El Retorno de los Nembutales del Siglo XX

Los Dados de Dios

*No hay Gobierno Dividido y Tampoco Cambios

*Sin Conocimientos ni Claridad en los Programas

*¿Habrán Reflexionado en un Jefe de Gabinete?

Por Nidia Marín

Son lujos que no debería darse, pero se los da. Son cuestiones que por elemental raciocinio no deberían saturar la agenda de un Presidente, pero ocurre en México. Si bien se entiende su interés y comodidad de estar presente dónde sólo su palabra sea la ley, no tardará en resentir la reversión del abandono de otros asuntos, esos sí de carácter nacional.

Cada vez, para el grueso nacional, las giras del presidente se vuelven más aburridas. No se puede decir que con otros mandatarios no haya sido así. Siempre ha habido los nembutales oficiales que se adjudican a la gente, a fuerza, guste o no, sobre todo si está recibiendo beneficios gubernamentales gratuitos.

Se creyó que, ante el avance de los medios de comunicación, aquella forma de dar a conocer el trabajo gubernamental adquiriría niveles del siglo XXI. No fue así, no solamente por la particular manera de informar del actual presidente, sino porque ciertamente en otros tiempos tampoco llegaban a las comunidades los programas que se desarrollaban y les eran benéficos. Quedaban en manos de terceros.

Lo extraño del actual periodo de gobierno en marcha es que, con la llegada del mismo concluyeron 21 años de gobiernos divididos que habían estado vigente desde 1997 hasta 2018. Todo mundo creyó, ingenuamente, que sería utilizado para avanzar en un moderno sistema de gobierno. Eso no ha ocurrido y hay consideraciones de que no esperan se mueva una hoja.

Sin embargo, ahí está la reforma política de 2014 en cuyos términos para el sexenio 2018-2024 el presidente de la república tendrá la posibilidad de conformar un gobierno de coalición. Esto implica que su partido político podrá llevar a cabo una alianza parlamentaria con al menos otro partido de oposición para alcanzar la mayoría requerida para efectuar reformas constitucionales.

¿Ha sido para bien? No todo mundo está de acuerdo, pero con dicha reforma señalan los expertos, se brindó sustento legal a esta práctica.

Explican: Dicha medida persigue otorgarle al presidente un instrumento para obtener la cooperación del legislativo a través de alianzas entre partidos políticos con el fin de favorecer la gobernabilidad democrática. En caso de que el presidente optara por este instrumento, se reforzaría la tendencia hacia un modelo de presidencialismo pluralista y de coalición, pues la construcción de una mayoría en el Congreso tendría lugar a partir de alianzas partidistas.

Si bien esta reforma posibilita la formación de mayorías legislativas para garantizar el desahogo del proceso legislativo, sigue presente el riesgo de que el partido que ocupe la presidencia se coaligue con un partido menor y entre ambos alcancen la mayoría requerida.

Con ello, el presidente podría requerir del apoyo de un solo partido formando una coalición mínima ganadora, lo que dejaría fuera al resto de las fuerzas políticas representadas en el Congreso y desvirtuaría el espíritu que motivó la coalición de gobierno de compartir carteras o los espacios de poder con la mayoría de los partidos políticos.

Eso ya está ocurriendo.

Pero otra cosa es la diaria y semanal banalidad, ante lo cual una se pregunta y habrán pensado en la figura del Jefe de Gabinete, con los conocimientos de las materias que se tratarán.

Sabemos que resulta casi imposible ante el acaparamiento del poder por parte de un solo hombre, pero se vale soñar.

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