Amuletos y Gotas

Yo Campesino

*En Manos de Personas con “Detentes” y Remedios Milagrosos Está Nuestra Vida

Por Miguel A. Rocha Valencia

En Medio de fuertes contradicciones, verdades a medias, sin vacunas, con un presidente enfermo y del cual no se darán pormenores de su salud, México con sus 126 millones de habitantes, enfrentan sin liderazgo común, la peor crisis que se recuerde, donde las muertes por enfermedad y asesinatos, se vuelven leyenda urbana, la economía vive en la incertidumbre y la credibilidad se vuelve un bien que pocos comparten.

Versiones sobre la realidad hay tantas como los datos del presidente, y van desde una supuesta vacuna CanSino, aplicada a quien ocupa Palacio Nacional el 19 de diciembre pasado, hasta poner en duda la compra de fármacos y el número de víctimas cobradas por la pandemia, donde lo oficial son cerca de 160 mil fallecidos y las estimaciones que alcanzan el doble.

Para colmo, además de ocultarse “por privacidad” el estado de salud de quien es el hombre más público de este país, los análisis sobre la gestión de la pandemia nos colocan en el último lugar de entre las 53 principales economías del mundo.

Frente a eso, la señora Olga Sánchez Cordero, quien ocupa la oficina de la Secretaría de Gobernación, afirma que al nativo de Macuspana no le han aplicado vacuna alguna y esperará cuando le toque turno por ser de la tercera edad, lo cual sería otra irresponsabilidad considerando que el presidente no se trata de un ciudadano común sino una persona de seguridad nacional prioritaria. Mientras tenga la investidura, como él dijo, no se pertenece, es un tema de Estado.

Lo cierto es que no hay vacunas. Nuestros funcionarios tan chiquitos para los cargos que ocupan, presumen unos cuantos miles de dosis aplicadas como si se tratara de millones, como si fura en realidad una campaña masiva a todos los niveles, como sería deseable.

Los gobernadores ya se desencantaron. No habrá vacunas a la venta en el mercado hasta dentro de un año, si bien nos va, y la esperanza se recorta no a productos probados y terminados, sino a inmunizaciones que están en su tercera etapa, donde como es de esperarse, habrá consecuencias.

Confusión y opacidad se suman, no hay un entramado de poder piramidal sino egocéntrico. Pareciera un gobierno al garete sin la presencia física de la primera figura, donde la secretaria de Gobernación parece vivir también de mitos, con supuestos remedios, gotas milagrosas que destruyen los virus y por eso no utiliza cubrebocas. Seguramente también portará su “Detente”.

Para la segunda al mando en la jerarquía de gobierno el cubrebocas es un aditamento inservible. El cuatro de junio del año pasado declaró que: “yo estoy blindada con mis gotas, las gotas de nanomoléculas de cítricos. Yo las vi en varias entrevistas a esta chica inteligentísima ingeniera bioquímica que sacó esta maravilla de productos que van directo a destruir el virus”.

Pero Olga Sánchez Cordero no se quedó ahí, insistió en “Así las Cosas” de W Radio, que tales gotas “penetran en los virus, deshacen la capa de grasa que tiene el virus y al deshacer la capa, penetran y lo matan”. Una explicación tan científica como la de la “fortaleza moral” la que Hugo López-Gatell atribuyó al jefe de Ejecutivo y lo hacía acorazado al SARS-Cov-2.

“¡En manos de quién estamos!”, me comentó conocido infectólogo, al hacerle el anterior comentario y apuntó que mientras se insista en no tomar acciones serias, pero sobre todo en mentir respecto a la existencia de insumos, la desconfianza de la gente irá en aumento, de manera proporcional al número de contagios y desafortunados fallecimientos.

Los mismos doctores Alejandro Macías o Alejandro Moreno Sánchez, ambos especialistas de mucho mayor nivel que Hugo López-Gatell, presentan sus análisis acerca de la gestión de la pandemia, pero al igual que a exsecretarios de Salud, tan eminentes como José Ángel Córdova Villalobos, no los escuchan en el gobierno. Este último, junto con otros colegas suyos, advirtieron meses atrás que la crisis sanitaria escalaría a niveles de tragedia. Desafortunadamente la autoridad no sólo no los tomó en cuenta, se burló de ellos.

Recomendaron el uso intensivo de cubrebocas y también lo desmintieron.

Hoy México, mejor dicho, su gobierno, se ubica en el último lugar de 53 países de la lista de resiliencia Covid-19 de Bloomberg. Tal vez por eso se registran en el país los mayores índices de mortalidad y posiblemente a ello se deba también que la gente crea cada vez menos en sus autoridades.

El caso es que la gente sigue muriendo a pesar de esfuerzos aislados de gobernantes locales que aplican sus propias mediciones, sus recursos y estrategias como en la Ciudad de México, frente a la ineficacia de una burda caricatura de política nacional basada en cuentos, “detentes” y gotas milagrosas que blindan de todo mal a quien las usa.

¡¡¡En manos de quienes estamos!!!

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