*En el Mundo Serán Menores en Naciones con Gobiernos responsables
*Sí, Aquellos Cuya Prioridad sea la de Proteger a sus Habitantes
*Hay Deterioro del País, Ante Retraso o Cancelación de Vuelos
*Síntomas Cada vez más Notorios en la Principal Terminal Aérea Mexicana
*Urgente, Poner en Orden al Personal de la Empresa de Aviación, Volaris
Por Arturo Lino Guzmán
Para el turismo en México hay buenas señales en 2022, pese a que el cierre del año pasado, el mundo se vio convulsionado por las noticias referentes a Ómicron, la nueva variedad de Covid-19 que trae de cabeza a los gobiernos y que tan sólo en Estados Unidos se tuvieron que cancelar miles de vuelos locales e internacionales, en tanto en otros países se tomaron medidas extremas, al cerrarse fronteras, limitar la actividad en los centros recreativos, de espectáculos, hoteles, restaurantes museos, teatros y cines.
Las fiestas de fin de año se convirtieron en una pesadilla para millones de personas que tenían reservaciones por diferentes aerolíneas, al quedarse varados en los principales aeropuertos internacionales más importantes, ya que debido al crecimiento en el número de contagios se suspendieron vuelos, pues se buscó la seguridad de los viajeros en virtud que la emergencia sanitaria se mantiene en todos los rincones del planeta.
La pandemia sigue haciendo de las suyas, por lo que el turismo tendrá sin duda, altibajos, pero en menor medida en aquellos países donde gobiernos responsables tengan la prioridad de proteger a sus habitantes, mientras que en aquellos donde los protocolos sanitarios no tengan importancia, serán los que sufrirán una caída de visitantes.
Y en este sentido, ya que mencionamos sobre lo concerniente a los aeropuertos, el internacional de la Ciudad de México (AICM), observamos que en los últimos meses se ha visto sometido a una intensa actividad que ha puesto a prueba su capacidad de operación, con una creciente saturación en sus instalaciones, por lo cual las inconformidades o molestias van en aumento, por lo cual la imagen del país, quiérase o no, sufre un deterioro.
El retraso o la cancelación de vuelos, son algunos de los síntomas que se hacen cada vez más notorios en la principal terminal aérea del país y se debe, en parte, al cambio de rutas que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes diseñó para la conformación de los nuevos espacios con miras al funcionamiento del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía “Felipe Ángeles” que quiere a todas luces este gobierno, sea la insignia aérea de México.
El asunto es delicado, ya que el AICM es la imagen inicial para los visitantes extranjeros y las aglomeraciones en sus diferentes áreas, causa una mala impresión, además del mal aspecto, se denota inseguridad sanitaria, desorden, inadecuada higiene que crea desconfianza en los usuarios y todo ello se debe a que no se hacen mejoras a pesar que el impuesto a los pasajeros por el uso de las instalaciones del aeropuerto, el llamado TUA, creado exprofeso para mejoras apropiadas en el inmueble y de esa forma brindar un servicio digno a los usuarios.
El TUA en 2021 alcanzó los 24.50 dólares para vuelos nacionales y de acuerdo a las disposiciones de Hacienda, subirá este año a 26.02 dólares, en tanto para los internacionales será de llegará a 49.41 dólares. De acuerdo a datos oficiales el AICM será utilizado este año por 9 millones 660 mil pasajeros y el impuesto tiene un impacto en el costo del pasaje y no obstante ser el más caro del mundo, no se refleja en un buen funcionamiento.
De acuerdo a datos publicados por la SCT, a noviembre de 2021 los pasajeros nacionales alcanzaron la cifra de 23 millones 043 mil 246 pasajeros, en tanto internacionales fueron 8 millones 956 mil 904 viajeros, para un total de 31 millones 997 mil 150 personas, sin contabilizar el último mes del pasado año.
El hecho es que un gran parte de ese impuesto, se canaliza a la construcción del “Felipe Ángeles” que de acuerdo a las autoridades se pondrá en operación el 31 de marzo del presente año, pese a las recomendaciones de expertos y los usuarios por la incomodidad que tiene este aeropuerto por la lejanía, aun cuando traten de vender la idea de que se llegará al mismo en 45 minutos, cosa que no es creíble por las distancias y el tráfico que hay a las diferentes horas en los accesos que llevan a sus instalaciones.
UN EJEMPLO DE LA MALA OPERACIÓN Y EXPERIENCIA NEGATIVA CON VOLARIS.- En noviembre y diciembre, viajé a Mérida, Yucatán y a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, respectivamente y en ambos casos hubo retrasos, en el primero de más de cuatro horas, de un vuelo de las 21:30 salió a la 1 de la mañana; en el segundo, la demora fue de una hora, pero además en el regreso de Tuxtla, el capitán anunció que debido al tráfico aéreo existente, estaríamos en el aire por lo menos media hora, si bien nos iba, o de lo contrario nos desviaríamos al aeropuerto de Querétaro. En los dos casos se argumentó que por la neblina que se registró por la mañana de esos días en la Ciudad de México, los vuelos tuvieron ajustes de horarios, pero es de todos conocido que los cambios de rutas provocan que la situación se complique y crean molestia a los pasajeros.
No se descarta que las propias autoridades de comunicaciones sean las que deliberadamente hayan diseñado las nuevas rutas para retrasar las operaciones de las aerolíneas que usan el AICM y de esa manera justificar ineficiencia y tener justificación de dar prioridad al “Felipe Ángeles”, que se construye pese a que el de Texcoco, llevaba 30 por ciento de adelanto en las obras.
Por cierto, hemos opinado en varias ocasiones en este espacio que Volaris es la peor aerolínea de México y esto lo pudimos constatar a nuestro regreso a la ciudad de México de Tuxtla Gutiérrez, ya que por razones de logística, el grupo de reporteros que salíamos en el vuelo de las 17:05 llegamos a la terminal aérea 40 minutos antes de que se cerrara el registro de los viajeros. Y por las prisas nos exigieron el código QR de la reservación y como varios no la llevábamos o no hicimos el procedimiento por la vía digital, los empleados de mostrador groseramente nos apresuraban a que pagáramos 150 pesos por persona por la impresión de los pases.
El hecho es que tuvimos que desembolsar esa cantidad para no perder el vuelo y el “supuesto” comprobante del pago, fue precisamente nuestra contraseña de las maletas, a lo que no nos dimos cuenta por las prisas que llevábamos. Suponemos que ese dinero es para los empleados del mostrador porque en el viaje de ida, el pase de abordar fue impreso y sin ningún cargo o costo.
Los directivos de Volaris deberían poner más atención en esos aspectos para evitar que sigamos opinando que es la peor aerolínea del país, cuando se requieren empresas honestas y respetuosas de los usuarios. Ojalá en 2022 Volaris tenga a bien poner orden en su personal.