Nace el Primer Pingüino Chilango: Alex, un Elegante Polluelo Hijo de Mari y Beto

Reportaje

*Indudablemente Será Campeón de Natación, Como lo son los Gentoo

*Nació en el Pingüinario del Acuario Inbursa, en Plaza Carso

*Lo Trajo al Mundo (Mexicano) Paty Velázquez, Veterinaria

*El Neo Chilanguito Está en Pleno Proceso de Cambio de Plumas

Por Susana Vega López

Antes que nada, quiero felicitar a la revista Misión Política por otro año más que demuestra los esfuerzos de todo el equipo de redacción y colaboradores que dirigen profesionalmente los periodistas Jesús Michel y Nidia Marín. ¡Enhorabuena!

Son fieles hasta la muerte (aunque hay excepciones); se encuentran en la lista de especies amenazadas; se alimentan de krill, peces, crustáceos, moluscos y animales marinos. Son aves, pero no vuelan; caminan y nadan a la perfección; pueden llegar a pesar hasta siete kilos y medir 70 centímetros. Portan un frac o traje blanco y negro: los pingüinos.

El pasado dos de diciembre, en la Ciudad de México, nació Alex, después de 34 días de incubación con sus padres Mari y Beto que esperaron pacientemente hasta que el huevo eclosionó. Es el primer pingüino chilango y se convierte en la quinta generación bajo cuidado humano (las otras cuatro nacieron en Japón).

Por su edad –casi dos meses- ya está mudando su plumaje; el plumón gris se ha convertido en elegante pluma negra y sólo le queda una especie de bufanda grisácea. Sus patas y pico lucen color amarillo con tendencia a un fuerte naranja.

Pertenece a la especie gentoo que se caracteriza por tener el pico y las patas color naranja y portar una “diadema” en la cabeza; es una mancha blanca que sale de los ojos.

Los gentoo es la tercera raza más grande después del pingüino rey y del pingüino emperador, pero son las aves que más rápido nadan pues su velocidad alcanza a tener rachas de hasta 60 kilómetros por hora. En total se sabe que existen 18 especies o tipos de pingüinos.

Paty Velázquez es la médica veterinaria del pingüinario del Acuario Inbursa, en Plaza Carso, y explica que cada año estas aves marinas cambian de plumas “la pluma nueva empuja a la vieja y nunca se quedan ‘pelones’”. A la fecha, no se sabe si Alex es hembra o macho por lo que “le vino muy bien el nombre que se le puso en honor al fundador de este acuario, dijo.

Mencionó Paty que todos los pingüinos se identifican por su nombre: Blanca, Vale, Mary, Jack, Nico, Beto, Sofi, Renata, Elsa, Fred, Tayson, por citar algunos.

“Para saber el sexo de Alex ya se le tomaron muestras de sangre para ser enviadas a un laboratorio especializado de Canadá y que, de acuerdo al tipo de ADN, se determine si es hembra o macho”.

El hábitat se encuentra a una temperatura promedio de seis grados centígrados (tanto el aire como el agua) en un estanque que está ambientado como si estuvieran en casa; es un exhibidor que simula un ambiente de la Antártida, por lo que parece que hay bloques de hielo y hasta un témpano que se mueve.

“Cuenta con focos que dan luz, de acuerdo a sus necesidades porque hay momentos en que tienen más horas de día que de noche”, comentó Andrés David Flores, entrenador de Alex, quien diariamente se interna en el área de manejo.

Reitera que el nuevo chilango se encuentra en proceso de cambio de pluma. “Ya no es un polluelo como tal, ya está en edad juvenil a poco más de dos meses de haber nacido. Ya está prácticamente como un pingüino adulto”.

Recordó que la cópula comenzó en septiembre por lo que hubo necesidad de ambientar su hábitat con piedras para que fueran construyendo sus nidos. “Los machos escogen una piedra -la que consideran más bonita- y se la dan a la hembra; si la acepta, comienzan a formar su nido”, es la historia.

Los gentoo viven en el Océano Antártico “aunque los de este acuario son sub antárticos”, acota la médica veterinaria Patricia Velázquez y explica que llegan a poner hasta cuatro huevos, aunque generalmente sobrevive uno. Se reproducen una vez al año y luego de la eclosión los polluelos dejan el nido después de, aproximadamente, un mes.

Alex forma parte de una comunidad integrada por 16 ejemplares marinos; son seis –tres hembras y tres machos- de la especies Pygoscelis antártica pingüino barbijo y 10 -cinco hembras y cinco machos- de Pygoscelis papua pingüino gentoo, procedentes de Japón que fueron traídas a México hace cinco años.

En situaciones normales, los pingüinos viven entre 15 a 20 años pero bajo el cuidado del hombre llegan hasta los 30 años de edad porque cuentan con especialistas y cuidados médicos que se encargan de alimentarlos bajo una dieta estricta, los pesan, les toman medidas morfométricas y muestras para estarlos monitoreando.

Con el apoyo del Fondo Mixto de Promoción Turística de la Ciudad de México, bajo la dirección de Paola Félix Díaz y la Dirección del Acuario Inbursa, al frente con Juan Rafael Sánchez, se realizó una dinámica para que el público en general pueda visitar la zona de los pingüinos y conocer a Alex en cuanto el Semáforo Epidemiológico permita abrir las instalaciones con el fin de evitar contagios por Covid-19.

Cabe señalar que con la introducción y el cuidado de estas especies se contribuye a la preservación ambiental con un programa de reproducción exitosa, se conservan las especies en la Ciudad de México y se suman los esfuerzos. Todo lo anterior con el cumplimiento y lineamientos de la Secretaría del Medio Ambiente.

Es preciso recordar que estos proyectos, así como otros entre los que se encuentra el Museo del Axolote o el Centro de Conservación de Anfibios en Chapultepec, por citar algunos, se apoyan e impulsan de la mano con el Fondo Mixto de Promoción Turística de la Ciudad de México para reactivar el turismo y, con ello, la economía.

Cuando Misión Política llegó al acuario, Alex estaba dormido y después de un rato despertó emitiendo un estruendoso chillido, parecía saludar y, juguetón, abrió sus aletas y comenzó a caminar y a abrir el pico. Ya quería comer.

Su entrenador refiere que los pingüinos no tienen dientes. “Su pico es bastante fuerte y dentro cuenta con pequeños picos llamados espículas que les permiten mantener al pez dentro de su boca”.

Su alimento, en esta ocasión arenkes (peces) y moluscos, se complementa con vitaminas para que se le proporcione todos los nutrientes necesarios.

Su colita, que le arrastra al caminar, funciona como un timón dentro del agua. Alex tiene una pequeña piscina para que aprenda a usar sus aletas para nadar, porque al ser un ave, debe saber utilizarlas al igual que las aves usan sus alas para volar.

En ocasiones abren sus alas, las extienden, para regular su temperatura y mostrar, altivos, su blanco pecho.

En el acuario, el entrenador Andrés David Flores pone en marcha programas de enriquecimiento que consisten en juegos de estimulación física y mental. “Les encantan las pelotas, las burbujas y los listones -que son los que más les gustan- así como los puntos de rayos láser”, dice. Además, ofrece pláticas sobre el cuidado de los animales, el calentamiento global y educación ambiental.

De nueva cuenta Alex se dispuso a dormir en espera de, en cuanto el semáforo epidemiológico lo permita, recibir la visita de propios y extraños para que lo conozcan y lo amen.

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