Reflexiones de un viaje a Oaxaca

POR SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

De inicio, cuando se escriben las presentes líneas (26.12.2023) se ha verificado entre el AIFA y el nuevo aeropuerto Felipe Carrillo Puerto (de Tulum)  el primer vuelo de la retomada línea “Mexicana de Aviación”. El reto, como el de más de una decena de líneas aéreas ya desaparecidas, es que

Mexicana pueda sobrevivir muchos años en medio de una realidad aérea caracterizada internacionalmente por pocos márgenes de ganancia, muchas complicaciones técnicas e impresionante competencia. Conviene recordarle al lector que la antigua Mexicana de Aviación fue vendida en 2006 a Gastón Azcárraga que la mal administró. El gobierno de Felipe Calderón facilitó negociaciones para que se le otorgara un préstamo millonario cuyo monto fue desviado para empoderar a su también negocio hotelero “Grupo Posadas”, mientras la línea aérea quebraba en 2010. El caso de Mexicana de Aviación ha sido uno de los mejores ejemplos de la corrupción que caracterizó al periodo neoliberal en México, crony capitalism, cuando de mala manera se estaba desmantelando, o si se quiere decir adelgazando con una deficiente dieta, al Estado mexicano que cubría las ineficiencias de muchos de sus muy malos empresarios, aunque el discurso del IPADE diga lo contrario.

Ya entrados en el tema que da razón a estas líneas, dicen que los viajes ilustran…a los ilustrados, porque el turista que se informa poco de la locación a visitar puede llegar a la Ciudad Luz, dirigirse a una tienda departamental con cierta fama y comprar artículos parecidos a los que encontraría aquí, amén de obviar la visita al Museo del Louvre que, entre otras cosas, muestra cuadros de primera importancia como “La Virgen de las Rocas” de Leonardo da Vinci. En cuanto a la antigua ciudad de Antequera de los tiempos novohispanos, ya no dijéramos aquellas poblaciones y aquellos grupos humanos que fueron entregados por el rey español Carlos V al conquistador Hernán Cortés, que recibió el título nobiliario de marqués del Valle de Oaxaca, hoy la ciudad capital de la entidad federativa que lleva tal nombre ofrece al visitante y de primera impresión un mosaico de colores que la hacen única en el panorama mexicano. Sin duda alguna, por los múltiples talleres de grabado que existen en sus diversas calles,  por las múltiples tiendas que, o bien ofrecen artículos con motivos autóctonos o por añadidura revelan nuevas formas de diseño contemporáneo realizados por artistas mexicanos y extranjeros, el panorama es una gama de objetos artísticos y de artesanía popular cuyos más cercanos competidores los encontramos en Puebla, Yucatán, Jalisco y Michoacán.

La cultura oaxaqueña se encuentra en sus productos de la cocina tradicional que a su vez influyen en los restaurantes que ofrecen platillos de la cocina italiana, española e inclusive estadounidense; el mestizaje de sabores es sumatorio a las recetas originales que se elaboran en aquellos países. Por otro lado el ambiente festivo de la navidad oaxaqueña le recuerda al visitante los tradicionales productos navideños mexicanos como faroles de colores, la composición de diversos nacimientos con tamaños y texturas diferentes, las piñatas en su forma tradicional de estrella multicolor y muchas calles adornadas a nivel de sus farolas con tiras de papel; a lo anterior se suma el Desfile de los Rábanos que luego da pie a la Noche de Rábanos, donde genuinamente aquél agrupa a caminantes de las poblaciones aledañas, citadinos y turistas que marchan al son de las bandas de música oaxaqueña. En términos generales es liberarse un tanto de la parafernalia estadounidense con sus imágenes y muñecos inflables de Santa Claus, renos, el hombrecito de nieve y demás motivos de la cultura cristiana occidental; los turistas de aquellas latitudes septentrionales visitan Oaxaca porque ésta ofrece una navidad diferente, con valores y estética tradicional de un estado mexicano que no escapa a la globalización pero está orgulloso de su propia fisonomía. Para redondear, vale la pena visitar el Centro de las Artes de San Agustín Etla, otrora fábrica decimonónica de hilados llamada Independencia y que fuera transformada debido a los afanes, dinero del pintor Francisco Toledo, donaciones de diversos particulares amén del respaldo del gobierno estatal.

Posdata. Me preocupó ver la enorme cantidad de marcas de mezcal porque es evidente que no hay tantos agaves, y que tarde o temprano saldrá una nota periodística de que se están mezclando diverso tipo de alcoholes, maquillados para parecer mezcal con denominación de origen. En otra lectura los INEFABLES POLITICASTROS: tomar la carretera a la ciudad de Oaxaca es toparse en el Estado de México, Puebla y Oaxaca con una legión multicolor de suspirantes a algún puesto de elección popular, pero cuya estrategia publicitaria y por su poses fotográficas los asemeja más a actores y actrices de telenovelas. Verdaderamente lamentable.

 

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