El Sospechoso Crecimiento de las Remesas

*Sorprende el Número de Operaciones Electrónicas

*Sin Empleo 21.6 Millones de Personas en los EU

*Se Cree que el Crimen Lava Dinero con las Remesas

Por Alberto F. Mena Mallen

Durante los meses de marzo-julio, Estados Unidos perdió 21.6 millones de empleos. Poco más de 26 millones de estadounidenses recurrieron al seguro de desempleo, según datos oficiales del Departamento de Trabajo, lo que representó la mayor reducción de plazas laborales en la historia del poderoso imperio norteamericano.

De ahí que se vuelva sospechoso el incremento de las remesas que envían los casi 12 millones de connacionales –legales e ilegales- desde diversos puntos de Estados Unidos, principalmente de Chicago, Nueva York, Los Ángeles e importantes poblaciones fronterizas.

El Banco de México dio a conocer que en junio pasado las remesas alcanzaron 3,536 millones de dólares superando los 3,379 de mayo que a su vez rebasaron los de abril que sumaron 2,861.

Sorprende la cantidad de transferencias electrónicas, porque quienes se encuentran en la Unión Americana de manera ilegal o temporal no tienen cuentas en bancos aunque podrían realizarlas mediante los agentes financieros de bancos que operan en México.

Los datos del Banco Central no solamente muestran el incremento monetario, sino el número de transferencias. En abril se efectuaron 8 millones 620 mil, en mayo 10 millones 515 mil y en junio se registró una caída al contabilizarse 10 millones 312 mil, aunque en dinero hubo un incremento de 157 millones de dólares.

Con el desempleo a todo lo que daba, los mexicanos siguieron enviado remesas y aumentando los montos. ¿Cómo le hicieron?

Probablemente el trabajo de Alejandro I. Canales, investigador de la Universidad de Guadalajara, y publicado en mayo de 2008 como parte de un análisis del cambio de reglas del Banco de México para evaluar las remesas, aclare en parte la millonada de dólares que anualmente llega al país.

“Algunos autores señalan que más allá del cambio de metodología, lo que pudiera estar sucediendo es que la cifra reportada por el Banco de México no sólo incluya remesas familiares, sino también un conjunto de otras formas de transferencias de recursos; en este caso, se podría incluir desde pequeños envíos de micro y medianos empresarios mexicanos que han impulsado negocios en Estados Unidos, pero que requieren insumos desde México (formando parte de la llamada economía étnica), hasta incluso y posiblemente recursos provenientes de actividades ilícitas (Tuirán, 2006)”.

La duda sobre las fuentes que conforman el paquete de remesas, podría encontrarse en el resumen del trabajo. Dice:

“En los últimos años las remesas enviadas por trabajadores mexicanos en Estados Unidos a sus familiares en México pasaron de 6.5 mil millones de dólares en 2000 a 23 mil millones de dólares en 2006. Sobre este incremento se han planteado diversas hipótesis. Por un lado, el Banco de México señala que, junto al cambio de metodología, el mismo incremento de la migración es el factor más importante que genera más flujos de remesas. Por otro lado, hay quienes señalan que habría serios problemas y sesgos en la contabilidad actual de las remesas, en la cual se incluirían otros flujos monetarios, desde pequeños envíos que harían micros y medianos empresarios mexicanos hasta incluso y, posiblemente, recursos provenientes de actividades ilícitas como el narcotráfico. Lo que interesa discutir en este artículo es si las estimaciones del Banco de México tienen bases reales en la dinámica migratoria y el comportamiento remesador de los mexicanos, o si, por el contrario, se trata de problemas metodológicos asociados a los mecanismos de medición, los cuales deben ser necesariamente revisados y actualizados para evitar sesgos de una posible sobrestimación. Así mismo, se analiza si hay alguna evidencia empírica que pudiera sustentar alguna de estas hipótesis alternativas”.

Desde hace una década se tiene la sospecha de que el narcotráfico y el crimen organizado utilizan a los mexicanos que se encuentran en Estados Unidos para lavar dinero.

No hay prueba que confirme la hipótesis, pero hay investigaciones abiertas por el Departamento de Justicia sobre el particular.

Resulta altamente sospechoso que cuando los empleos formales e informales, legales e ilegales se afectaron por la pandemia del coronavirus en Estados Unidos y las fronteras fueron cerradas entre México y su vecino, las remesas se hayan incrementado no solo en el número de transacciones sino en el monto económico.

De acuerdo con informaciones periodísticas no desmentidas, los estados en donde se reciben más remesas son aquellos en los que los cárteles criminales están activos. Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, Guerrero y Morelos. Hay poca información respecto a Oaxaca, Chiapas y Tabasco.

Lo concreto es que las remesas, la segunda fuerza en generar más recursos a México superadas solamente por la industria automotriz, permite que poblaciones aisladas, marginadas, con escasa población, resistan desempleo, malas cosechas, mercados monopolizados.

Las autoridades federales han admitido que los cárteles criminales tienen una sólida base social porque reciben apoyos económicos, en especie, materiales y hasta cuidados médicos.

En Tamaulipas el Cártel del Golfo entrega juguetes y construye Iglesias. En Sinaloa, la iglesia católica es sede de las bodas de los criminales, que por cierto se realizan con la protección de la Policía Estatal.

La sospecha de que los mexicanos en Estados Unidos son utilizados para lavar millonarias cantidades de dólares del crimen organizado es cada día más sólida y la crisis sanitaria y de empleo generada por el Covid-19, ha puesto en alerte a las autoridades de la Unión Americana mientras en México se festina a los “héroes anónimos” que aportaron el año pasado 35 mil millones de dólares.

El tema pasa inadvertido, intencional o por desconocimiento, tanto por el Banco de México como de la Secretaría de Hacienda y el Sistema Bancario y Financiero del país.

 

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