De la Reina, sus Vasallos, el Vuelo Nupcial y la Inevitable Muerte

Reportaje

Por Susana Vega López, (Enviada)

OCUILAN, Estado de México.- Ella nace reina. Sólo se alimenta de jalea real y polen. Vive hasta cinco años. Cuenta con su guardia real que la mantiene limpia, le da de comer, la ayuda, la protege y procura en todo momento. Su función primordial es poner huevecillos que se convertirán en larvas y luego en abejas: es la abeja reina.

Son hasta 16 zánganos (abeja macho con promedio de vida de tres meses) quienes fecundan a la abeja reina mientras vuela (vuelo nupcial) y mueren tras la cópula pues pierden su aparato genital, explica Alfonso González Pizaña, apicultor de cepa, durante una visita a su apiario.

Se trata de un recorrido que forma parte del turismo de aventura; es una experiencia que permite a los asistentes conocer la importancia de las abejas en la vida y en el planeta mismo.

¿Te imaginas estar en un apiario donde habitan más de un millón y medio de abejas? ¡No pasa nada!, pues, aunque las abejas salen agresivas, el apicultor se apresura a tranquilizarlas: avienta humo que hace de ocoshal (varas secas que caen del árbol) para “anestesiar” a las obreras que, por cierto, son estériles y viven hasta 45 días. No obstante, el zumbido de las abejas te acecha, te cerca… algunos turistas se ponen nerviosos pero el apicultor inmediatamente las aleja con el humo.

La familia de Alfonso tiene 60 años dedicada a la apicultura, a la elaboración de miel; él 28. Nació rodeado de abejas y lo irónico de su vida: es alérgico a la miel.

BENEFICIOS DE LA MIEL

Es cicatrizante natural de heridas y quemaduras, es un potente rejuvenecedor. La miel está llena de vitaminas y proteínas, es antioxidante, antibacteriano, antiinflamatoria, hidratante, digestiva, antidiarréica, ayuda al aparato respiratorio (dolor de pecho y tos); es un remedio y alimento natural de sabor agradable. Da energía y, a la vez, relaja.

El experto afirma que las abejas obreras, desde que nacen, se ponen a trabajar. Primero, limpian el sitio donde nacieron, para dejar su lugar a otro huevecillo. Algunas se encargan de salir a polinizar, a transportar el polen en el cual se encuentran muchos nutrientes como vitaminas (A, D, E, C, B1, B2 y B6), proteínas, fibras, azúcares, minerales, encimas y aminoácidos; otras producen propóleo; y otras más están al tanto de la reina, sacan la basura de la colmena y a las abejas que murieron.

El polen es transportado a la colmena para que se produzca miel, jalea real y propóleo para proteger la colmena (lugar donde viven) ya que tiene propiedades antisépticas, antivirales y antiinflamatorias.

Para entrar al apiario hay que llevar camisa de manga larga, pantalón y botas para que no quede ninguna parte de la piel expuesta. La cara y cabeza son cubiertas por una especie de sombrero con un pabellón de tela que cae hasta los hombros. Asimismo, te proporcionan guantes para proteger las manos.

En Ocuilan, la familia de Alfonso, además, es criadora de abejas reina. Sus apiarios están certificados por la Sagarpa quien pone, en cada colmena (cajón) un distintivo amarillo en forma de bola; es el sello de seguridad que otorga y es algo similar a los aretes que se les colocan a las reses para saber que están certificadas.

Producen alrededor de 9 mil abejas al año que venden a toda la República, sobre todo al norte, en Chihuahua, y al sur, en Yucatán y Quintana Roo.

DE COLORES, LA MIEL

El color de la miel es cuestión de la floración; en Ocuilan se dan tres por “la multiflora”: ámbar claro (miel tradicional); amarillo fuerte (miel espesa que parece mantequilla) y ámbar oscuro (la miel de encino).

En Morelia, la miel de aguacate es color negro y al final tiene notas de sabor al aguacate; en Veracruz, zona de cítricos, es rojiza y se siente la esencia de la naranja; en Querétaro, la miel es blancuzca (por el mezquite), igual que la del norte, (blanca, por los cactus), además de que se encuentra una variación de mieles roja y verdes fosforescentes.

Las colmenas se componen de un piso, la cámara y alzas, con tapa interior y exterior, además de los bastidores. Cada colmena tiene una abeja reina. No puede haber otra. El resto de los insectos es población de obreras, además de los zánganos.

Cada colmena tiene un olor diferente que las abejas identifican por lo que no es probable que se metan a otra colmena que no sea la suya. Sorprende el mundo de las abejas que todo el tiempo trabajan, de día y de noche, no duermen, o tal vez se turnen.

Con el paso del tiempo, la abeja reina envejece y es necesario cambiarla, reemplazarla por una joven para que la productividad sea óptima.

La abeja reina no descansa, trabaja día y noche; supervisa y pone huevecillos. El objetivo es ser una colonia fuerte, una unidad de trabajo. ¡Si los humanos aprendiéramos esa labor… si nos pareciéramos un poquito a las abejas, otra cosa sería!, comenta Alfonso y señala que de una colmena salen más de 40 kilos de miel.

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