Por Itzel Toledo García
Este 24 de octubre se cumplen 74 años del establecimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), organismo que ha mantenido la paz y seguridad internacional en tanto que ha logrado evitar una nueva Guerra Mundial. Sin embargo, durante estos más de setenta años ha habido varios conflictos entre países, por ejemplo, en Corea, Vietnam, Afganistán, Iraq, y guerras civiles en Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Surinam, Nigeria, Angola, Somalia, Sierra Leone, Sri Lanka, entre otras. Muchos de estos eventos se entienden por la rivalidad entre los bloques capitalista y comunista en el contexto de la Guerra Fría, así como por los procesos de descolonización de África y Asia.
Además de evitar un nuevo conflicto mundial, la ONU ha incentivado la cooperación política, económica, social, cultural y humanitaria con el fin de proteger los derechos humanos, promover la democracia y defender el derecho internacional. Este organismo se ha enfocado en solucionar problemas que atañen a todo el globo: salud, pobreza, alimentación, cambio climático, violencia de género, entre otros. Para lograrlo, se promueve el desarrollo y se presta asistencia humanitaria en los países que más lo necesitan, por ejemplo tras desastres naturales o en situaciones de hambruna. Además, se ha han establecido misiones políticas especiales con el fin de mantener la paz, como ocurrió en Haití con la Misión de Estabilización (2004-2017) y la Misión de Apoyo a la Justicia, que tras quince años concluyó el 15 de octubre de 2019. Dicha misión actualmente está sujeta a controversias.
Actualmente, la ONU tiene como sede Nueva York (Estados Unidos) y hay oficinas en Ginebra (Suiza), Nairobi (Kenia) y Viena (Austria) y tiene 193 miembros, siendo los idiomas oficiales el árabe, chino mandarín, español, francés, inglés y ruso. La ONU se estableció con la Carta de las Naciones Unidas en San Francisco, la cual fue firmada el 25 de junio de 1945 y entró en vigor el 24 de octubre de aquel año. Durante la Segunda Guerra Mundial se empezó a hablar de esta organización y se empezó a diseñar tras la conferencia de Yalta. Su antecedente directo fue la Sociedad de Naciones, establecida hace cien años en el marco del Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919 y cuya sede se encontraba en Ginebra, Suiza.
Durante los años veinte y treinta la Sociedad de Naciones trató temas como los conflictos del Chaco y de Leticia en América Latina, cuestiones europeas como la guerra civil española, la anexión alemana de Austria y la invasión italiana de Etiopía, pero no resolvió estos problemas, menos aún logró su cometido principal: frenar un conflicto mundial. Tampoco actuó de manera multilateral ante el Holocausto. Sin embargo, la Sociedad sí estableció las bases para el ejercicio de la cooperación internacional sobre todo a través de la Organización Internacional del Trabajo (fundada en 1919 y con sede en Ginebra) que todavía se ocupa del trabajo y las relaciones laborales y en la que actualmente participan 187 países; y el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual, fundado en 1924 con sede en París) que es el antecedente directo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) fundada en noviembre de 1945, con sede en París y que actualmente tiene oficinas divididas por las siguientes regiones: África, Estados Árabes, Asia y el Pacífico, Europa y América del Norte y América Latina y el Caribe.
La cooperación a través de estos dos foros multilaterales nos deja ver cambios y continuidades en las relaciones internacionales por un siglo. Sobre la presencia geográfica, queda claro que el multilateralismo pasó de tener sede en una ciudad europea a tener sede en una ciudad estadounidense y oficinas en otras partes que le permiten una mayor visibilidad en Europa, pero también en África. Además, esta presencia se ha reforzado con las oficinas de la UNESCO en todos los continentes. Aunado a ello, la paz mundial pasó de concentrarse en cuestiones europeas y latinoamericanas para realmente ser un asunto global. Esto ha sido acompañado de un mayor número de actores en el sistema internacional gracias a los procesos de descolonización.
Durante este siglo de multilateralismo, se ha hecho evidente la necesidad de un mayor compromiso de todos los países por respetar el derecho internacional para evitar otro conflicto mundial. Tal derecho internacional se ha ido reforzando del ámbito público al privado en este período. Sin embargo, todavía no es posible que todos los países reconozcan que el derecho internacional está sobre el nacional o que se ceda la soberanía nacional a un organismo internacional. Este deseo de juristas e intelectuales que planearon el establecimiento de un organismo internacional mientras ocurría la Primera Guerra Mundial parece todavía muy lejano. De hecho, aún permanece la idea de que solamente las potencias pueden asegurar la paz, por eso la importancia de que países como Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China y Rusia formen el Consejo de Seguridad. Con la idea de democratizar se han admitido 10 miembros temporales en dicho Consejo.
La falta de poder político internacional se puede ver ahora cuando el actual secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, ha llamado a los líderes mundiales a actuar ante el combate del cambio climático. Sin embargo, como acusan activistas ambientales, esto no está siendo logrado. Existen casos históricos también recientes en los que la ONU resulta incapacitada para evitar guerras, como la invasión estadounidense a Iraq y Afganistán.
¿Qué pasará con la ONU ante el resurgimiento de la extrema derecha en varios países del mundo y ante un capitalismo a ultranza que empeora las condiciones de la mayoría de la humanidad? Esperemos que los líderes mundiales entiendan que el multilateralismo internacional debe mantenerse para resolver problemas como la hambruna, la pobreza y el cambio climático, y que falta más voluntad de su parte para cumplir con las sugerencias de este organismo.