Por Jesús Michel Narváez
Fidel Castro no olvidó aquella llamada de Vicente Fox realizada en abril de 2002.
“Comes y te vas”, le habría dicho el mexicano al cubano.
Las versiones que se corren, porque nunca fueron confirmadas por Fox, es que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush habría solicitado no encontrarse con el comandante.
Cierto o no, Fox actuó y provocó la gran crisis en las relaciones con Cuba, a la que México siempre apoyó e incluso fue el único que votó en contra del bloqueo a la Isla. Don Rafael de la Colina, embajador de nuestro país en la OEA tiene el mérito.
Con motivo de lo escrito en este mismo espacio ayer y en el que hice referencia de la versión que circula respecto a que el presidente López tiene una deuda con Cuba y por ello invitó al actual presidente, Miguel Díaz Canel y cuya presencia en la ceremonia del CCXJ aniversario de la iniciación de la Independencia de México, fue severamente criticada no solo por estar en el lugar sino por el discurso pronunciado y después fortalecido por el mexicano, me surgieron dudas.
No puedo comprobar que, en efecto, haya una deuda por pagar.
Sin embargo, como dicen los clásicos, en política no hay coincidencias, comencé a recorrer la carrera de Andrés Manuel López como segundo Jefe de Gobierno del entones Distrito Federal. Recordé que Cuauhtémoc Cárdenas es el segundo padre político, toda vez que el primero fue Enrique González Pedrero, y que, desde la fundación del Frente Democrático Nacional, raíz del PRD, lo llevó al partido y lo hizo consejero político lo que le permitió ser el presidente del organismo. Dije también que no es secreta la tendencia ideológica del ingeniero, abrevada de su padre, y por tanto los contactos con líderes de izquierda no fueron pocos y nunca, por cierto, negados.
¿A qué el recuerdo de Fox?
Simple: en abril 2002 Andrés Manuel López llevaba cosa de 18 meses como Jefe de Gobierno y no pensaba en ser candidato presidencial en 2006.
Sin embargo, en un intento de atar cabos para fortalecer la hipótesis de la deuda, recordar que Andrés Manuel siempre respondió a la pregunta si buscaría la Presidencia de la República “a mi denme por muerto”, fortalece las dudas.
¿Qué le hizo cambiar de opinión?
Justificar el cambio por el prurito de la ambición personal, no deja de ser simplista.
Algo más lo orilló a tomar la decisión de entrar en la pelea en 2005, poco antes de su desafuero.
Sabía que sería el candidato del PRD, porque nadie le peleaba la posición.
¿Acaso Fidel le recomendó lanzarse para ganar y así vengarse de Fox?
Hipótesis, sí.
¿Sería descabellada?
Lo ocurrido la mañana de este 16 de septiembre, despertó suspicacias que no han regresado a dormir.
Fidel Castro, estar o no de acuerdo con él es harina de otro costal, era un visionario. Y sabía guardar los secretos. Se llevó cientos, miles de ellos a su tumba. Quizá solamente las contrapartes sabían sus acciones. Nunca directas. Siempre por interpósita persona de su alta estima. Muchos de ellos fallecieron y tampoco podría revelar tema alguno.
¿Por qué el odio de Andrés Manuel hacia Vicente?
No es por haber perdido la elección. La política es así. En la democracia no siempre se gana y tampoco se pierde. Eso lo sabe el actual presidente de México.
Lo más probable y no imposible, es que el amo de La Habana se irritara por el fracaso. No podría tomar venganza de la falta de respeto cometida por el ranchero que llegó, vivió 6 años a cuerpo de rey y se fue. Sí, a su castillo en San Cristóbal, en Guanajuato.
¿El apoyo desmedido de Andrés Manuel López a Cuba, a su gobierno calificado de represor además de dictatorial, cubre la deuda?
Si alguna vez el mexicano viajó a Cuba, no hay registro público. Y si habló con el comandante, tampoco.
¿Acaso la búsqueda de liderar a los países latinoamericanos sea la contraparte de la deuda?
Hipótesis, simple hipótesis. Usted saque sus conclusiones.
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