Por Itzel Toledo García
El pasado domingo 9 de mayo se celebró el Día de Europa, fecha que festeja la paz y la unidad en el continente europeo. Ésta es la única fecha de celebración oficial de la Unión Europea (UE) y en ella se hacen eventos presenciales y virtuales en instituciones como el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, el Banco Central Europeo, etc. Además, los Estados miembros organizan celebraciones, pero no son tan magníficas como las de sus fiestas nacionales.
Desde 1985 en este día se conmemora la Declaración Schuman (9 de mayo de 1950) en la que el ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, apeló a la cooperación entre naciones europeas para evitar una nueva guerra después de las catastróficas Primera y Segunda Guerras Mundiales durante la primera mitad del siglo XX. Para Schuman era fundamental que el carbón y el acero de Alemania y Francia (más los países que quisieran adherirse) se administraran de manera conjunta pues al ser materias fundamentales para la industria armamentística se evitaría la militarización de países que pudiera llevar a un nuevo conflicto bélico en el continente europeo.
La Declaración Schuman llevó al establecimiento de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) entre Francia, Alemania Occidental, Italia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos en 1951. Después de la CECA se establecieron otras organizaciones de cooperación como la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom) y la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1957 y se firmaron varios tratados. Con los años otros países del continente europeo se fueron uniendo a estas organizaciones europeas. Todo esto ocurrió en el contexto de la Guerra Fría, en la que se enfrentaban la Unión Soviética y Estados Unidos por el dominio ideológico y económico de Europa y el Tercer Mundo, periodo en el que las potencias europeas perdieron sus imperios y su poderío internacional. Para lograr atraer a los países europeos a su modelo, ya fuera el socialista o el capitalista, las superpotencias hicieron alianzas militares intergubernamentales, extendieron programas económicos y líneas crediticias, incentivaron el comercio y apoyaron políticamente a gobiernos cercanos a su postura ideológica y económica.
En 1993, con el Tratado de Maastricht, se fundó la UE sobre las CECA, CEE y Euratom, además comenzó el ejercicio de una política exterior común y la cooperación en los ámbitos jurídico y policial. Desde entonces la UE ha ido modificándose con el establecimiento de más tratados, por ejemplo con el Tratado de Ámsterdam (1997) los Estados miembros acordaron establecer un espacio de libertad, seguridad y justicia común y con el Tratado de Lisboa (2007) se modificó el funcionamiento de la Unión y se hizo jurídicamente vinculante la Carta de los Derechos Fundamentales. En este periodo de casi tres décadas, los Estados miembros se han adherido al modelo democrático-liberal y han implementado medidas neoliberales. Esto ha ocurrido en un contexto histórico distinto al de la Guerra Fría: con la disolución de la Unión Soviética en 1991 había triunfado el modelo capitalista defendido por Estados Unidos y, ante esta situación, la UE se convertiría en el medio para que las potencias y los países europeos cooperaran para tener un papel relevante en el tablero internacional.
Actualmente, la UE es una organización supranacional conformada por 27 Estados miembros con una superficie de 4,233,255 km² en la que habitan más de cuatrocientos millones de personas y se hablan 24 idiomas. La UE es una democracia representativa que ha desarrollado su sistema jurídico y político con instituciones que la rigen y en las que los Estados miembros delegan su poder y soberanía. A 71 años de la Declaración Schuman se ha evitado una nueva guerra entre potencias europeas y hay una fuerte cooperación en distintos ámbitos que permiten el movimiento de personas y productos de manera fácil entre los países que conforman la UE.
Sin duda, este organismo supranacional se ha convertido en un actor importante a nivel internacional que es partícipe de organismos de gran importancia como la ONU, el G7, el G20, la OCDE y la OMC. Además, destaca por sus donaciones para ayuda humanitaria y cooperación para el desarrollo en el Sur Global. Para fortalecer su posición en el tablero internacional, la UE cuenta con una Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad que tiene un servicio diplomático con representación en 125 países desde diciembre de 2010. La UE intenta mantener relaciones estables con sus vecinos, para ello busca un acercamiento con las exrepúblicas soviéticas y la Liga Árabe, además se ocupa de fortalecer su seguridad y se ha acordado que si un Estado miembro es atacado los demás deben protegerlo.
Sin embargo, hay que señalar que la cooperación dentro del marco de la UE conlleva problemas de distinta índole. Por un lado, las potencias (Alemania y Francia) siguen teniendo un amplio poder de decisión ante cuestiones económicas, pensemos en el manejo de las crisis económicas en Italia y Grecia en la última década. Por otro, la cooperación se ha visto dificultada durante crisis mundiales, pensemos en la crisis migratoria de 2015 o la actual pandemia por COVID-19 en las que algunos países como Hungría han cerrado fronteras de manera unilateral según sus intereses nacionales. Además, la UE es cuestionada por poner la soberanía nacional de los Estados miembros en desventaja, como quedó claro en el discurso del exitoso Brexit. Asimismo, su ayuda humanitaria y la cooperación de desarrollo muchas veces replica dinámicas de explotación del Sur Global.
Si bien 71 años de cooperación europea han evitado una guerra entre potencias y el fortalecimiento de las mismas a nivel internacional, hay varias cuestiones que deben mejorarse dentro de este organismo supranacional. Se necesitan modificaciones para que haya una igualdad política y no sólo jurídica entre los Estados miembros. También es necesario cuestionar la implementación de medidas neoliberales que han desprotegido a las clases trabajadoras de muchos de los miembros. Asimismo, debe promoverse un compromiso con el medio ambiente para el futuro de las siguientes generaciones dentro y fuera de la UE. El Día de Europa es un buen momento para pensar en la cooperación europea en el presente y el futuro en el que se necesita cooperación ante graves problemas de carácter global (pandemias, olas migratorias, destrucción ambiental, etc.), para ello una revisión crítica de la cooperación en el pasado es útil.