Por Alfredo Mejía Montoya
Siempre es bueno analizar el pasado reciente y ver el contexto de los hechos, de los logros, de los fracasos, de las inacciones y sobre todo de la falta de decisiones en momentos cruciales para la vida del ciudadano y la del País…
Conforme pasa el tiempo, y tanto tiempo ha pasado, que ya vamos para un año, desde que la pandemia inició como un simple contagio, que después la Organización Mundial de la Salud (OMS) la declaró Pandemia, tal como se recordará en los años venideros… y las noticias decían que era un virus de fácil contagio y los pueblos de la tierra, nunca esperaron que en realidad así fuera, hasta que lo fueron recibiendo en sus territorios y sus habitantes empezaran a mostrar los estragos del minúsculo virus. Países con gran estructura médica, fueron avasallados y quedaron asombrados ante su embate mortal, sus grandes hospitales se fueron saturando de humanos atrapados por él. De nada sirvió tener los mejores médicos y servicios, al virus eso no le importó.
Los gobiernos no atinaban a que estrategia recurrir para minimizar la aún no llamada pandemia y los humanos fallecían uno tras otro, hasta acumular cientos y miles, ahora millones.
Los países más desarrollados sucumbieron ante tan sorpresivo ataque… los Países de América vía aérea esperaban no ansiosos al pasajero viral, que traería los contagios incipientes que se tornaron masivos en pocos días, y pocos países lograron implementar una estrategia que minimizara el contagio, lo redujera y murieran menos ciudadanos.
Desde los más desarrollados, hasta los menos o en vías de desarrollo ninguno lo logró, Canadá se significó y fue el que mejor atendió con estructura médica al prevenir la llegada irremediable del virus. Países capitalistas, países socialistas, de izquierda, de derecha, populistas, no supieron afrontar desde entonces la pandemia.
Aquí en México, el presidente López Obrador desde el 26 de abril 2020, ha venido diciendo que ya se había domado al virus y que la curva ascendente de contagios y muertes iban a la baja. ¡Falso!, 279 días después sigue diciendo lo mismo y sigue siendo falso, y los mexicanos muertos ya han rebasado la impredecible suma de más 155,000 reconocidos oficialmente en enero. Y continuamos sin estrategias y con los hospitales saturados.
Mientras, la economía sensiblemente decaída desde 2019, con números negativos en crecimiento; en el 2020, la inercia negativa continúo y se le suma el arribo del letal Virus; 2021, el régimen continua dando bandazos a diestra y siniestra, con el pico más alto de contagios y promediando más de 1000 muertos diarios en el mes de enero, en este momento ya resulta insostenible la apertura de cientos y miles de negocios que han estado bajo el semáforo rojo, desde el año anterior, ocasionando la perdida de cientos y miles de empleos, las autoridades al no tener la certeza de que sus “estrategias” contendrán los miles de contagios, se comenzó a permitir el abrir algunas actividades que en su momento se consideraron no esenciales.
De pronto se dan cuenta que hay que vacunar al ciudadano, que las vacunas ya están en venta, y comienzan a hablar que el gobierno federal encabezado por los López -Obrador y Gatell- hablan que México adquirió miles, millones de vacunas a diferentes laboratorios y que pertenece al proyecto COVAX de la OMS – ONU, y que por ello, al 31 de marzo 2021, ya estarán vacunados todos los mexicanos de más de 60 años, o sea, casi 12 millones dice el presidente Andrés Manuel López Obrador, ya ven él siempre tiene otros datos, lo cual esta oferta resulta imposible, pues al 23 de enero se han vacunado únicamente a 618,768 incluyendo al sector de servicios médicos, esto es, a los que están realmente al frente de la pandemia; a los políticos e influyentes que se han anotado en la lista de la corrupción en la prioridad de vacunación.
Lo anterior, porque no hay estrategia definida, esto es, hay un riesgo de caos: no hay fechas exactas de vacunación; a quien debe vacunarse antes que otros; como si existiera un control que debiera llevar el estado de los ciudadanos; las listas no existen, ni siquiera una Cartilla de Vacunación Covid-19, que bien valdría la inversión, la usarían al vacunarse cada vez que la autoridad logre comprar vacunas. No hay una estrategia de vacunación, ya que con su austeridad republicaba el gobierno federal cancelo las cuadrillas de las campañas de vacunación, que era gente experimentada, lo hacían todos los años, ahora mismo ya no existen, y ahí tienen formando cuadrillas y enseñando a los voluntarios, a la guardia nacional y a todo aquel que se sume a esta monumental campaña. Hay varias empresas privadas, tiendas departamentales que ofrecen su ubicación, a fin de que ahí se coloquen las casas de campaña para vacunación, farmacias con personal calificado para estos menesteres etc., y no, no hay por dónde empezar. Esto, considerando que según el gobierno federal en febrero inicia las campañas, pero no existen listas con nombres incluidos o donde se deban apuntar los mayores de 60 años, que día les toca, si es por letra del primer apellido, a qué hora deberá acudir o simplemente a donde hay que acudir… esto, se torna más grave cuando lo hagan en la misma fecha de entrega de becas, ayudas, beneficios y dinero en efectivo que regala el gobierno federal en sus múltiples programas sociales, en los cuales debían aparecer listas, y no solo a los que estén presentes o por lo menos al que jure y perjure que votara por el candidato del partido oficial.
Lo grave de la situación, no es la Vacunación, sino en lo más elemental: el cómo, el cuándo, a qué horas, en dónde, quiénes, no hay nada oficial, solo una infinidad de dichos desde la tribuna central de Palacio Nacional por el presidente de López Obrador, y eso, no es ninguna organización. El presidente llegó a decir que no quería politiquerías en lo relativo a las Campañas de Vacunación, y el presidente mismo y su subsecretario de salud, se han encargado de llevar a la política y sobre todo al campo electoral, la aplicación de las vacunas.
Mientras, los mexicanos no influyentes, los no políticos, los del servicio médico (que merecido lo tienen, al estar en el mero frente del combate a la pandemia), esperamos la vacuna con ansiedad. Debieran invitar a esas empresas que venden boletos en línea para el cine, espectáculos, futbol, conciertos a programar las citas. Y que el ciudadano común, el que trabaja, el que paga impuestos, el que ha perdido un familiar por Covid, el que perdió su negocio, el que no tiene voz, pero que sí tendrá voto para decidir si continua con sus representantes en el Congreso y con servidores públicos ineficientes que han llevado al país al cementerio más grande en la historia reciente de México, ya que en casi 337 días de pandemia, los fallecimientos oficiales por causa del mortal virus reconocidos por el régimen del presidente López Obrador, han rebasado por mucho los homicidios dolosos registrados durante los sexenios de (2006-2012) y (2012-2018), enmarcados en el combate a la delincuencia organizada, de la cual tampoco hay resultados a más de dos años de inicio de la presente administración.
Habrá alguna oportunidad para los que hemos perdido la capacidad de asombro, que la vacunación contra el Covid-19, no se vaya a utilizar como voto de cambio en las próximas elecciones. El contexto que se observa es que los partidos en su precampaña, incluyendo al partido oficial, no hablan de otra cosa que del dinero que se aporta al programa de vacunación, y dicen, que van a vacunar primero a los primeros y después a los que siguen… y esto se da precisamente en las fechas centrales de las Campañas Político-Electorales 2021. ¿Será posible que no? Lo dudamos.