*Hoy Como Ayer Está Sucediendo lo Contrario
*¿Cuántas Horas de Inglés Estudiarán los Niños?
*¿Cuándo Todas las Primarias Tendrán Computadoras?
*¿Cuántos Libros Deberá Leer un Estudiante?
Por Ezequiel Gaytán
En diciembre del año 2012 el Presidente Enrique Peña Nieto ofreció una serie de compromisos a la nación. Entre los puntos que destacó fue un Reforma Educativa y, yo incluido, la vimos con muy buenos ojos, pues pensé: a los maestros les van a reforzar su capacidad de enseñar con nuevos métodos, técnicas y materiales didácticos, seguramente la informática será uno de los pilares de apoyo fundamentales y la metodología de la investigación científica será el marco que catapulte el perfil de los maestros. También pensé que los estudiantes verían nuevas materias, que las matemáticas serían una asignatura basada en la lógica y que el perfil de los egresados de sexto de primaria sería que los niños estarían leyendo entre uno y dos libros al mes.
Sin embargo, algo sucedió en el cuarto de guerra del Presidente Peña que yo no sabía. Que para echar a andar una impostergable Reforma Educativa en México es necesario acompañarla con una Reforma Laboral en el magisterio. Supongo que los entonces secretarios de Gobernación, de Educación y del Trabajo tenían tres opciones: a) empezar por la parte didáctico-pedagógica; b) empezar por la reforma laboral o, c) lanzar simultáneamente ambos vectores. Por supuesto que deben haber tomado en cuenta a las asociaciones de padres de familia, a los dos sindicatos de la educación y las experiencias de las mejores prácticas internacionales en reformas educativas. El caso es que la anterior administración decidió empezar su estrategia por la parte laboral-escalafonaria y, hoy lo sabemos, eso les tomó más tiempo del programado y cuando inició lo sustantivo, es decir el proceso enseñanza-aprendizaje todo fue precipitado y con desorden.
La actual administración, desde los poderes Ejecutivo y Legislativo está decidida a eliminar absolutamente la reforma Educativa de la gestión del presidente Peña. De hecho, cuando los lectores de Misión Política tengan este artículo en sus manos, lo más probable es que ya se haya aprobado la reforma Educativa del presidente López Obrador. Sin embargo, no puedo hablar de la nueva Reforma porque casi todos mis colegas y casi todos los interesados en el tema discuten acerca de los problemas laborales, salariales y sindicales de la misma. En otras palabras, la Secretaría de Educación Pública ha tenido que atender a las fuerzas magisteriales y concentrarse en ese rubro y yo aún no sé cuántas horas de inglés estudiarán los niños por nivel educativo en el nivel básico. Tampoco sé cuándo todas las escuelas primarias tendrán aulas con computadoras. No me he enterado respecto a la meta de libros que deberá leer un estudiante de tercero de secundaria al mes. Es más, no he encontrado una circular o un documento oficial que exponga que los niños aprenderán a leer en “tablets” y que ya no recurrirán a los libros a fin de salvar árboles.
He consultado a mis amistades del sector educación y de instituciones de educación superior. Ninguno me ha podido decir si será sustituido el método constructivista o si la enseñanza será por estudio de casos o si las matemáticas y las ciencias experimentales serán fundamentales. Porque si la idea es que no quede ni una coma de la reforma Educativa pasada, quiere decir que lo que se avecina será la implementación de un modelo educativo, espero, semejante al de Finlandia que está catalogado como el mejor del mundo.
Por supuesto que otros temas como el aeropuerto, la economía, la salud, los energéticos y el problema salarial y de carrera del magisterio son muy importantes y no se pueden ni se deben soslayar. Pero resulta que la educación es tan importante que ya en 1833 el presidente Valentín Gómez Farías al ver que la Universidad Pontificia seguía oponiéndose a la independencia nacional, decidió cerrarla y abrir la Escuela de Letrán. El discurso de inauguración de la nueva academia correspondió a Andrés Quinta Roo y, de acuerdo con la narración de Guillermo Prieto en su libro “Memorias de mis Tiempos” el gran Don Andrés dijo: “Ya logramos la independencia de España, pero con la apertura de esta escuela lograremos la libertad”, y bien lo entendió el gran luchador por nuestra independencia, pues de esa institución egresaron muchos de los hombres de lo que hoy conocemos como La Reforma.
Sembrar a largo plazo es una obra de estadistas. Educar con objetivos claros en matemáticas, español, ciencias experimentales y sociales, en humanidades y artes y en inglés y computación es una responsabilidad histórica. Sobre todo, porque un Estado Fallido no sólo es aquel en el que no hay Estado de Derecho, ni autoridades e impera la corrupción. También existen otro tipo de Estados Fallidos y esos son en los que se asesina a la educación y se privilegian intereses de grupos y de caciques que no quieren pueblos amigos de los libros, ni de las ciencias.
Ojalá la Reforma Educativa que se inicia privilegie la calidad de los procesos Enseñanza-Aprendizaje sobre los gremiales.