*Una Concepción Tergiversada Sobre “Política”
*Sin Mecanismo Plural; las Decisiones son en Corto
*Un año de Innumerables Episodios non Gratos
*Y la Lejanía con las Posiciones que son Democráticas
Por Alejandro Zapata Perogordo
La cuarta transformación está resultando una amalgama con muchos sabores; refleja carencia ideológica; crisis de identidad y compromisos clientelares: el poder por el poder, con decisiones autoritarias y fuertes dosis de soberbia.
En realidad, existe una concepción tergiversada sobre “política”, pues desde el punto de vista teórico se define como la ciencia y práctica del bien común, sin embargo, las acciones acreditan un ejercicio para consolidar y conservar el poder.
Es este último aspecto el que estamos viviendo con la mal llamada 4T, en principio porque nadie sabemos su real significado ni tampoco conocemos un rumbo con certidumbre, únicamente padecemos los negativos resultados y observamos los excesos amparados bajo esa sombra.
De entrada, es imposible afirmar que se trata de un mecanismo plural, pues las decisiones se toman en corto por un grupo reducido y la mayor de las veces por una sola persona, sin dar voz, sin escuchar ni tomar en cuenta a las minorías.
Si bien es cierto que en las democracias las mayorías deciden, también cuando se trata de profundos cambios en una nación, resulta no solo conveniente sino además necesario el sumar los más amplios consensos posibles precisamente para fortalecer la cultura democrática, promover la reflexión y el debate, nutrir y enriquecer las propuestas y dotar de legitimidad el ejercicio público y las transformaciones.
Lo que vemos se encuentra alejado de posturas democráticas, ni siquiera en el Senado de la República considerado en algún momento el centro de diálogo y de la prudencia pública, ahora está bajo el yugo de irresponsables posturas como la solicitud de desaparición de poderes en Tamaulipas y Guanajuato, restándole total seriedad a la institución.
Durante el presente año hemos presenciado innumerables episodios non gratos; el combate al huachicoleo que vino con lamentables tragedias y las cosas siguen igual; la falta de medicinas en los hospitales públicos; incremento en la inseguridad, acompañada de mayor número de homicidios; de la corrupción ni hablar; la Guardia Nacional a las órdenes de los vecinos del norte en la frontera con Guatemala; marchas con bandoleros impunes y; hasta la Ley Bonilla con el complaciente silencio de la Federación hasta el crecimiento cero en el país.
Es evidente que una administración que no escucha, que se enterca en seguir por un camino con resultados desastrosos y además con la gran soberbia que le ha caracterizado, seguramente nos llevará al despeñadero.