Si Gana Biden Cambiará la Mirada Hacia América Latina

Por Nidia Marín

La frase “A México le va mejor con los republicanos” ha dejado de tener vigencia desde hace décadas, porque se ha demostrado que la conducta de los presidentes emanados de tal partido no es una línea recta. Actualmente mucho menos.

Hoy que se está jugando el futuro de los Estados Unidos (actualmente inmersos en conflictos desarrollados y puestos a remojar por Donald Trump) muchos nos preguntamos si el futuro para América Latina y específicamente para México será mejor sin el nefasto personaje y si de ganar los demócratas la política exterior estadounidense será reactivada, porque en la era Trump fue una de las peores de la historia del vecino país.

Para América Latina la cuarteta de años de Trump fue nefasta. Para México resultó peor, y como este planteamiento lo estamos haciendo sin conocer aun quien triunfó en las elecciones, si ganó Biden, por lo menos sabemos que la política exterior de Estado del vecino país, se pondrá en marcha y si triunfa el agente naranja lo que se avecina será terrible, si es que puede haber algo peor que la letal pandemia que se está viviendo en ambas naciones, México y Estados Unidos, cuyas políticas al respecto son con palos de ciego.

No creemos que si pierde Trump sea por las grandes campañas desarrolladas por los demócratas en Estados Unidos, sino porque para millones fue nefasto. Para los estadounidenses, incluidos los hispanos y latinos que radican allá, fue la gota que derramó el vaso en el cual se concentraba la maldad, la discriminación, la violencia y el rechazo.

Pareciera que hoy, de aquel lado del Rio Bravo hay la intención de poner orden. Y es muy probable que, de triunfar los demócratas, empiecen a hacerlo. Por ejemplo, en el retorno de la política de Estado en materia de relaciones exteriores abandonada y modificada a capricho. Un ejemplo muy claro es lo señalado por los expertos: estuvo acéfalo durante ocho meses (creo que aun lo está) el cargo de Subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, al que le corresponden las relaciones con América Latina. En el mismo, en la administración Trump, habían pasado ya cuatro funcionarios. Esa es la importancia que el señor y quienes gobiernan junto con él le dan al tema.

Y mientras México, por ejemplo, ha sido humillado hasta el cansancio al ser convertido en el valladar policiaco de la migración centroamericana y de diversas partes del mundo en su frontera sur, hoy dicen, convertida en la principal frontera con Estados Unidos, con el aval del gobierno mexicano desde luego.

Y mientras, en estos cuatro años, efectivamente, ocuparon en lo general acuerdos de coyuntura, pero nada perdurable, al tiempo que desde la máxima cúpula del poder estadounidense se criminalizaba a los mexicanos y se les insultaba en consonancia con la construcción de un muro que hoy, afortunadamente se está cayendo a pedazos.

En ese tenor del desprecio y las decisiones unipersonales (muy parecidas a las de este lado del Bravo) Trump decidió cambiar la historia y por vez primera para que hubiera incidencia electoral, impedir que llegara al Banco Interamericano de Desarrollo un Latinoamericano y colocar en esa posición a alguien afín para contar con los fondos de financiamiento.

De ahí que si este hombre no se va de la Casa Blanca será una desgracia para los estadounidenses, pero también para los latinoamericanos, incluidos los caribeños.

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