*Pobre Ganso, le Dejaron un Legado que Dijo, Tiraría a la Basura, Pero lo Acrecienta
Por Miguel A. Rocha Valencia
En las tres campañas a la presidencia, el Mesías de la 4T hizo apología del crimen, inseguridad con sus asesinatos, corrupción, pobreza, bajo crecimiento económico y demás pecados de administraciones anteriores. Prometió que en cuanto asumiera el poder, acabaría con todo ello, incluyendo a las instituciones.
Lleva más de dos años y medio, más los cinco en que Enrique Peña le entregó objetivamente el poder y la verdad es que nada de lo que ofreció, al menos en ese sentido, se ha cumplido, salvo enterrar el proyecto del Aeropuerto Internacional en Texcoco con todo y 600 mil millones de pesos y la confianza de los inversionistas, así como acabar o mediatizar algunas instituciones como los fideicomisos y varias comisiones antes independientes.
En esos casos se alegó una gran corrupción que, hasta hoy, no se ha probado, aunque desde el púlpito de Palacio Nacional se les sataniza e intenta desprestigiar.
También prometió meter al Ejército en sus cuarteles y en cambio, los hizo empresarios, albañiles, constructores, administradores. Dijo que bajarían gasolinas a 10 pesos, tampoco, anunció aplicación de la Ley y en vez de eso, pone en práctica “su justicia” empleando a instituciones para perseguir, acorralar, chantajear y si es posible encarcelar a sus enemigos, aunque en realidad, se trata de venganzas.
Y como en nada de lo prometido avanza, culpa al pasado, a la herencia que le dejaron los de antes, neoliberales, fifís y corruptos, esa que usó para treparse al poder y que dijo extinguiría, pero en vez de eso, la emplea para culparla de sus fracasos, incapacidades y revanchas, la necesita.
Será por eso que no la termina, porque le es tan útil como la pobreza la cual fomenta como su principal logro pues en un país de miserables sin empleo, profesión o incultos, puede fincar con mayor facilidad su proyecto transexenal que no avizora nada bueno, salvo la fragmentación nacional y si es posible, el encono donde muchos, los mejores salgan expulsados y dejen un país exánime, sin proyecto y sin futuro, hundido en las peores deciles de la economía y la escala social.
Una herencia que el profeta de la 4T utiliza porque se mantiene en campaña, como líder de su movimiento, ese del cual es la encarnación y no comparte con nadie.
Ilusos los mencionados y apuntados en la sucesión, son parte del juego perverso: ¿Sheinbaum? ¿Ebrard? ¿Clouthier? Ni ellos se la creen. El anciano piensa en él mismo, por eso su enojo, le dejaron pocos años para disfrutar el poder, para alzarse como caudillo de un país que se imagina globero, macuspaniano, con referentes como Cuba con toda su miseria, Nicaragua y su dictadorzuelo o Venezuela que está próxima a cobrar cuentas a quienes frenaron su crecimiento y la hundieron en su peor pesadilla.
Salvo el zacatecano Ricardo Monreal, Morena carece de políticos con oficio, que en un momento puedan ejercer con independencia y no se sujeten al mandato del Mesías como ocurre con la actual regenta de la CDMX o el hijo pródigo refugiado galo, menos aún la del apellido rimbombante de origen panista y que ni siquiera es bien vista entre el grupo de chairos.
Y curiosamente, el no mencionado por el profeta es quien podría tener el tamaño, la capacidad de convocatoria o la personalidad para sobresalir. De hecho, lo hizo hace unos años y el cacique debió negociar con él en favor de su consentida que, en una lid justa, hubiese resultado derrotada.
Por eso, la real pelota está en la cancha opositora, con esa a la que no desdeña el exgobernador, quien no sólo dialoga con empresarios y los llama a no abandonar el barco, que habla de consenso entre sus pares de enfrente y reconoce a la clase media como el motor de la economía, sector definitorio en una justa electoral y la toma de decisiones, capaz de provocar cambios sociales de envergadura, simplemente porque no está dispuesta a vivir bajo el yugo por una dádiva.
¡Aguas! este sí hace política, sabe que la imposición conlleva la traición, que la compra termina con deslealtades y que al final, se necesita a los “otros” para fincar un proyecto político real de país, sin exclusiones. Con todos pues, aunque no fuese con Morena…
