Por Jesús Michel Narváez
La encuestitis en la que vive Morena y que permiten sus estatutos, llevan Evelyn Salgado a colocarse bajo los reflectores reservados para quienes hayan tenido una carrera política, una actividad social destacada -que no tenga que ver con intelectuales orgánicos- en defensa de derechos humanos o bien que en otros partidos cometieran toda clase de trastupijes en materia electoral pero al llegar al paraíso guinda se purifican.
Mario Delgado, siguiendo los pasos de su ideólogo y pastor, decidió mandar al diablo los estatutos, quizá el documento más importante en cualquier partido político y saltarse a la torera el artículo 43 titulado En los Procesos Electorales. El inciso D dice textualmente: Mo s permitir que los dirigentes promuevan sus familiares hasta en cuarto grado en línea directa y hasta el segundo grado por afinidad.
Dirá el que cobra como presidente del partido dirá que Félix Salgado Macedonio no es dirigente. Y, como costumbre morenista, mentirá.
Quizá como precandidato no lo era. Con el fracaso de su postulación, lo designó delegado general con funciones de presidente estatal de Morena. Es, entonces, dirigente.
Y ya lo era cuando se realizó la encuesta que llevó a Evelyn Salgado a la candidatura morenista al gobierno de Guerrero en sustitución de su H. padre.
(La H no es de honorable, de humano o de héroe. Ubíquela donde usted lo considere necesario y que cuadre).Sin ánimo de dar ideas, el Instituto Nacional Electoral deberá obligar al dirigente de Morena a cumplir con los ESTATUTOS so pena de que en cualquier momento haga lo que le venga en gana, aunque en el documento básico haya prohibiciones específicas como es el caso del inciso D del artículo 43.
Por lo visto pesa más la orden presidencial que el respeto a la legalidad.
No me sorprende. Me llama la atención, porque después de recibir tres golpes sólidos en el mentón, el hígado y el cruzado, quienes toman las decisiones en el partido del oficialismo están obligados a ser respetuosos con la legalidad.
Ignoro cómo la Comisión de Elecciones omitió la disposición estatutaria. Me imagino, pero no lo tengo confirmado. Por eso no revelo de dónde provino la instrucción de mostrar incapacidad de comprensión y de lectura.
Lo importante es demostrar que en Morena no tienen pensando actuar dentro del marco jurídico que regula los procesos electorales, tanto en el interior del partido como en el exterior.
Ya lo vimos. La sanción del INE irritó hasta al presidente. La sentencia del TEPJF produjo berrinche doble. La reacción no por esperada dejó de ser en sumo agresiva. La descalificación de los órganos electorales hasta anunciar que los desaparecerá y enviará a la Suprema Corte de Justicia de la Nación la responsabilidad, tiene más pinta de tiranía que de democracia.
Que nadie me diga que fue una cadena de expresiones no pensadas. El presidente habla más rápido de lo que piensa, sin duda, pero todo lo tiene meditado para lanzar las bolas de humo que oculten el fracaso de sus dos años y cinco meses. En todos los ámbitos.
Le toca al INE revisar la electividad de Evelyn Salgado. Ni más, ni menos. Porque en el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Guerrero seguro le dan el visto bueno.
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