcalde de Azcapotzalco, dice a GALAXIA POLÍTICA que irá por la reelección, aunque reconoce que todavía hay muchos temas por resolver en la demarcación. Como él, cuando menos ocho alcaldes buscarán que los ciudadanos les ratifiquen la confianza. Entre ellos Santiago Taboada Cortina (Benito Juárez), Francisco Chiguil Figueroa (Gustavo A. Madero), Víctor Hugo Romo Guerra (Miguel Hidalgo), José Carlos Acosta Ruiz (Xochimilco) y Armando Quintero (Iztacalco). De llamar la atención que Clara Brugada, de Iztapalapa no haya levantado la mano. A ver cuántos logran su propósito. La que no quiere la Álvaro Obregón, porque le queda “chica”, es Layda Sansores que irá por el gobierno de Campeche, que su padre, Carlos Sansores Pérez detentó hace 5 décadas. *** La senadora Minerva Hernández afirma que la aprobación de la reforma a la Ley del Banco de México se hizo fast-track ni analizar la problemática que representa para la institución recibir dólares que el sistema financiero privado no acepte por temor a que se trate de dinero ilícito. El tema todavía está en comisiones en el Senado de la República, porque a varios senadores les brincó la liebre. No se sabe, sin embargo, si en estos días, antes de finalizar el periodo ordinario, los legisladores de Moren la saquen adelante.