Por Alberto f. Mena Mallen
Luego de que estamos en la creación de un gobierno populista, autocrático, con mentiras hacia los mexicanos y de que hemos resistido al Covid-19 -y luchamos para evitar el Ómicron-, que nos mantuvo encerrados por casi dos años, habrá que festejar la navidad y año nuevo con alegría y esperanza de que seremos capaces de evitar que se pierdan libertades que nos ha costado mucho trabajo construir, aunque sea pobrecitos o con austeridad como lo acostumbra afirmar el presidente de México.
Con una inflación arriba del 7 por ciento, no vista desde hace 20 años, los mexicanos estamos con el Jesús en la boca, ya que hasta ahora no se ven visos de que se reduzca, y menos con un incremento en los precios que está perjudicando a nivel mundial a millones de habitantes y con amenazas de nuevas variantes del coronavirus que ocasiona problemas a muchos países y que maltrata las economías de los mismos y a sus habitantes.
Con la serie de problemas que enfrenta el gobierno de la 4T y que van incluidos todos los ciudadanos y que por ser tema de interés la mayoría ya conocemos la larga lista de broncas que se han sumado a las que ya existían, hay que recordar que faltan casi tres años para que termine este sexenio, en el que aún pueden suceder múltiples cosas.
A ello, se suma la mala administración de la 4T, que para evitar que los vean feo, porque tienen otros datos y que contrastan con la realidad que todos vemos, y que de pilón no les gusta que se les recuerde, los recursos familiares, se hacen chiquititos a la hora de su gasto en necesidades básicas familiares, incluyendo los apoyos del gobierno a los sectores más desfavorecidos, que ayudan, sí, pero para no morir de hambre.
Ya se escuchan comentarios en el sentido de que las obras de este sexenio serán un fracaso inevitable e irreversible. El acuerdazo emitido por López Obrador para proteger sus obras, trata de ganar tiempo, pero no lo hay para la 4T. La crisis de seguridad interna y externa; la crisis de salud; la crisis económica, financiera, laboral, no se habrán solucionado ni de lejos. Por eso su prisa de apurar el último decretazo o acuerdazo. Y no hay que olvidar la crisis política que sube como la espuma.
Sólo así podrá prolongar sus proyectos por varias décadas, hasta concluir Dos Bocas, el Tren Maya, el Aeropuerto Felipe Ángeles; aunque todos ellos, según se ve, están destinados al fracaso. Hoy tenemos una tormenta económica en puerta, con una inflación galopante.
Y más cuando hay mala salud en las familias, los gastos crecen, mientras esperamos que la 4T nos dé un sistema médico como en los Países Bajos, pero mientras eso sucede, hay que batallar con los ingresos familiares que cada día se reducen sustancialmente por el alza en los precios de productos y servicios.
El kilogramo de tortillas ya ronda los 18 pesos en la zona metropolitana de la Ciudad de México; el agua envasada cada día sube su precio; los tanques de gasolina para recorrer largas distancias suben en su costo y no se diga de la electricidad, ya pugna por subir a cada rato. Los medicamentos que se adquieren en las farmacias, aumentan su precio en poco tiempo, y muchos de ellos tienen costos que superan los mil pesos por unidad.
Para el IMEF existen tres factores que explican el alza en la inflación, choque de demanda que no puede ser fácilmente satisfecho; el efecto asimétrico ante los cambios en los precios de las gasolinas y la falta de apoyo fiscal.
El mencionado apoyo aquí nunca fue autorizado, sólo micro créditos que fueron utilizados muy poco, lo que provocó alzas en los productos y servicios ya que el cierre de negocios ocasionó la transferencia de los costos hacia los consumidores, para la sobrevivencia de los mismos, aunque muchos no lo lograron por lo que tuvieron que despedir a sus empleados al cerrar obligadamente.
Otros puntos que afectan en el aumento de la inflación general y subyacente, son los cuellos de botella en la producción, la suma de mayor demanda de mercancías y un choque de oferta desde el inicio de la pandemia, y aunque para varios especialistas esta situación es temporal, hay que resaltar que el alza en precios de alimentos y combustibles se registra en medio de la crisis de desempleo como consecuencia del cierre de los negocios y empresas que no soportaron los altos costos.
Una realidad que se ha vivido desde hace algunas semanas en México, es el incremento en los precios de los energéticos, como el caso del gas LP y la gasolina, que tiene efectos directos en el alza del costo de los alimentos.
El aumento en la inflación impacta directamente en los bolsillos de millones de mexicanos, sobre todo entre aquellos que sus ingresos no alcanzan el salario mínimo o quienes viven “al día”, provocando una mayor vulnerabilidad en la seguridad alimentaria de los sectores más pobres, que invierten gran parte de sus ganancias en la compra de comida.
Esperaremos a que apriete más el cinturón para que México despierte de este letargo de poca participación social, aunque ya hay visos de que poco a poco los mexicanos se involucran más en la solución de los problemas que nos aquejan directamente, ya sea utilizando las redes donde se encueran los despropósitos del actual gobierno, o los síntomas de lo que ocurre en el país, o en plantones y cierres de calles, avenidas o negocios que tienen consecuencias urbanas como la movilidad, entre otros males.
Hay que recordar que los porcentajes de mayor inflación que se tuvieron fue en los sexenios de José López Portillo y de Miguel de la Madrid Hurtado mismos que alcanzaron los 459 y 3 mil 710 por ciento, respectivamente; luego le siguieron el de Ernesto Zedillo, con 226 por ciento y Enrique Peña Nieto con 139 por ciento cada uno. Un mayor porcentaje vino posteriormente en los gobiernos de Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto con 29.8, 28.5 y 27.9 por ciento respectivamente. El de López Obrador va camino a que pueda aumentar si no se controla ya que va arriba del 7 por ciento en el presente año.
El caso es que deberemos de disfrutar a la familia, a los amigos, a compañeros de trabajo en estas fiestas navideñas y de fin de año, con lo que se tenga a la mano.
Salud