Por Silvestre Villegas Revueltas
Los estados modernos y los que quieren serlo como el nuestro, tienen para su funcionamiento gubernamental que cumplir con toda una serie de requisitos para que el contrato social que se entabla entre autoridades de gobierno y ciudadanía se cumplimente, y con ello se pueda alcanzar “la felicidad” cuya meta y materialización es el deber primigenio de todo gobierno democrático y popular.
La Seguridad tiene dos vertientes interpretativas, una de ellas es la que provee el estado federal mexicano y las demás autoridades que en dicho ramo operan a nivel estatal y municipal. Debe subrayarse que desde la década de los 1980 hasta la actualidad ha habido un deterioro franco y decisivo en materia de seguridad, al grado de como en tiempos del santannismo (1840) y espléndidamente retratado por el escritor y financista Manuel Payno en su obra “Los bandidos de Río Frío”, uno podía ser asaltado “en las goteras de la Ciudad de México” y ya no dijéramos en los reales caminos que iban al puerto de Veracruz, hacia Querétaro, en el boscoso Monte de las Cruces y hacia el sur “en los breñales más allá de Cuernavaca”. Es el colmo y sucede casi todos los días que el honrado trabajador es asaltado en las camionetas del servicio público de transporte, especialmente en la red que rodea a la ciudad capital y que conecta con todos los municipios conurbados del Estado de México. ¿Qué hacer? Me preguntaba yo cuando cada noche el parcial noticiero de Milenio se regodea en plasmar dichos asaltos; y repito el verbo “regodearse” porque así lo presentan diversos conductores de TV de dicha empresa de información que también le cabe el epíteto de “amarillista”, si se le compara con las breves e imparciales notas que sobre crímenes y en un par de minutos presentan noticiarios serios como la Deutshe Welle, NHK del Japón, BBC internacional entre otros medios.
La otra vertiente interpretativa sobre la Seguridad y que afecta a la ciudadanía es la referida al trabajo, a los ingresos familiares, al esparcimiento individual o colectivo. La pandemia ha demostrado a nivel del mundo occidental, que es el más conocido para nosotros, que la pandemia del Covid-19 provocó la desaparición de millones de puestos de trabajo en el globo terráqueo; con ello los ingresos familiares se vinieron abajo provocando no solamente una disminución en el dinero que se gasta en cada familia o población, sino que la falta de ingresos producto del trabajo generó tensiones, violencia y rupturas al interior del núcleo familiar. Concretamente y en el aspecto educativo muchos jóvenes de escasos recursos no pudieron continuar con sus estudios porque solamente había un teléfono celular inteligente y no existían tablets, ni computadoras, ni la instalación casera para tener señal de internet. Pero también hubo muchos estudiantes de escuelas privadas cuyas familias no pudieron hacer frente a las colegiaturas por diversos motivos, o peor, los angelitos (sic) simplemente se han tomado unas vacaciones muy largas y no tienen deseos de volver a las aulas, laboratorios, etcétera. Los asaltos, el Covid, la falta de empleos, la violencia en los núcleos familiares y los problemas derivados de la educación no presencial en las escuelas, más otros asuntos han generado en México y el mundo un genuino problema de salud pública que, en una lectura extrema nos lleva al menoscabo de la soberanía que día a día se construye o se destruye en nuestro país como en otros países que están en semejante tesitura.
Llevamos un año y siete meses de pandemia, los daños son enormes y sobre todo estamos muy cerca de aquellos males que ya afectan a la generación que más cerca le ha tocado lo que algunos llaman el mundo AC/DC (ninguna semejanza con el grupo de rock alemán del mismo nombre) pero cuyo referente para quienes tienen entre 3 a 12 años de edad, es la de una realidad social y familiar definida por las formas de socialización y trabajo que ha impuesto el Covid, de ninguna manera una nueva normalidad, a pesar de que los médicos expertos ya señalaron que debemos acostumbrarnos a vivir con el bicho, terrible diagnóstico que se vuelve más sombrío con la aparición de la variante MU.