Por Jesús Michel Narváez
Huracanes, Tormentas Tropicales y Frentes Fríos escogieron el sureste del país para descargar toda su furia, su enojo, su irritación. Millones de metros cúbicos de agua cubren los municipios tabasqueños y más de 80 mil personas son consideradas damnificadas.
Y el presidente López Obrador está ¡ausente!
Sin que exista obligatoriedad por escrito, cada Presidente de la República que despachó en Los Pinos y utilizó el Palacio Nacional para recibir las acreditaciones de los diplomáticos que representan a sus países, se preocupa por la entidad en la que nació aunque se haya despegado de ella por su carrera política.
Los tabasqueños esperaban que López Obrador, el primer presidente nacido en esa entidad, destinará cuantiosos recursos para sacarla del atraso y terminar con la maldición de las lluvias en exceso.
Se equivocaron.
Ahora lo saben porque lo viven.
Y no se trata de un reclamo sin fundamento. Es todo lo contrario.
Las inundaciones en Villahermosa, que no son una novedad, prevalecen desde hace dos semanas. Primero por los huracanes y después por la apertura de las compuertas de la Presa Peñitas que terminó por ahogar literalmente a sus habitantes. No solo la capital del Estado se encuentra bajo el agua, también Paraíso en donde se construye la Refinería Dos Bocas y cuyos trabajos están detenidos ante la imposibilidad de nadar para inyectar de concreto un pilote.
Da la impresión de que al Presidente López le importa un soberano comino que en Tabasco, su natal tierra, viva una tragedia que si bien no ha cobrado vidas humanas -por lo menos no se ha informado de decesos- sí ha dejado en la inopia a millares, un centenar de miles, sin mobiliario si no es que hasta la casa perdieron. Y en el campo, los animales se ahogan y mueren.
¿El presidente no quiere a sus paisanos?
Podría interpretarse que no los ama y que prefiere ir a Sonora o Morelos; Chihuahua y Sinaloa. Porque el sureste golpeado ha sido ignorado por completo. Ni Quintana Roo, ni Yucatán, ni Chiapas. Ni Campeche y menos Tabasco han merecido una visita presidencial. Simplemente el apoyo lo reciben por parte del Ejército, cómo no, de la Marina y de Protección Civil. La Guardia Nacional está ocupada como muro de contención en la Frontera Sur.
Presidente: hay que gobernar mojándose los zapatos y enrollándose los pantalones. No solo es estar en los salones de Palacio Nacional y desde ahí pregonar que gobierna para el pueblo bueno y sabio y que los fifís se conviertan en camellos (es por las jorobas).
Tabasco se Ahoga y su presidente ni se acuerda de ir aunque sea de visita.
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