Por Jesús Michel Narváez
Negar que el Plan Nacional de Vacunación no tiene tintes electorales, forma parte de la estrategia electoral del presidente López y su partido. Baste escuchar los spots propagandísticos de Morena, como el que señala que el partido ya donó 50 millones para la compra de vacunas. De ser cierto -que se duda- estaría utilizando recursos electorales para fines no autorizados.
Y si alguien osa señalar el propósito con el cual se ejerce la vacunación contra el Covid-19, es denunciado ante el INE -al que no quieren ni el presidente ni sus acólitos- y lo utilizan para exigir medidas cautelares que les son negadas. Sin embargo, la consejera Claudia Zavala estima que la medida sí se debió conceder, pues desde su óptica el material denunciado sí transgrede el derecho a la información del electorado, lo que podría vulnerar el derecho de la ciudadanía de ejercer su voto de manera libre e informada, al referir el condicionamiento del programa de vacunación por el voto de una opción política específica.
Ignoro de dónde sacó la consejera su reflexión, porque si alguien desinforma al electorado es el presidente de la República y los cortesanos que forman el partido oficialista.
El mensaje de Mario Delgado, por ejemplo, coloca en primer lugar a las oposiciones que gobernaron -léase PRI y PAN- de querer regresar al poder para seguir robando y cancelar los programas sociales.
Tampoco entiendo de dónde toma esa postura. Si, como dicen en Palacio Nacional, los programas sociales están blindados por la Constitución ¿por qué el temor?
Las oposiciones tienen una misión primigenia: cuestionar la forma en que se ejerce el poder público y apoyar todo aquello que consideren importante y benéfico para el país. Un claro ejemplo es la creación de la Guardia Nacional que contó con el respaldo total de quienes no están en el Ejecutivo federal, pero cogobiernan a través del Congreso de la Unión.
Pretender acallar las voces opositoras no forman parte de la democracia. Y eso tendría que entenderlo la consejera Zavala. O no ha revisado, escuchado o visto los spots del oficialista Morena o tiene sangre guinda que corre por sus venas.
El presidente López y su empleado, Mario Delgado -que le puede jugar las contras en cualquier momento para lanzar abiertamente a Marcelo Ebrard, su verdadero jefe- muestran una delgada piel que no resiste la crítica de ninguna especie y menos en tratándose de tocar los programas sociales que, sin duda, son clientelares y el condicionamiento está más transparente que el agua santificada.
Nadie con dos dedos de frente se opone al apoyo que se les a los pobres, como afirma el huésped de Palacio Nacional. La referencia de que los de “antes de robaron el dinero” es cierta en gran medida. A diferencia de los otros, aunque con trampas -la Estafa Maestra, por ejemplo- se logró descubrir la trapacería. En la actual administración no hay rendición de cuentas y cuando la Auditoría Superior de la Federación detecta recursos utilizados y no justificados, la irritación brota de inmediato y se pide investigar -con la idea de remover- al responsable del órgano fiscalizador.
Es la delgada piel de quienes pretenden pasar a la historia como los que hicieron renacer a México… aunque nunca ha estado muerto y ahora parece caminar hacia la sepultura.
E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por ABC-Radio en el 760 de Am.