Por Carlos Bortoni
Resulta terrible enterarnos que el gobierno apoya a los campesinos con programas como Sembrando Vida. Pero sobre todo… resulta inaudito que en Tabasco los apoye con granos de cacao. Afortunadamente… gracias al reportaje “Sembrando vida y la fábrica de chocolates” auspiciado por CONNECTAS (respaldada por la anticomunista y nada trasnochada Fundación Nacional para la Democracia, misma que realizó programas complementarios en apoyo a los Contras en Nicaragua, e impulsó a los Talibanes en Afganistán) y publicado por medios de comunicación como EmeEquis, Aristegui Noticias, Notas sin pauta y Proceso… nos enteramos de este sinsentido que pretende atender la pobreza rural y la degradación ambiental en lugar de abandonar el campo y hacer que los campesinos migren a las ciudades buscando sobrevivir. Cosa que tendría la virtud de alimentar ese doble juego que tanto disfruta nuestra clase media: ser magnánimos por un lado… al dejar caer migas y monedas a los pies de esos campesinos convertidos en indigentes… y por el otro sentirse aterrados por la presencia de dichos desplazados que afean las calles de sus ciudades y les hacen sentir inseguros.
En fin… más allá del absurdo que implica contribuir al bienestar social de las y los sujetos agrarios en sus localidades rurales e impulsar su participación efectiva en el desarrollo integral… este programa “impuso el cultivo de cacao en Tabasco [sin] estudio técnico alguno para soportar la decisión.” Seguramente basándose en nada más que la deleznable experiencia empírica que desde tiempos mesoamericanos aporta el cultivar cacao en las zonas del Soconusco y Tabasco… o en el hecho irrelevante de que Tabasco sea el principal productor de cacao en el país. Sembrando arboles de cacao cuando se pudieron haber cultivado nopales o coles de Bruselas.
Pero ahí no acaba la ejecución de políticas totalitarias… faltaba más… para realizar dicho atropello se invitó a Hugo Chávez Ayala, “ingeniero agrónomo egresado del Instituto Tecnológico de Monterrey, [con] estudios de posgrado por la Universidad de Copenhague, en Dinamarca y por el Colegio Superior de Agricultura de Montpellier, Francia [que] tomó cursos de cacao y chocolate en Bélgica[…]”, uno de los principales exportadores de cacao fino a doce países de Europa y América…, a que formara parte del Consejo Consultivo de Sembrando Vida ¡Háganme el favor! En lugar de contar con la asesoría de algún burócrata de cuello blanco en el centro del país… cuyo conocimiento se reduzca a la elaboración de planes de negocio y los cálculos de máximos y mínimos.
No sólo eso… Hugo Chávez también ha capacitado a los pequeños productores en sistemas agroecológicos… paga el certificado orgánico que deben renovar cada año y ¡Colmo de los colmos! ¡Paga a los agricultores… por kilo de cacao… más de lo que pagan otras empresas! Dejando a los campesinos sin otra opción que venderle su producto a este tirano.
Por último… como si lo anterior no fuera suficiente… este deslumbrante reportaje señala que cuatro meses después de que el gobierno federal anunciara su programa Sembrando Vida… “Andrés Manuel López Beltrán [hijo del presidente] solicitó el registro de la marca [de chocolates] Rocío.” El reportaje no dice más… pero es evidente que la apuesta de la 4T y la lucha social de AMLO estuvo enfocada en apoderarse del cacao nacional para competir deslealmente con empresas como Mars Chocolate México que seguramente está viendo una trágica disminución en sus ventas anuales… que rebasan los 800 millones de dólares. Para dimensionar estos números… Rocío Chocolates necesitaría vender 225,000 barras para alcanzar los 36 millones de pesos que Calderón compartió con Kimberly Clark. Sobre la patrulla de la policía tabasqueña que resguarda la Finca El Rocío no hay mucho que decir ¿en verdad no hay centros comerciales o bancos en Tabasco en los que se pueda utilizar mejor el tiempo de esos patrulleros para proteger el gran capital y no una finca cacaotera?
Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Dar las gracias no es suficiente.