“El Comité de Dios”

Del Cine y las Leyes

Entre Ciencia y Moral

Por Horacio Armando Hernández Orozco

“El Comité de Dios” (“The God Committe”) película estadounidense, dirigida por Austin Stark; con Kelsey Grammer (Dr. Andre Boxer), Julia Stiles (Dra. Jordan Taylor), Colman Domingo (padre Dunbar), Janeane Garofalo (Dra. Valerie Gilroy), Dan Hedaya (Granger) y Peter Kim (Dr. Allen Lau); se estrnó en el Festival de Cine de Tribeca el 20 de junio, y en cines el 2 de julio de 2021.

Es noviembre de 2014, el comité de trasplantes de órganos se reúne para decidir dentro de una hora qué paciente de tres merece salvar su vida; siete años después, dos miembros del comité lidian con las consecuencias de aquella decisión.

Esta cinta está basada en la obra de teatro homónima de Mark Saint Germain, quien se interesó en el tema cuando el papá de un amigo necesitó de un trasplante, viendo la escasez de órganos, y se preguntó cómo funcionaría el proceso de selección y lo difícil que estas decisiones debían ser.

VIVE EL AHORA

Un par de jóvenes enamorados contemplan el estrellado cielo, él comenta que la galaxia más cercana está a 2.5 millones de años luz, llegar ahí tomaría una eternidad, se despiden cariñosamente y antes de que él pueda avanzar un metro en su bicicleta es atropellado.

Así en instantes se vive y así en instantes se va la vida; los paramédicos advierten que en la identificación del joven aparece como donante de órganos, por lo que actúan de inmediato para extraer su corazón.

Desde la primera escena se aprecia que la cinta va a plantear dilemas y decisiones de difícil respuesta, desde ese chico que decidió ser donante de órganos, decisión nada fácil, así como la que tendrá que afrontar el Comité de Trasplantes de órganos de un hospital neoyorquino para decidir qué paciente es el acreedor al mismo.

Conforme a cifras del Sistema Informático del Registro Nacional de Trasplantes de la Secretaría de Salud, en el primer trimestre de 2021, existen 23061 pacientes, pendientes de recibir una donación de órganos, en esa cifra 16843 personas esperan recibir un trasplante de riñón y 47 un trasplante de corazón; mientras que en el mismo periodo se han realizado 1768 trasplantes, siendo de ellas sólo 8            de corazón.

EL COMITÉ MÉDICO

El doctor Andre Boxer, médico cirujano y miembro del comité, es avisado de que tienen un corazón para ser trasplantado, por lo que se traslada de urgencia al hospital; la señora Vázquez, una latina de casi setenta años, es la candidata a recibirlo, pero en los preparativos fallece fulminantemente, por lo que en cuestión de una hora el comité tendrá que decidir quién es el candidato al trasplante.

El comité está integrado por la Dra. Valerie Gilroy, quien desarrolla actividades administrativas y representa a los intereses del hospital, por el Dr. Allen Lau, un especialista en psiquiatría, por la Jefa de enfermeras, por el propio Dr. Andre Boxer, Jefe de cirujanos y la Dra. Jordan Taylor, quien en un mes lo suplirá, pero en esta ocasión la Junta Directiva del Hospital ha designado al padre Dunbar, para que participe.

Todo comité médico que toma de este tipo de decisiones tiene como base la bioética; en 1962, la revista Life dio a conocer un comité creado en 1961, prácticamente hace 60 años, en Seattle, estado de Washington, para decidir qué pacientes tenían preferencia para beneficiarse de la entonces reciente máquina de hemodiálisis.

La novedad de ese comité es que por primera vez incorporó a legos en su integración, esto es, que no todos eran especialistas en la materia, pues la composición era de nueve miembros, dos eran médicos y los otros siete un sacerdote, un abogado, una ama de casa, un banquero, un sindicalista, un funcionario y un cirujano ajeno a la nefrología.

El detalle de que sea un comité mixto, por llamarlo de alguna manera, permite que las decisiones se tomen partiendo de varios puntos de vista y no solamente médicos.

EL CANDIDATO DE DIOS

Son tres los candidatos al trasplante, un afroamericano padre de familia con sobrepeso que tiene trastorno bipolar, pero que está tratando de enviar a tres hijas a la universidad, una mujer extremadamente inteligente cuyo esposo murió el 11 de septiembre de 2001, pero tiene una actitud grosera con las enfermeras y un joven consumidor de cocaína posible agresor de mujeres, cuyo padre tiene pendiente una subvención de $25 millones de dólares a favor del hospital.

Aquí se ve en realidad que tanto pesan los factores bioéticos y morales en el comité, así como los aspectos de la ciencia, pues el recién integrado al staff, antes de ser predicador fue abogado, pero le fue retirada su licencia por fabricar pruebas, y ahora su presencia en esa reunión casi secreta, se justifica por el alto interés del hijo del millonario.

El discurso y argumento del dinero deben ser ajenos a la decisión de este comité, donde la confidencialidad es la premisa, y el fallo se debe basar en términos médicos, como es la posibilidad y años de sobrevida después del trasplante, entorno familiar y contención para una recuperación eficaz del receptor, así como también a partir de las circunstancias sociales y personales que definen al paciente.

A partir de estas variables, y con la frialdad de un jurado se debe definir quién será el próximo nominado, quién tendrá la posibilidad de seguir adelante con su vida.

Es claro que Dios nunca va tomar decisiones que correspondan al hombre, tales como en qué universidad estudiar, con quién casarse o dónde vivir, lo que de alguna forma alivia la responsabilidad de una decisión errada, que será factible que suceda, pero si esa decisión, aun siendo acertada, se toma por factores ajenos a los que deben ser ponderados, siempre será cuestionable, aun ante los ojos de Dios.

Siete años después, en un futuro diciembre de 2021, el doctor Boxer tiene problemas cardíacos, pero es un mal candidato para un trasplante, y aunque el millonario Grammer consigue en el mercado negro de Turquía un corazón, habrá que ver si su estado de salud lo acepta.

La cinta presenta la medicina, la moral y el dinero como antagonistas en la decisión del comité de trasplantes, y muy probablemente lo sean, aunque siempre queda el argumento de que con ese dinero se podrá ayudar a miles de pacientes más.

Aunque no aborda profusamente la angustia y el peso de los miembros de ese comité, ningún espectador podrá negar las implicancias y los efectos que se desencadenan en un ser humano cuando tiene en sus manos la decisión sobre la vida o la muerte de otro; pero ¿será que uno de esos efectos es que creerse Dios?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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