Por Jesús Michel Narváez
Corría el mes de agosto de 2017. Era miércoles 20. Un personaje polémico fue cesado. Santiago Nieto Castillo fue relevado abruptamente de la Fiscalía Especial para Delitos Electorales bajo el argumento de haber violado el “Código de Conducta” de la Procuraduría General de la República.
Todo surgió de una entrevista que publicó el diario Reforma en la que Nieto Castillo reveló que Emilio Lozoya Austin, ya exdirctor de Petróleos Mexicanos, le envió una carta en la demandaba no se le inculpara en el desvío de recursos hacia el PRI utilizados en la campaña presidencial de 2012, cuyo candidato era Enrique Peña Nieto.
De Lozoya se hizo público parte del texto y Alberto Elías Beltrán, encargado del despacho en la PGR por la renuncia de Raúl Cervantes, lo cesó de manera fulminante.
Tres años después, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal de la Ciudad de México confirmó la sentencia de amparo en la que se negó protección federal a Lozoya en el espinoso caso, por la cual la ahora llamada FEDE podrá seguir las investigaciones abiertas por Nieto Castillo.
Hasta ahora se ha dicho que Lozoya aceptó sobornos de la brasileña Odebrecht por 10 millones de dólares y según versiones de la Fiscalía General de la República el exservidor público ha cantado en DO mayor y ha proporcionado nombres de los presuntos involucrados en los recursos de procedencia ilícita.
¿Qué significa esta sentencia del Poder Judicial de la Federación?
¡Que Santiago Nieto Castillo sigue cabalgando por los pastos de Lozoya!
También hay otra interpretación que podría exponerse: el testigo colaborador no ha cumplido con los acuerdos o éstos simplemente no contemplaron la verdad verdadera sino la que quería escuchar la Fiscalía.
Porque desde hace un par de semanas se ha advertido que los privilegios del exdirector de Petróleos Mexicanos han descendido. O así se aprecia.
Hay que revisar las conferencias matutinas del presidente López y tratar de encontrar referencias del caso “más sonado” de México y difícilmente se halla algo para comentar.
De ahí que el domingo el bufete que defiende a Lozoya haya emitido un comunicado para desmentir las supuestas declaraciones en las que se menciona al expresidente Peña Nieto.
Hay dos caminos: la telenovela sigue y se mantiene el manejo de nombres de personajes que fueron importantes en sus respectivos momentos o el productor –léase AMLO- decide terminarla con un final infeliz para el actor principal.
Por lo pronto, la trama pierde audiencia y habrá que esperar que nuevo culebrón surge para tapar las deficiencias del Gobierno de la 47. Y Santiago Nieto mantiene el trote que amenaza convertirse en galope.
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