El conflicto armado entre diferentes agrupamientos religiosos deja más de 33 muertos y 25 heridos en la provincia de Jaiber Pastunjuá, en el suroeste de Pakistán, declaran las localidades del lugar. Las hostilidades se concentran en el distrito de Kuram, donde los grupos armados de suníes y chiíes lanzan piedras e intercambian disparos.
Hombres armados en las localidades de Bagan y Bacha Kot incendiaron tiendas, casas y propiedades gubernamentales, comunicó un agente de la Policía, citado por el medio AP. El intenso intercambio de disparos continuaba entre las tribus Alizai y Bagan en la zona sur de Kuram.
«Las instituciones educativas en Kuram están cerradas debido a la grave tensión. Ambos bandos se están atacando mutuamente con armas pesadas y automáticas», señaló el funcionario.
Las tensiones entre seguidores de diferentes ramas religiosas en el país asiático se intensificaron hasta convertirse en enfrentamientos abiertos tras un sangriento ataque a un convoy en el que viajaban suníes. El incidente tuvo lugar el 21 de noviembre y se cobró la vida de más de 42 personas, incluidos menores de edad y mujeres.
Los sobrevivientes de la emboscada expusieron que los atacantes salieron de un automóvil y abrieron fuego contra los vehículos del convoy. Nadie ha reclamado la responsabilidad del ataque y la Policía no ha identificado ningún motivo de lo ocurrido.
Los musulmanes chiíes constituyen aproximadamente el 15% de los 240 millones de habitantes de Pakistán, mayoría suní, país que tiene un historial de animosidad sectaria entre las comunidades. Aunque ambos grupos generalmente conviven pacíficamente, las tensiones permanecen, especialmente en Kuram.
Decenas de personas de las comunidades suní y chií del distrito han sido asesinadas desde julio, cuando estalló una disputa por tierras en el distrito que más tarde se convirtió en violencia sectaria general. Sputnik