Por Emilio Hill
Varias lecciones quedan después de la más reciente entrega de los premios Oscar. No solo es el ya tocado tema de la igualdad, del que se ha hablado en diversos medios y plataformas, de forma amplia. Hay un asunto que resalta y son los nuevos usos y costumbres en cuanto a la exhibición.
El triunfo de Roma (Alfonso Cuarón, 2018) en varias de las categorías más importantes es el inicio de un tema que lo más rancio y conservador de la industria cinematográfica se negaba a reconocer. Una realidad que los alcanzó y apenas toman cartas en el asunto: el streaming.
Y es que el filme mexicano, con sus nominaciones y premios: fotografía, dirección y filme extranjero, abre la puerta y reconoce que no solo la proyección en salas forma parte del fenómeno cinematográfico en su conjunto; la poderosa exhibición y penetración dentro del público, sobre todo el más joven que tienen empresas como Netflix, son ya parte del Mainstream cinematográfico.
Estas empresas, que se enfocan al entretenimiento casero, no son más el lado rebelde de la industria, que pelea codo a codo con los exhibidores por un público nunca satisfecho por las ofertas de consumo, y que propone, no la visita a la sala cinematográfica, sino ver los filmes y series en la comodidad del hogar, ahora forman parte del conjunto de mayores que hacen a la industria.
Con la llegada de Roma a la Ceremonia del Oscar y el triunfo en distintas categorías, la industria se adapta a los nuevos usos y costumbres del entretenimiento. Ni el arribo de la televisión o los distintos formatos de entretenimiento cinematográfico casero (videocasetera, DVD o Blu –ray) habían hecho que esto sucediera.
Polémica ha habido entre exhibidores de distintos países, pero parece que el fenómeno no lo toca para nada. La urgencia de conectar con las nuevas generaciones resulta más importante que las voces de los todo poderosos empresarios y ejecutivos de la industria.
Tan es así, que la oferta del streaming, en muchos casos tiene más calidad que lo que se oferta en algunas semanas dentro de los cines. Se puede citar a la ya mencionada Roma, pero el asunto no para ahí. Viene The Irishman regreso de Martin Scorsesse al cine de mafiosos, que de paso es una superproducción de 175 millones de dólares. Para completar el cuadro, el filme es protagonizado por Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci y Anna Paquin.
La trama se desenvuelve en torno a las memorias de Frank Sheeran (De Niro) involucrado en la muerte del poderoso líder sindical Jimmy Hoffa (Pacino). Esta película será estrenada en Netflix. La fotografía por cierto es del mexicano Rodrigo Prieto y aunque de manera prematura, ya han comenzado los comentarios en torno a una posible nominación al Oscar para nuestro compatriota.
La avalancha de blockbusters ha sido algo común desde hace un tiempo dentro de esta plataforma, basta mencionar lo que sucedió a finales de año con Bird Box (Susanne Bier,2018) protagonizado por Sandra Bullock.
Y veremos mucho más, ya que poderosas empresas han decidido entrar a la jugada de esta plataforma. Disney ha anunciado su propio sistema de streaming, lo que promete que la encarnizada batalla por la preferencia del público pasará también al entretenimiento casero.
Lo curioso es que fenómenos cinematográficos y de la cultura Pop han decidido aparecer en alguna de estas plataformas. Un claro ejemplo es Cobra Kai serie de You Tube Red que es una secuela ¡casi 30 años después de la última entrega de la serie fílmica Karate Kid! En el papel estelar por supuesto encontramos al madurito –para ser amables- Daniel LaRusso (Ralph Macchio –o lo que queda de él), quien se encuentra con su ya viejo rival Jhonny Lawrence. Nostalgia y nuevas plataformas. Una suerte de gatopardismo para adaptarse a los nuevos usos y costumbres.
Más allá del romanticismo, lo visto en la reciente entrega del Oscar, es una muestra de que la industria cinematográfica se adapta a las nuevas plataformas y gustos. Renovarse para seguir igual, aunque suene paradójico.
