Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Con excepción de Lula Da Silva, quienes apoyaron al presidente mexicano desde la CELAC, son los mismos de siempre cuyas naciones viven entre la dictadura abierta y los que están en camino de alcanzarla. Sus esfuerzos son los que realiza el huésped temporal de Palacio Nacional.
¿De verdad el apoyo de Venezuela, Colombia, Cuba, Bolivia, Honduras y Guatemala merecen el respeto de la democracia?
Cortados con la misma tijera y del impresentable sastre, Miguel Díaz-Canel, Nicolás Maduro, Luis Arce, Xiomara Castro, Gustavo Petro y el estrenado en el cargo a partir de enero, Bernardo Arévalo, son voces aisladas y solamente sus mentores, Rusia y China, los salvan de la hambruna total. En Guatemala, las cosas no son diferentes. De los 33 países que integran la CELAC, solamente 7 se pronunciaron a favor de los reclamos mexicanos, que ha hecho dentro del derecho internacional, de condenar a Ecuador por el allanamiento de la embajada mexicana en Quito. ¿Y el resto?
Habría que examinar el verdadero poder de convocatoria del tabasqueño. Si bien es cierto que 7 son mejor a nada, el señor López esperaba que “todos estuvieran en la reunión a distancia” y lanzaran de sus roncos pechos los epítetos que se merecen los adversarios, los neoliberales y los “lacayos” de Estados Unidos.
No fue así.
Y viene a la memoria la expresión: ¡Lástima Andresito!
Defender el derecho internacional que garantiza la inviolabilidad de las embajadas acreditadas en cada país, es obligación de todos. Son parte de la soberanía y por tanto se debe respetar.
La OEA tuvo mayor asistencia y más países que levantaron la voz.
Los de la CELAC parecen ser los menos importantes por sus posiciones ideológicas y el desprecio por la democracia. Destino manifiesto de los trasnochados que suponen lograr la creación de la “unidad latinoamericana”, desdeñando a los Estados cuyas políticas no son de “regalar dinero” y disfrazarlo como la forma de rescatar a sus gobernados de la pobreza.
No se quiere entender que la única forma de salir de los ínfimos deciles de la economía, es con educación libre y en la que se analicen los polos opuestos. Se sabe y bien, que se atraen y quizá valdría la pena descubrir qué hacen similares a los someten a sus gobernados, les restan libertades, se apropian de facultades metaconstitucionales y controlan los poderes, como los casos de Cuba, Venezuela, Nicaragua.
Los pobladores de cada nación buscan libertades y oportunidades para avanzar. Son, todos y diríase sin excepción, aspiracionistas que intentan dejar la pobreza y la ignorancia en el pasado para desuibrir lo que hizo Cristóbal Colón: el nuevo mundo.
Sí, el mundo en el que se respeta el estado de derecho y abundan las universidades con avances tecnológicos que reclama el presente y el mañana.
En ninguno de los países “amigos de México”, la educación es el pilar del futuro y sostén de la democracia. La ideologización, surgida de las mentes gobernantes que presumen ser poseedores de la verdad, la única, la irrebatible, frena el desarrollo, cancela libertades al pretender un pensamiento único y se aleja del, en realidad, bienestar.
Por lo pronto, el fracaso de la “cumbre de la CELAC” para pronunciarse en favor de México, es una nueva piedra en el costal que carga la espalda del presidente mexicano.
Y es que esos “amiguitos” no cabe duda de que el señor López quiere seguir los pasos que lo hagan “inmortal”, aunque repita una y otra vez que terminando su mandato se va a La Chingada -así se llama su finca en Palenque- lo que hace recordar lo que decía cuando como jefe de gobierno le preguntaban si estaría en la elección presidencial de 2006: a mí que me den por muerto… y no se murió y llegó a la Presidencia de la República 121 años más tarde. Casi el mismo tiempo que requirió para terminar la carrera. ¿Del título?, nada se sabe, porque anunció que lo mostraría en su show matinal. Y no ha cumplido.
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