Por Alberto F. Mena Mallén
Poco a poco nos volvemos rehenes de quienes y de todo lo que nos rodea. Nos da miedo, temor o terror, según sea el caso.
Ya da miedo salir a la calle, ir al súper o al mercado, subirse a un transporte público o privado, acudir a una plaza comercial o a un restaurante o changarrito; da miedo salir a carretera de viaje, en fin, el temor ya aparece por todos lados, cuando antes daba alegría o no había preocupación por nada.
Ahora ya incluimos a la 4T, ya que al querer cambiar el sistema muchas irregularidades se han están cometiendo en contra de muchos mexicanos. Y ello también causa incertidumbre, además de temor, porque no se sabe que pasará.
Reconocemos o aceptamos el hecho de que hay que combatir la corrupción donde quiera que se encuentre, pero también se debe castigar a quien se atreve a usar sus largas uñas y no a quienes nada han hecho en este sentido. Pero no, se arrasó parejo a todos y aún quedan pendientes las sanciones a quienes han hecho un modelo ilegal de vida.
Cabe recordar lo que sucedió con lo de las guarderías: que muchas tuvieron que o cerrar o aguantar vara durante algún tiempo para poder continuar con su labor, mientras individualizaban los pagos a cada una de las madres que usan este servicio.
Algunas senadoras solicitaron al mandatario, al inicio del programa presidencial, aplicar o buscar un camino paralelo al que el Ejecutivo eligió para no afectar a quienes son buenos ciudadanos. Nunca fueron escuchadas. Solicitaban sancionar a aquellas personas a quienes detectaron el mal uso de los recursos públicos, antes de dar los dineros a cada una de las madres, pero nada se ha conocido al respecto.
Y así han sido varias cosas que se han presentado por la restricción de los recursos, lo que a su vez pone en la raya a muchas personas que carecen de los mismos para vivir y ante ello, buscan caminos no legales -que permite la impunidad-, que les den para cubrir sus necesidades básicas, ello a pesar de los apoyos que les brinda el propio gobierno, como el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, el que ha sido criticado porque se les entrega mayor cantidad que a otros, como a los deportistas a quienes apenas se les hará justicia. Es decir, no hay equidad, lo que genera desigualdad, aunque lo presuman mucho.
Y en cada acción que vive la ciudadanía se presenta el miedo, temor y hasta terror, ya sea por cuestiones de inseguridad, económicas, sociales, por trabajo, por el clima, por caminar, por ir a tomar un café, entre muchas otras que a diario se realizan. Y lo peor, es que cada día se suman más inquietudes.
Un factor importante es la inseguridad que se vive día con día, tanto en la Ciudad de México, como en su área metropolitana, sin dejar a un lado al país en general. Todos los días asesinan a personas y ya no hay un lugar donde la gente dejara de ver dichos crímenes o balaceras: ahora es parejo. El caso de la Plaza Artz es uno de éstos o las matazones de personas en muchos sitios del Valle de México.
Espero que no lancen la culpa a los medios de comunicación o a las redes sociales de difundir estos malos o pésimos momentos para multitud de personas, ya que los responsabilizan al argumentar que hacen apología del delito al dar a conocer todo lo que sucede atrás de la inseguridad que se vive. Hay que trabajar más como autoridades para que ya no haya malas noticias y no se difundan.
CON EL MIEDO DE QUE LES ROBARAN EL COCHE
Una familia salió a pasear de fin de semana en las cercanías de Cuernavaca. Iban 10 personas, entre ellas una señora de 91 años y un niño de 6. El resto, de varias edades intermedias a las señaladas. Era entre 5 y 6 de la tarde, de un viernes, aproximadamente, cuando al ingresar a la autopista, desde el libramiento del segundo piso se ponchó una llanta de un Mailbú 2017 turbo, por lo que tuvieron que parar en el acotamiento para cambiarla por la refacción. Adelante de ellos se estacionó una camioneta Pick Up Nissan 4X4 donde iba el resto de la familia, pero dejó un espacio en medio entre ambas unidades
Todos los hombres se apresuraron a cambiar la llanta para no perder tiempo.
Tuvieron que sacar todo lo que se traía en la cajuela y cuando estaban en esa tarea, se detiene un auto Jetta, viejón de donde bajaron unos 7 varones que se pusieron a chacotear, como evaluando la situación. Algunos pedían un aventón con el dedo gordo como jugando.
En el auto se habían quedado la viejita y un hombre minusválido, que tienen problemas de movilidad; en la camioneta estaba una señora con el pequeño de seis años. El resto de los paseantes se bajó de los vehículos para ayudar en la labor. Este hecho inquietó a todos por lo que una de las mujeres marcó al 911 para solicitar apoyo, ante la creencia de que podían ser asaltados o que les robaran el coche. Esto generó miedo y temor por lo que podía pasar.
Lo que se hizo fue acelerar el cambio de llanta y meter rápido el equipaje para salir de ahí de forma inmediata. Incluso atravesaron al grupo de personas que estaban en medio de los dos vehículos, para subirse a la pick up, pero los hombres que detuvieron su marcha no dijeron nada y finalmente pudieron salir de esa situación sin daños o perjuicios.
UN DESPACHADOR DE GASOLINA CON TEMOR DE QUE LO CORRAN
Otro caso que demuestra el miedo de perder el empleo actualmente en las personas, es el de un señor de 65 años y que labora como despachador de gasolina en una estación ubicada en Naucalpan. Al ver que movía muy poco el brazo derecho, se le preguntó qué fue lo que le pasó y su respuesta fue inmediata: me dio una embolia hace algunos años.
Oiga y aún no les dan salario en este trabajo se le preguntó. Sin pensarlo dijo, no, pero me dan seguro social. Aunque poco a servido porque no me he podido jubilar o pensionar por la burocracia que existe, además de que dejaría de percibir algún ingreso económico, por lo menos en un mes si inició los trámites correspondientes y en ese tiempo, qué voy a comer con mi familia. Sin decirlo verbalmente, dejó entrever que el apoyo que recibe de sus patrones, es poco o casi nulo.
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