Jorge Carrión,
Lo viral.
Galaxia Gutemberg
Por David Marklimo
Los libros que tocan temas contemporáneos, es decir, que tratan sobre fenómenos que aún suceden, corren el riesgo de quedar desfasados. Si bien tendrán un valor testimonial importante, puede que no sirvan para analizar las consecuencias de dichos hechos. Es el riesgo que hay que correr cuando se presentan fenómenos que necesitan explicación o subsanar a las mentes más curiosas. Esto es más o menos lo que encontramos en el nuevo libro de Jorge Carrión, Lo viral.
Este es un diario; una reconstrucción de reflexiones traídas por el encerrón de la pandemia estructurado por días, en la que Carrión presenta a sus amigos, a su familia, a sus estudiantes; también muestra sus intereses profundos por la cultura pop, por Rosalía y el fenómeno musical que representa, por las películas y por los libros. Es una exposición de conocimiento, pero también de sus intimidades. Es, al mismo tiempo, una reconstrucción histórica de los primeros meses del coronavirus, un ensayo fragmentario sobre la viralidad digital, la memoria de una cuarentena, un experimento de crítica cultural y un diario falso -falso porque se hace público algo que por definición pertenecería al ámbito privado- pero sincero. Es también un ejercicio de narración frágil, como de superviviencia. De alguien a quien le cuesta reconocerse como asustado.
Comenzamos el 10 de Marzo de 2020, tres días antes de que se decretara el Estado de Alarma en España (que es donde vive el autor). Veremos cómo la población empezará a incorporar a velocidad de vértigo todo tipo de conceptos relacionados con la epidemiología, virología y vacunación. A veces hay ideas premonitorias, a veces no. También hay reflexiones pre pandémicas, experiencias útiles en el ámbito cultural donde se mueve el autor. Destaca esa conexión con el mundo exterior llamado viralidad (sobredivulgación, usualmente vía Internet de algún tipo de hecho informativo, muy habitualmente sesgado o directamente falso… aunque dados los tiempos de la Covid también puede hacer referencia al impacto social del virus en la vida cotidiana) a través de un nutrido reguero de recomendaciones y comentarios. Es interesante ver cómo cambia el tono, a medida que las noticias se hacían inquietantes, y se convierte, como muchos de nosotros, en una persona agobiada y superada por una realidad que no se llega a entender. La idea central crece a lo largo de las menos de doscientas páginas extrapolándose hacia la tecnología y las humanidades, la ciencia y las artes, la literatura. El asunto es que los algoritmos han llegado a dominar la vida; determinan nuestras compras, lo que vemos, la gente con la que conectamos. El autor testifica la adaptación forzada de los hábitos de consumo cultural, el ingenio de algunos creadores, la alternativa del hogar confinado como centro de producción, y de todo ello, intercalando su experiencia personal y el análisis cultural. Extraemos un texto dinámico, más o menos esperanzado y con claras obsesiones. Justamente, la lectura es una de ellas: existe una forma de leer clásica, humanista y humana y, por otro lado, una forma de leer viral, que también es humana, pero que ha sido asumida por los algoritmos. El conflicto entre lo clásico y lo viral es clave en nuestra época. Podría expresarse de otros modos, como el del storytelling contra el big data. Abruptamente, el diario se corta el 25 mayo de 2020, fecha en que se acuña un nuevo concepto, la Nueva Normalidad, y en el que Carrión da por concluida la fase dura del proceso de pandemia. Nos perdemos las reflexiones sobre este nuevo periodo.
Este concepto de Nueva Normalidad atañe un peligro: la normalidad fue lo que nos puso en pandemia, pero ahora la sociedad corre a recuperar su existencia anterior en la medida de lo posible. ¿Repetiremos los errores? ¿Hemos aprendido algo?