Por Alberto F. Mena Mallén
Estamos en espera de que las autoridades capitalinas y federales verdaderamente trabajen para disminuir los índices de violencia y a la delincuencia que ya anda campante por todos lados -y a quienes, las víctimas no les han podido dar un abrazo, como lo sugiere el presidente Andrés Manuel López Obrador-, ya que cada día las noticias de la inseguridad tal vez de la prensa “fifì” aumentan en notas dedicadas a la nota roja, quienes se nutren de la realidad y no de su imaginación.
Ahora que todo mundo se prepara para festejar estas fiestas decembrinas con la idea de tener cierta convivencia familiar, -son principalmente las mujeres que ya están apanicadas con tantos feminicidios-, ahora comienza, una cultura de prevención más real, creada por los propios ciudadanos, para evitar ser víctima de la delincuencia “amorosa” que ronda por todos lados de la Ciudad de México, de la Zona Metropolitana y de muchos Estados del país.
Cada ocasión que aparece una nota informativa de algún hecho delictivo y que tenga cierta relevancia, -no como la de Karen que se hizo viral- hace que la gente tenga sus temores y todo por el ambiente que ya existe en cada hogar, de que puede desaparecer cualquier familiar y en cualquier momento, hay muchas personas que prefieren no salir si no es necesario, y menos a una fiesta de la que hay que salir a altas horas de la noche, para evitar, aunque sea el temor o miedo de tener algún hecho que lamentar.
Ya hay que cuidarse de los taxistas, de los choferes de las plataformas digitales, de muchos policías que solo salen a trabajar para esquilmar a los conductores, de las mismas autoridades ministeriales, a las que hay que solicitarles de favor que trabajen en beneficio de las víctimas y no de los agraviados por algún hecho delictivo; es decir, de cualquier persona que esté al lado de uno ya que no se sabe que maldad se le puede ocurrir a cualquier hora.
Incluso, quienes se atreven a acudir a un bar o antro, -lo hacen porque no quieren estar encerrados o quieren eliminar el estrés de la semana y lo aceptan-, reconocen que pueden tener algún inconveniente al salir de ellos, ya que la inseguridad en México es real y no es de cuentos o por imaginación de los medios o de las mismas personas que se documentan a través de las redes sociales o de los medios de comunicación, prensa escrita, radio y televisión.
Cada nuevo hecho que se hace viral se opaca enseguida con otro que aparece diariamente, mientras las autoridades repiten y repiten que están trabajando en “ello”, mientras los índices delictivos van al alza en la capital del país y en casi todo el territorio nacional. Hasta los comediantes se quejan de que ahora no pueden burlarse de las situaciones, como antes, ya que ahora los tunden y califican de lo que sea debido a las circunstancias tan frágiles que se viven en materia de seguridad en el país.
También, hasta de los perros se tiene uno que cuidar, ya que, particularmente los de la raza Pitbull, atacan sin piedad a quienes se les atraviese como sucedió en la alcaldía de Tlalpan, donde una madre y su hijo fueron atacados por tres canes, por lo que fueron trasladados al hospital, donde particularmente el pequeño fue el que tuvo mayores daños.
Y no se diga de los motociclistas, que además de ser una plaga móvil en las calles, quienes no tienen una regulación y supervisión por parte de las autoridades, las que tienen que trabajar en ello y no lo hacen, son también el terror de muchas personas, quienes además de ser asaltadas a plena luz del día por estos sujetos móviles, también son los encargados de asesinar a otros que están en desventaja para ser atrapados y localizados.
Hay informaciones como la que se dio a conocer que varios delincuentes secuestraron por varios días a una familia, -en Morelos-, con dos niños de 11 y 12 años incluidos, que los obligaron a sacar dinero de sus tarjetas y firmarles documentos de vehículos y de propiedad para apoderarse de ellos y luego pedirle a la esposa e hijo cavar una tumba en la propiedad donde estaban recluidos para enterrar al señor de la casa a quien dieron muerte. Luego de semanas de este hecho, las autoridades finalmente atraparon a la banda que cometió el los abusos y dicho crimen.
Los raptos de menores también han sido noticia continua en las redes sociales y en los medios de comunicación, además de que circulan textos en el sentido de que los cárteles andan de malosos, no haciéndoles caso a sus mamás, y levantando menores de edad entre 10 y 13 años para adherirlos a ellos como halcones y posteriormente como sicarios, tal y como lo hemos conocido a lo largo de estos años con los “niños sicarios”, algunos de ellos abatidos por las fuerzas del orden en estados del país.
Hasta de algunas autoridades capitalinas que sobrepasan sus funciones hay que cuidarse, tal y como sucedió en pleno zócalo de la Ciudad, cuando trataron de retirar a vendedores de artesanías, quienes según se dijo, impiden la circulación peatonal, pero que fueron robados en sus mercancías por abusivos empleados del gobierno.
Y de muchos de los hechos violentos que ya se presentaron y que fueron noticia, aún no se tienen resultados para sancionar a quienes cometieron homicidios, secuestros, robos, extorsiones y demás ilícitos que no se denuncian al no confiar en las autoridades judiciales, amén de la falta de conclusiones y castigos, también por la carga de trabajo que se tiene y que por la austeridad republicana, tendrán que hacer más con menos, de acuerdo a las políticas dictadas por el mandamás de palacio nacional.
Y así, puede uno continuar relatando hecho y hechos delictivos y violentos que se presentan a diario en la Ciudad de México y entidades federativas, mientras, como ya lo han reiterado las autoridades, están trabajando y trabajando, pero sin avances reales en contra de este flagelo que azota a diario a cualquier mexicano que tenga la desfortuna de estar en el momento y en el lugar equivocado.
A pesar de todo lo anterior, esperemos que no sea una de las víctimas de la delincuencia que rondan por las calles de las ciudades y de las carreteras de este hermoso país que no se respeta.
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