Si no Avalan Serán Corruptos; si Ceden, la Suprema Corte Perderá su Independencia

*Disyuntiva Para 7 Ministros y 3 Ministras: ser Garantes de la Constitución o Títeres del Presidente

*La Amenaza de AMLO Pone en Jaque al Poder Judicial y Abre el Camino con Destino a la Tiranía

*Los Integrantes de la SCJN Pasaron los Filtros de la Legalidad Ante 6 Legislaturas Federales

Por Gerardo Lavalle

Disyuntiva harto peligrosa. La viven los 7 ministros y las 3 ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El ultimátum, porque de eso se trata, lanzado por el presidente López en el sentido de que aquellos ministros (ras) que no avalen la ampliación de mandato de Arturo Zaldívar ingresarán en el círculo de la corrupción.

Desde el púlpito presidencial, surgió la amenaza: de qué serviría una reforma al Poder Judicial si es encabezada “por un personaje del partido conservador” que se caracteriza por el servilismo en favor de grupos de intereses creados, “sobre todo, del poder económico que nunca se preocupa por el pueblo, de qué sirve que se lleva cabo una reforma así, es letra muerta”.

¿Y quién ese personaje? No lo mencionó. Sin embargo, tendría que ser alguno de los siguientes togados: Ana Margarita Ríos-Farjat, presidenta y Jorge Mario Pardo Rebolledo, Norma Lucía Piña Hernández, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Juan Luis González Alcántara Carrancá. La primera y el último son propuestas del presidente López.

En la segunda sala, presidida por Yasmín Esquivel Mossa, están Alberto Pérez Dayán, Javier Laynez Potisek, Luis María Aguilar Morales y José Fernando Franco González Salas, quien no está en la jugada porque termina su gestión el 31 de diciembre de este año. Los mencionados integran la segunda sala que presidente justamente la ministra. Luis María Aguilar, aunque ya presidente de la Corte no está impedido para volver al cargo.

¿Quién es el personaje al que se refiere el presidente de la República?

Seguramente lo sabe. Sin embargo, calificar a los 10 de incorporarse al mundo de la corrupción si no avalan su capricho, está más allá de sus facultades metaconstitucionales.

En respuesta a una pregunta sembrada, cómo no, el presidente dijo textualmente: “Sí, yo creo que conscientes o inconscientemente por el coraje que les produce la transformación que se está llevando a cabo en el país apoyan al régimen de corrupción porque en este caso lo que se aprobó fueron leyes para reformar al Poder Judicial y se consideró que estas reformas se llevarían a cabo siempre y cuando el presidente de la Corte y a la vez es la misma persona del Consejo de la Judicatura fuera una gente honorable, íntegra que no perteneciera a los mismos grupos de poder económico y político que llevaron a la ruina al país a la decadencia”.

Otra vez, como dicen en el pueblo, “la burra al trigo”.

¿Quiénes son los que se encuentran encorajinados por la transformación?

Los 7 ministros y las 3 ministras fueron ratificados por el Senado en tres diferentes gobierno y aprobados por el Senado en 6 legislaturas. Para ser ratificadas las propuestas presidenciales, los congresistas realizaron toda clase de investigaciones. Supieron de sus vidas personales, profesionales; de sus nexos con juristas o empresarios. Ninguno tiene antecedentes penales y no llegaron al cargo por sus relaciones con los que mueven el dinero en México. Acaso contaban con el respaldo del presidente de la República, algún influyente secretario o del consejero jurídico en turno.

Hoy el que decide todo, TODO, tiene nombre y apellido: Andrés Manuel López O.

AFILANDO LA ESPADA

Desde el momento en que se incluyó de manera subrepticia el artículo 13 transitorio, en el que se propuso la ampliación de mandato, el mundo jurídico, no jurásico, se manifestó con severas críticas.

El presidente supone que los “intelectuales orgánicos” armaron todo el paquete para golpear a su gobierno. Siempre habla de generalidades. Nunca de asuntos concretos, salvo cuando se trata de denostar a la gente que no comulga con sus “ideales”.

Durante las dos últimas semanas el tema ha sido el mismo: la violación flagrante de la Constitución y la imposición del “único honorable” de los 11 ministros (tras), al que le “tengo confianza” y la ratificación de que se trata de una imposición que, sino se conjuga, entonces la Corte tendrá que quedar acéfala porque “serán corruptos al no avalar lo aprobado por el Congreso federal”.

Con este argumento, quienes conforman la Suprema Corte de Justicia de la Nación deberán recordar cuando emitan su sentencia, que están obligados a respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes que de ella emanan.

No hacerlo los hará, ahora sí, corruptos. Habrán entregado la Independencia y autonomía del Poder Judicial de la Federación a un personaje déspota que desde ahora fija el rumbo hacia lo indeseable: la dictadura o la tiranía, para el caso es lo mismo.

En medio de la tormenta, el ministro presidente de la Corte, Arturo Zaldívar publicó un texto -que regularmente lo hace semanalmente- en el diario Milenio en el que en concreto respondió que “Si mi principal preocupación fuera mi imagen pública y mi popularidad entre académicos y comentócratas, hace mucho que hubiera cedido a esos llamados. Nada hubiera sido tan taquillero como salir a denunciar una ruptura del orden constitucional. Pero mi conciencia no estaría tranquila, porque hacerlo iría en contra de mi deber y responsabilidad como juez constitucional y como presidente de la Suprema Corte”.

La ambigüedad o la fácil salida: cular a los académicos y comentócratas.

Ante el agitado mar en el que nadan los 10 ministros (tras), no hay salida y la disyuntiva es: sacar la casta y ser dignos guardianes de la Constitución o ingresar al círculo de los corruptos… ahora sí, al avalar lo que de suyo es inconstitucional.

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