Por Jesús Michel Narváez
Tomarlo por lo que es: un rumor.
Sin embargo, en política y más en la cuatroté, los rumores no hay que descartarlos. Por el contrario, hay que hurgar para determinar de dónde proviene y qué busca.
Me envían un correo electrónico en el que se plantea lo siguiente:
“Habla bien (se refiere a Ricardo Anaya Cortés) y señala verdades puras y duras. Pero incluso dentro del PAN muchos conocidos lo han señalado como quien institucionalizó los moches, que se agandalló la candidatura, que dejó a un incondicional en la presidencia del partido y que es muy importante que aclare su papel para aprobar las reformas y la investigación en la FGR (cabe señalar lo que todos conocemos, eran las reformas que increíblemente el PAN había propuesto por años). A ver cómo le va en esta aventura y qué va saliendo.
“Yo creo que a este sí se lo van a cepillar. Sabe que le viene duro y lo quiere desviar por el lado de «me van a atacar».
“Es secreto a voces que tenía un pacto con Peña que violó y se hizo un descuajeringue”.
Hasta ahí el texto.
Habría que añadir como parte de las pruebas de que no las trae todas consigo, que su demanda civil en contra de Lozoya fue desestimada por un juez y le dio el portazo en la nariz. También hay que valorar su relación con el gobernador de Querétaro, porque una de sus pretensiones es ser el candidato del PAN a la entidad. Pero allá no lo quieren y por lo que se sabe tampoco el mandatario lo tiene en alta estima
En el PAN hay desconcierto por el inminente regreso del que fuera candidato presidencial y cuyas posibilidades de ganar se diluyeron por la falta de comprobación en sus acusaciones. Aunque fueran ciertas les faltó el ingrediente demoledor: las pruebas fehacientes y las denuncias ante la Procuraduría General de la República, en donde se radicó el expediente que lo sacó de la carrera presidencial.
Nunca he entrevistado a Anaya. Los tiempos no lo permitieron. Se observa que es un aguerrido y que cuenta con carismáticos elementos de presentación: moderno, desmitificado, buena voz (aunque melosa en ocasiones), buena ropa, presencia si no conmovedora sí aceptable. Dejó la política “temporalmente” pero, como Terminator lo anunció y lo cumplió: I’ll be back (volveré).
Nadie que haya paleado las mieles de la política se retira sin un regreso anunciado. Lo hace Anaya, pero como el correo me indica, porque las cosas se pondrán feas.
Quienes esparcen el rumor de que el Cadalso lo espera, seguramente tienen elementos para afirmarlo y correrlo. Como espectador, simplemente esperaré a que se cumpla “la sentencia del pueblo bueno y sabio”.
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