Pejelandia y los que Piensan

Por Alberto F. Mena Mallen

López Obrador quiere edificar una naciòn de “ciencia-ficciòn” con su modelo de la 4T, tal y como nos lo presentaron tanto Aldous Huxley, con su novela “Un mundo feliz” y George Orwell, con su escrito “1984”, donde los autores nos exponen sociedades que imaginariamente son las que prepararon muchos gobiernos en el mundo por no ciuidar su futuro y sin pensar que aparecerían los peores vaticinios donde triunfan el consumo y la comodidad y donde no existen los valores humanos esenciales.

Andrés Manuel López Obrador, busca implementar un nuevo sistema de vida en nuestro paìs, lo que muchos deseamos desde que se le otorgaron la mayorìa de votos en las elecciones pasadas, y más cuando se descubrió abiertamente la corrupción que imperó en gobiernos anteriores, pero como ya lo hemos citado, quiere hacer cambios apresuradamente sin fijarse si perjudica o no a miles de mexicanos que sufren por las decisiones que ha tomado el presidente de la República. Pero, él va derecho y no se quita.

Quiere dejar en México un sistema modificado distinto al que existía y la realidad es que tenemos una economía debilitada, una pandemia que nos pegò duro por las malas decisiones que se han tomado, -principalmente por el vocero del gobierno Hugo Lòpez-Gatell-, la falta de organización entre gobiernos, los pleitos con los gobernadores, municipios olvidados, con el sistema de seguridad a la deriva. Por eso y el querer hacer las cosas rápido, vamos que volamos a un desastre de paìs, como nunca nos habìa pasado. Y el Peje està muy tranquilo, porque no carece de nada, lo tiene todo, ademàs de que cuenta con otros datos.

López Obrador está muy confiado en que vamos bien en todo, en captación de recursos públicos, en que la pandemia va a la baja, que ya no hay pobres como antes, que los ricos ya estàn aportando mayores recursos al erario, que la captaciòn va viento en popa, -pero eso sí, pide donaciones salariales a los buròcratas-, que el sistema de salud ha mejorado, (luego de que le dejaron un desastre, que funcionaba a pesar de ello), que tenemos una economìa estable como nunca la hemos tenido, en fin, para el presidente todo es maravillosos, pero para los ciudadanos comunes, las cosas no pintan bién con las polìticas implementadas por la presidencia.

Tan es así, que ya inició la conformación de grupos civiles, (que son los que quieren volver a las malas pràcticas, segùn el Peje), para tratar de bajarlo de la presidencia. Pero no toma en cuenta las dificultades por las que está pasando el pueblo bueno, con sus mamás y abuelitas que no quieren meter al orden a los delincuentes, ni con chanclazos, y que tanto ellos como los narcos, andan como si no pasara nada en todo el territorio nacional, matando gente, violentando la paz social y ciudadana, robando a personas y casas-habitación sin lìmite, un sistema de justicia que no es de justicia, en fin, muchos problemas que se han acumulado en estos casi dos años del actual gobierno.

Pero él dice que busca de forma urgente hacer de Mèxico un paìs ideal para los mexicanos, que no haya pobres, pero no le ha importado que se perjudiquen miles de ciudadanos, como sucede con el fuerte desempleo que se provocó por la pandemia y que ha generado más pobres, más desnutrición, más problemas de salud y que al no ser atendidos adecuadamente por el sector salud, ocasionan más enfermedades que no son tratadas en forma oportuna, ya que han pasado meses  en donde solo existe el Coronavirus y el resto de males que afectan a los mexicanos no son para atender de forma urgente.

No ha entendido que hay mexicanos que sí piensan, que no son aquellos que se les llama seguidores porque reciben una ayuda económica. Por ejemplo, en el Leviatàn de Thomas Hobbes, (escrito en abril de 1651), hay señalamientos que coinciden con algunos asuntos que relacionan al Peje.

Abusos del lenguaje. A estos usos se oponen cuatro vicios correlativos:

Primero, cuando los hombres registran sus pensamientos equivocadamente, por la inconstancia de significación de sus palabras; con ellas registran concepciones que nunca han concebido, y se engañan a sí mismos.

En segundo lugar, cuando usan las palabras metafóricamente, es decir, en otro sentido distinto de aquel para el que fueron establecidas, con lo cual engañan a otros.

En tercer lugar, cuando por medio de palabras declaran cuál es su voluntad, y no es cierto.

En cuarto término, cuando usan el lenguaje para agraviarse unos a otros: porque viendo cómo la Naturaleza ha armado a las criaturas vivas, algunas con dientes, otras con cuernos, y algunas con manos para atacar al enemigo, constituye un abuso del lenguaje agraviarse con la lengua, a menos que nuestro interlocutor sea uno a quien nosotros estamos obligados a dirigir; en tal caso ello no implica agravio, sino correctivo y enmienda”.

Tambièn Hobbes, señala: “quienes están vehementemente enamorados de sus propias opiniones y, por absurdas que sean, tienden con obstinación a mantenerlas, dan a esas opiniones suyas el nombre reverente de conciencia, como si les pareciera inadecuado cambiarlas o hablar contra ellas; y así pretenden saber que son ciertas, cuando saben a lo sumo que ello no pasa de una opinión”.

Hay más: “Hombres populares. Así también, la popularidad de un súbdito potente (a menos que el Estado tenga una firme garantía de su fidelidad) es una enfermedad peligrosa, porque el pueblo (que debe recibir su estímulo motor de la autoridad del soberano), por la adulación o la reputación de un ambicioso, es apartado de la obediencia a las leyes, para seguir a un hombre de cuyas virtudes y designios no tiene conocimiento. Y esto es comúnmente de más peligro en un gobierno popular que en una monarquía, porque un ejército es de tanta mayor fuerza y multitud cuanto que puede hacerse creer que coincide con el pueblo. Fue por estos medios que Julio César, que había sido erigido por el pueblo frente al Senado, habiéndose ganado el afecto de su ejército, se hizo a sí mismo dueño de las dos cosas, el Senado y el pueblo. Este proceder de hombres populares y ambiciosos es simple rebelión, y puede asemejarse a los efectos de la brujería.

Y existen muchas referencias que pueden rescatarse del Leviatan que pueden darnos una muestra de la personalidad del presidente de Mèxico. Lo que es cierto es que Lòpez Obrador anda tan apurado por establecer su 4T que no le ha importado pisar a miles de mexicanos que siguen con la esperanza de un mejor futuro, pero como pintan las estadìsticas, nada bueno nos espera en el corto plazo, a no ser de que nos organicemos como sociedad

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