A Salto de Mata el Sindicalismo Mexicano

Los Dados de Dios

*Y los Líderes Hacen Malabarismo Para Sostenerse

*Junto a Ellos, Hace Agua el Barco de su Partido: el PRI

*No Hicieron Caso de las Advertencias Lanzadas en 2000

*Los Venerables Charros y sus Barbas en Remojo

Por Nidia Marín

Amenazado, arrinconado, a salto de mata, cargando el fardo de los peores augurios (de cárcel y sanciones) para sus líderes históricos aún en ejercicio, con 20 o más años al frente de los gremios, el sindicalismo mexicano apechuga los peores momentos de su larga existencia de 80 años, sin posibilidades de una vuelta de tuerca hacia ninguna parte.

Carlos Romero Deschamps.

Nunca será igual. Al gremialismo en México ya le aplicaron los santos oleos y le dieron la extremaunción. Tal vez surja un nuevo obrerismo, quizás permanezca parte de la inercia presente, pero como dice el verso de Gustavo Adolfo Bécquer:

“Pero aquellas que el vuelo refrenaban / tu hermosura y mi dicha a contemplar, / aquellas que aprendieron nuestros nombres… /
ésas… ¡no volverán!”

Aquellos tiempos de gloria, como Las Golondrinas ya se fueron y los últimos líderes forjados en los años dorados, hacen malabarismos y dan maromas en busca de salvaguardar a los trabajadores, aunque el partido que los cobijó toda la vida está haciendo agua y se quede en la inanición.

Mientras tanto, están a la orden del día las nuevas fracturas, escisiones, divisiones y purgas. Como advirtiera en su momento Mario Martínez Déctor en su ensayo “Los Trabajadores y la Integración de América Latina y el Caribe”, la gran mayoría de los trabajadores a través de sus organizaciones obreras, integraron uno de los principales pilares del Partido Revolucionario Institucional, y ante los resultados electorales del 2 de julio del año 2000, se encontraban desconcertados y “como muchos dirigentes sindicales admiten, todavía no despiertan a la realidad y encuentran cómoda la subordinación hacia el Ejecutivo, aún cuando éste sea de otro partido”.

Hoy están peor, porque efectivamente no se percataron (y se los advirtió el experto) que en los nuevos tiempos que vivía México se había roto el cordón umbilical de sumisión al Ejecutivo y por lo tanto debían fortalecer al movimiento obrero y rescatar su papel de verdadero actor de la vida nacional.

No sucedió. Y como dijimos en 2013 en El Sol de México: “La CTM, como el Vaticano, hoy sólo entrega el bastón de mando a hombres mayores de edad… tal vez para que no le vaya a pasar lo que con su gran líder Fidel Velázquez Sánchez, que llegó como dirigente en 1940, convivió y se enfrentó a 16 mandatarios del país, destapó a 11 candidatos a la Presidencia de la República y se fue, por orden de la madre naturaleza, 57 años después.

Joel Ayala Almeida.

“Lo mismo ocurre por otros rumbos del movimiento obrero: Francisco Hernández Juárez lleva tres décadas como líder de los telefonistas, Fernando Espino cumple 27 años de dirigente en el Metro, Benito Mirón Lince cerca de 35 en la Alianza de Tranviarios, etc”.

Efectivamente, aunque en la actualidad, ante la renuncia (obligada) de Carlos Romero Dechamps al sindicato petrolero, pusieron sus barbas a remojar los venerables charros:

Joel Ayala, líder de la Federación de Sindicatos al Servicio del Estado que, aseguran aun cuenta con poco menos de millón y medio de trabajadores; Víctor Flores Morales, del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana; Víctor Fuentes del Villar, líder del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (Suterm); Carlos Aceves del Olmo, al frente de la disminuida Confederación de Trabajadores de México; Isaías González Cuevas, líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos; Francisco Hernández Juárez, secretario general del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana; Rodolfo González Guzmán, Confederación Revolucionaria de Obreros y ; Agustín Rodríguez Fuentes (PRD) Sindicato de Trabajadores de la UNAM; Manuel Acevedo González, Sindicato de Correos de México; Juan Villafuerte Morales, Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y muchísimos más.

Víctor Fuentes del Villar.

Y sí, la crisis se presenta porque como se dijo hace tiempo: “En el México del siglo XXI el sindicalismo real es realmente débil y el sindicalismo auténtico realmente insignificante, tanto por cuanto hace a su peso numérico entre la Población Económicamente Activa (PEA), como por el papel y la influencia que tiene en las decisiones políticas del Estado; sin embargo, es una fuerza viva, latente y actuante, con una rica tradición histórica de organización y lucha que fue importante en periodos diversos de la vida nacional”.

Ahora sí que como decía la canción de Agustín Lara, “Adiós Nicanor”:

“Adiós Nicanor sé muy bien / que no vas a Volver…”

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