¿México es Estado Criminalizado? Usted Júzguelo y Reflexione su Voto

NIDIA MARÍN

Han pasado casi 53 años desde que un presidente republicano de Estados Unidos declaró a todo el mundo la guerra contra las drogas. Hace más de medio siglo y el problema, por el contrario, se ha incrementado y desarrollado en México y en todo el orbe.
Richard Nixon fracasó en su estrategia de “guerra global contra la amenaza de las drogas” y hoy, por la ausencia de respuesta en la mayoría de las naciones, la crisis en la materia se ha acentuado.
En México, por ejemplo, galopan en la impunidad no cientos, sino miles de narcotraficantes, ante la complaciente mirada del habitante de Palacio Nacional y el auge de su política de dar al vecino del norte atole con el dedo.
De ahí que, frente a esa realidad, aderezada con el incremento de la migración proveniente de todo el mundo hacia el Continente Americano (cuyo destino final es los Estados Unidos) haya cada vez más sectores radicales estadounidenses que sólo ven como posibilidad la invasión de México… y son republicanos.
Los especialistas del vecino país han advertido la gravedad del asunto. Para ellos, en este siglo en marcha “la corrupción y la criminalidad estatal juegan un papel importante en el crimen organizado transnacional en el hemisferio occidental. En algunos lugares, el crimen organizado tiene tal omnipresencia que ha dañado severamente las instituciones estatales”.
Hoy, cada día es posible apreciar eso en nuestro país.
Ellos, los avezados en la materia, advierten que “El Estado criminalizado” se alcanza cuando “el liderazgo superior (de la nación) tiene conocimiento y participa -ya sea activamente o por consentimiento pasivo- en nombre del Estado, en empresas criminales transnacionales, donde el crimen organizado transnacional se utiliza como un instrumento de gobierno y poder estatal, y donde las palancas del poder estatal se incorporan a la estructura operativa de uno o más grupos criminales”.
¿Es el caso mexicano?
Oficialmente, lo desconocemos. Extraoficialmente, resalta la pasividad existente en el combate del mismo, a partir de que fueron destruidas las instituciones policiales de seguridad y al Ejército fue enviado a otros menesteres.
¿Plan con maña?
Ya falta menos para saberlo, sobre todo si a la Silla del Águila no llega la heredera de la política de “abrazos no balazos” instituida por el actual mandatario mexicano y, por el contrario, arriba una mujer que trae en su candidatura tres partidos políticos que no han comulgado con la forma de actuar de quien ocupa el poder y mucho menos con la política omisa establecida en el caso de las drogas y los narcos.
Los especialistas estadounidenses hacen notar, en informaciones extraoficiales, que desde hace 20 años “… la lucha contra el crimen organizado transnacional en México se ha vuelto cada vez más complicada, ya que los cárteles de la droga se aprovechan de la economía globalizada para expandir su participación en el tráfico de armas y personas, el lavado de dinero, el secuestro, la extorsión y otras actividades ilícitas. La globalización ha ampliado sus áreas de operación de manera significativa; el Cártel de Sinaloa, por ejemplo, tiene presencia en seis continentes”.
Mencionan en documentos, que nueve organizaciones “representan la principal amenaza transnacional del crimen organizado en México. De acuerdo con la Oficina del Procurador General, estas organizaciones controlan aproximadamente 45 grupos armados. Sus actividades se centran en crímenes de alto impacto como asesinatos, robo a mano armada, secuestros y extorsión”.
Actualmente, se precisa en “Modernización de la cooperación en seguridad entre Estados Unidos y México” que lo que está sucediendo debería tomarse en cuenta en la próxima administración en México:
“Actualmente, devolver a los militares a sus cuarteles no es una opción. Sin embargo, la estrategia debe adaptarse a las realidades cambiantes y a las versátiles tácticas de los cárteles. Desde que los militares fueron desplegados por primera vez con una misión policial de urgencia (en el Estado de Michoacán en diciembre de 2006), las dos últimas administraciones no han podido reducir significativamente la violencia, la corrupción y la presencia de las principales organizaciones criminales en todo el país”.
Y esas tenemos pues… a poco más de tres meses del proceso electoral por la Presidencia de México.

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