La Nueva Trampa de AMLO  Para Fulminar la Democracia

 

*Posee la “Brillante Mente” de la Perversidad

*Fracasar con sus Reformas, Poderosa Razón

*Tendrá Elementos Para Acusar a Opositores

*Construirá el Sólido Discurso en las Elecciones

*La Derrota Electoral Será Desconocida en ‘24

 

 JESÚS MICHEL NARVÁEZ

 

Hace 30 años le comenté a Guillermo Chao, en ese entonces director nacional de la Organización Editorial Mexicana (OEM) en la que prestaba mis servicios como articulista, que Carlos Salinas de Gortari poseía una mente perversa o una perversa mente. Su respuesta aclaró la situación: “es capicúa”.

Desde entonces no había observado a un personaje con las mismas “cualidades”. Sin embargo, durante el mandato de Andrés Manuel López, se revivió la imagen y se confirmó el pasado jueves cuando anunció que enviaría iniciativas de ley en febrero, penúltimo periodo ordinario de la LXIV, en las que propone reforma electoral, reforma al Poder Judicial de la Federación, reforma para incluir la rehabilitación y reforma para que la Guardia Nacional quede adscrita a la Secretaría de la Defensa Nacional. Para ello, presumió, “ya hay acuerdo con las fuerzas políticas”.

Sus palabras emergieron horas después de que Dante Delgado, coordinador nacional de Movimiento Ciudadano, ordenara desde su escaño en la Cámara Alta, a sus senadores romper el bloque de contención formado por las oposiciones y que impidieron desde 2021 cualquier reforma constitucional.

Todo indicaba que el huésped temporal de Palacio Nacional había hecho mal las cuentas al enviar reformas constitucionales cuando, probablemente, en el Senado logre la mayoría calificada con los 13 votos de MC sin considerar que en la Cámara de Diputados no le alcanza el número de legisladores oficialistas ni sumando a los naranja.

¿Qué está en su mente?

Con un poco de reflexión y tratando de encontrar el hilo de la madeja, llegué a la conclusión: sabe que sus reformas serán rechazadas y a partir de ese momento, cuando falten solamente 90 días para la elección federal de 2024, sacar la bandera de la urgente necesidad que los ciudadanos voten por Morena masivamente, para cumplirle al “al pueblo” y abatir los costos de las elecciones, que los jueces, magistrados y ministros sean electos por voto directo y universal; que la Guardia Nacional quede en la Defensa Nacional para evitar que se corrompa y se mantenga “sirviendo a los ciudadanos” y. finalmente, que quienes tienen enfermedades paralizantes y requieren de rehabilitación cuenten con el respaldo de “la Constitución”.

En síntesis: se convertirá en el jefe de la campaña política –de suyo ya lo es- de los candidatos de Morena y sus aliados.

Dirá en sus monólogos matutinos que busca transformar el país para que no haya un gobierno rico y se mantenga al pueblo en la pobreza, pero los diputados y senadores de las oposiciones, los adversarios, los conservadores, los fifís no lo dejan avanzar.

Insistirá en que los enemigos solamente quieren regresar al pasado para “seguir robando” y mantener sus “privilegios”.

Serán mensajes potentes para quienes estiman que, en efecto, la coalición PRI-PAN-PRD no busca el bienestar de la población sino retener espacios en los que frenen la transformación y eviten los beneficios para los marginados.

Su perversa mente no carbura en el sentido democrático sino en el autocrático, paso inmediato para formalizar la dictadura en la que será el único tirano que decida el futuro de 126 millones de mexicanos.

Se dice demócrata pero sabe y bien que no lo es. Es un ambicioso de poder, de controlar todo el marco que se construyó con la Constitución y que le impide reelegirse. En los momentos álgidos que vive México a causa de la violencia, la falta de medicamentos, la inseguridad, los homicidios dolosos, los feminicidios, nulo crecimiento en todo el sexenio –apenas rasguñará el PIB de 2018-, la división entre los mexicanos merced a su maniqueísmo, la corrupción galopante y siempre negada, una educación ideologizante, entre otras muchas fallas del gobierno, lo que busca es imitar a Porfirio Díaz.

Estima, desde su perversa óptica, que el pueblo no está preparado para elegir a alguien mejor que él y por tanto debe mantenerse ejerciendo el poder para “servirlo” y llevarlo de la mano a la superación que le permita romper el desequilibrio y pase a ser ¡feliz, feliz, feliz!

LA HABILIDAD 

PARA EL MAL

Negar que tiene una “mente brillante para la maldad” sería pretender tapar el sol con un dedo.

No es, no ha sido, un presidente que entienda políticamente que gobierna para todos.

En cinco años y 12 días de mandato, ha impuesto la agenda a través de sus monólogos matinales en los que acusa sin presentar pruebas, difama, calumnia y no le pasa nada porque “estoy ejerciendo mi derecho a la libertad de expresión”.

Sabe llevar agua a su molino sin tener un acueducto. Y se ahoga cuando necesita tomar decisiones en beneficio del país. La perversidad lo ha llevado a suponer que es el nuevo líder de América Latina y, aunque otras figuras de la región lo ignoran, machaca con el viejo discurso en defensa de la soberanía.

Una soberanía sustentada en la democracia, en la separación de poderes, en el respeto a la Constitución, en la existencia de las libertades, no en palabras huecas que recuerdan a los dictadores.

Con todos los defectos que tiene y confirma disfrutarlos, no deja de ser el mayor perverso de la historia mexicana y que supera con creces al innombrable –Carlos Salinas de Gortari- con un solo objetivo: ser el único presidente que mantendrá el poder.

Prever la derrota en 2024, conlleva a desconocer el resultado y asumir el control mediante el respaldo de las protegidas y beneficiadas fuerzas castrenses “para evitar la ingobernabilidad”.

Es un perverso consumado.

 

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