*La Gleba Sublevada Podría Tomar las Riendas Macro
*Escondiendo la Cabeza Como el Afamado Avestruz
*Y Dos Bocas Sigue Inviable, Pero ¡ay! la Terquedad
*Continúa el Desplome de la Mermada Credibilidad
Por Jaime Contreras Salcedo
Primero compungido, como regañado, en “un acto solemne que no quería restarle espacio” él diría, y más tarde de buen humor frente a la buena banda reporteril, el flamante (aunque ungido como tal hasta esta semana, por cierto) secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez, trató de esconder los problemas al interior de la dependencia, bajo un principio elemental, primitivo y no necesariamente eficaz: escondemos la cabeza al estilo avestruz y la realidad desaparece como por ensalmo. Así de simple. Así de sencillo.
Su antecesor, Carlos Urzúa Macías, quien por cierto tiene una hija egresada del #ITAM, el templo del Neoliberalismo, se quejó amargamente con quien fuera su jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador, diciéndole que, ni hablar, no pocas de las decisiones de política pública se adoptaron “sin el suficiente sustento”, con varias posdatas lo mismo al Nuevo Aeropuerto Internacional de México, que a la Refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, el Sistema Transístmico o la misma terminal aérea de Santa Lucía.
A ello hay que sumarle, trascendió hace unas horas, que el también doctor en Economía por la Universidad de Wisconsin –se nos hace que era fifí- se había peleado no nada más con el que lo llamó a su equipo desde hace muchos años, sino también con la sedicente titular de Energía Rocío Nahle, por aquello del Plan de Negocios para Pemex que habrá de anunciarse en los días subsecuentes.
De ahí, eso que publicara el ex secretario, en el sentido de que “estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o izquierda”.
Eso de Dos Bocas no es viable, y ya lo sabe a cabalidad el inquilino de Palacio Nacional, pero no lo quiere reconocer, hundiendo más las finanzas locales de Petróleos Mexicanos.
Tanto el tema de la toma de decisiones sin sustento alguno y sin ver las consecuencias, que involucra, desde luego, al propio tabasqueño, ha hecho que la credibilidad de México país, que no México gobierno, ya de por sí mermada, se haya desplomado más aún y que no pocos de los agentes económicos, las calificadoras, los inversionistas locales y extranjeros, banqueros, casabolsistas y otras minucias, hayan tomado las de Villadiego en estos menesteres y ya se han ido con su música a otra parte, llevándose en las alforjas no nada más su dinerito ahorrado con tanto esfuerzo y dedicación, sino también cualquier prospectiva de negocios en el corto, mediano y largo plazos. Parece una mala broma. No lo es.
Al hidrocálido, como se les decía en tiempos no tan alejados a los nacidos en Aguascalientes, le resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tenían conocimientos de la Hacienda Pública. Usted puede inferir fácilmente de quienes estamos hablando, pero le vamos a ayudar con personajes de la talla de la propia Nahle, de un tal Alfonso Romo, o acaso del mismísimo Santiago Nieto, cuyo protagonismo lo lleva a cometer distracciones y revelaciones, que luego no saben cómo calmar sus efectos y que dañan, estos sí, el buen funcionamiento de la maquinaria presupuestal o de ingresos. Pero ellos, con su ignorancia supina, jamás lo van a saber.
Son estos personajes, y acaso algunos que se nos escapan en este momento que, como el asunto del Instituto Mexicano del Seguro Social, el de Germán Martínez Cázares, que a la fecha se siguen sintiendo tan influyentes en el actual gobierno “con un patente conflicto de interés”, reflexiona Urzúa, que solo estorbaban en eso de actualizar la política hacendaria en todo el país.
Una acotación pertinente en eso de la imposición del “equipo”. La Oficial Mayor, Raquel Buenrostro –que no tiene entre sus prioridades firmar su renuncia en los próximos cinco años y medio- tomó las riendas de disponer de los recursos públicos casi casi a su libre albedrío (exageramos), sin consultarle al secretario y, si acaso, solo al Ejecutivo que hasta donde nos deslizan en la parte que le tocó de los pasillos de Palacio, la remitía a las dependencias involucradas para bien o para mal. Pero no al secretario.
También ha trascendido que el disgusto del ahora ex funcionario traslució desde hace meses, pero no fue atendido en sus solicitudes de audiencia en diversas ocasiones por la simple y sencilla razón de que el fuego en su contra era amigo, ni siquiera de radicales morenos, sino de gente que Urzúa conocía de atrás tiempo. O que le habían vendido iban a ser, en un team cerrado, algo así como el eje de la transformación de la hacienda Pública para hacerla, ésta sí, en beneficio de las mayorías, del pueblo bueno, de la Cuarta Transformación, si se nos permite el parafraseo.
A la mera hora, como sabemos, hasta salió regañado el ex funcionario, ese que fue calificado por su ex jefe en su momento como un experto en el manejo de las finanzas públicas y que sin aumentar impuestos ni el monto de la deuda pública, pero sí combatiendo la corrupción en el sector público, con los ahorros generados luego de recortar presupuestos y plazas en el sector público central y bajándole las pensiones a los ex funcionarios, iba a obtener una gran bolsa, tan enorme que con ello alcanzaría para todas y cada una de las promesas elaboradas en campaña en eso de atender a todos, con especial acento de los más pobres.
Como habrán de constatar, la realidad le alcanzó.
Lo peor, sin tener una bola de cristal, es que para su sucesor, (otro doctorante de una universidad de los fifís), don Arturo Herrera Gutiérrez, las cosas no le pintan ni le pintarán nada halagüeñas porque aún con todo su bagaje más o menos liberal, los envalentonados miembros del gabinetazo que se sienten dueños del balón, presionarán para que las cosas de los dineros se manejen como ellos quieren, so pena que el nuevo titular hacendario siga el camino del doctor Urzúa.
Y si ya de por sí entramos a un proceso recesivo, aunque las declaraciones quieran vendernos lo contrario, anticipamos un futuro más bien de gris Oxford, a todo lo que da. Y luego nos van a querer acusar, sí, de Contreras. Orgullosamente.
Por lo pronto, estas Lascas Económicas buscan denodadamente a otras piedras pragmáticas para gritarle a quien se deba que no podemos inventar historias en eso de la macroeconomía. El payaso, atento, nos espera para llevarnos. Depende de nosotros que eso no ocurra. Nos vemos la semana entrante en este espacio.Jacs95@hotmail.com.